Bernardo Kliksberg
Asesor de diversos organismos internacionales*
Uno de los mayores desafíos de la economía pospandemia será mejorar la inclusión. Son tales los niveles de exclusión de sectores masivos de la población mundial que, por ejemplo, hay 72 países en el mundo donde las mujeres están formalmente excluidas en lo financiero. Les está prohibido tener una cuenta bancaria o recibir un crédito. En un área escasamente abordada, un reciente trabajo del New York Times muestra cómo la mitad de los hogares de Estados Unidos han invertido en acciones de empresas. Pero están totalmente excluidos de la toma de decisiones.
El estudio Una democracia de accionistas es posible muestra algunos casos que han empezado a ser analizados y recomienda una serie de medidas legales, democratizantes.
Algunos desarrollos recientes pro inclusión
La mayor empresa petrolera del planeta ExxonMobil ha sido continuamente cuestionada por los costos ambientales de sus actividades centradas en la producción de energías contaminantes, que envían toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Urge cambiar sus políticas de fondo y amplios sectores de opinión le han exigido que se transforme en una empresa de energía muy enfocada a generar energías limpias. Pese a los discursos y las promesas, los críticos dicen que no ha cambiado como tampoco otros gigantes petroleros.
En ese sentido, un grupo de accionistas menores, que solo tenía el 1% de las acciones, decidió actuar al respecto. Crearon el pequeño fondo Engine No 1 y buscaron alianzas para la Asamblea que debía renovar el Consejo de Dirección. Era un trámite formal porque siempre ganaban los candidatos propuestos por la dirección de la compañía. Pero esta vez no fue así. Engine No 1 logró el apoyo de importantes Fondos de inversión para proponer que el 25% de los nuevos directores fueran respetados ecologistas que presionaran por cambios proecolgicos. Los apoyaron Fondos como el de los pensionados públicos de New York , el influyente CalPERS de California que es similar al anterior, el de los maestros de California y el Fondo BlackRock, el mayor del planeta, cuyo presidente Lawrence Fink está priorizando la sostenibilidad.
“La pandemia nos ha llevado a confrontar aun con más fuerza la amenaza global del cambio climático”, declaró anteriormente Fink. De esta manera lograron colocar a tres directores ambientalistas en el Consejo.
También hay otro caso como el de la gran empresa petrolera Chevron, donde los accionistas activistas lograron hacer aprobar una reducción sustancial de las emisiones contaminantes de petróleo para autos.
Junto con la rebelión de los accionistas hay nuevas iniciativas como, entre otras, “la coalición por un capitalismo inclusivo”. Fue creada por la empresaria multimillonaria Lynn Forrester que, con el apoyo de diversos fondos y en conexión con el Papa Francisco y sus enseñanzas sobre la necesidad de superar la economía de exclusión, se propone impulsar diversos proyectos inclusivos. Destaca que son inaceptables los picos de desigualdad y exclusión actuales. En Estados Unidos en el 2019, las remuneraciones de los altos gerentes fueron de 21,3 millones de dólares anuales. El salario mínimo en cambio sigue fijado en 7, 25 dólares la hora, lo que significa que millones de personas solo ganan 22 mil dólares anuales.
El presidente Joe Biden, en una medida inclusiva, ordenó que el sueldo mínimo en todo el ámbito público fuera de 15 dólares la hora, y propuso que todo el sector privado aplicara similar criterio.
Forrester Research advierte que es necesario hacer cambios inclusivos rápidos como pide el Papa Francisco: “Las lecciones de la crisis financiera global no han sido asimiladas, y aprendemos muy despacio las lecciones del deterioro ambiental”.
*Referente internacional en Responsabilidad Social Empresarial. Premio Corresponsables (España) 2020. New York Award 2018.