Por: Jorge Melo Vega
Presidente de Responde
Estamos imbuidos en un mundo digital y ya no es un tema de técnicos o expertos, lo experimentamos diariamente, desde el uso del celular como acto reflejo al levantarnos, la TV digital, la operación bancaria, la revisión de la prensa y otras actividades personales y laborales en la PC, y una larga lista de procesos que sin darnos cuenta, están digitalizados. Todo ello construye información, como la que tiene la RENIEC con nuestros datos personales, que de paso también la tienen las compañías que nos brindan servicios como los bancos, telecomunicaciones, energía, tiendas por departamento, el supermercado y la farmacia. Cada vez que se menciona o registra nuestro DNI o cualquier otro documento que haya sido generado con él, se registra información individualizada.
Esos registros de información encierran contenidos, detrás de ellos están los canales de TV que visitaste, las operaciones del banco y lo que pagaron, las páginas de información que visitaste, incluido el Facebook y la información que la contiene, lo que compraste, la regularidad y marca de los productos que adquieres y otra vez, mucha, mucha data sobre el ciudadano-consumidor que las empresas adquieren para prepararse y ofertar lo mejor y así competir con mayor criterio, adelantándose a la decisión de las personas.
Los organismos públicos también tienen mucha información estadística e individualizada, repartida en las diferentes instituciones en la que muchas veces sólo se cuenta con el registro, pero que no sirve, no se utiliza para generar valor a la sociedad. Esa escasa explotación de la información es la que obliga al Estado a salir en busca de datos con los que cuenta, pero no sabe dónde. El censo es un ejemplo de ello, donde muchas preguntas encontrarían respuestas adecuadas en el propio Estado.
El Big Data permite hacer todo ese trabajo, recopilar y ordenar, pero a diferencia de las antiguas bases de datos, se cuenta con Inteligencia Artificial lográndose construir información valiosa que sirve para la mejor toma de decisiones. Resultará extraño, pero estamos hablando de tener sólo un Estado. Los datos de la RENIEC, SUNARP, municipalidades, INEI, comisarías, etc. al servicio del ciudadano y no al revés. La explotación de esa información es lo que se denomina analítica social.
En salud se vienen desarrollando grandes cambios debido al uso de la el Big Data y en el tratamiento del cáncer ya se utiliza la mayor cantidad de información global que cubre la casuística, con mejor información que la que pueden manejar los mejores médicos del mundo, empleando Inteligencia Artificial. Esta plataforma está revolucionando el urbanismo y tránsito de muchas ciudades del mundo, ya que cuentan con la información de experiencias con el menor detalle y al minuto, existiendo para los comercios una correlación entre el tráfico y las transacciones.
“Big Data for social good” es una propuesta innovadora que está permitiendo a los Estados modernos impulsar importantes transformaciones, ya que los gobiernos se concentran en sumar la información más valiosa para alimentar la plataforma, con la que los seres humanos ya no podemos competir en el análisis. Así los gobiernos pueden ver por donde enfocar la lucha contra la pobreza, ajustar los programas sociales y subsidios para que no hayan filtraciones, identificar en dónde se concentran los problemas de anemia y desnutrición, a aquellos que están saliendo de la pobreza extrema y ya no requieren de ayuda y una larga lista de soluciones, que con información valiosa, se pueden resolver y a menor costo. Imaginemos que sólo corrigiendo las filtraciones al Seguro Integral de Salud – SIS, el Estado contaría con cientos de millones de soles adicionales enfocándose en los más pobres.