
Las empresas históricamente han visto los derechos humanos (DH) como responsabilidad exclusiva de los Estados, especialmente en contextos de conflictividad. Sin embargo, las compañías más maduras y con mayor trayectoria están adoptando estos avances normativos como ventajas competitivas. Han integrado los derechos humanos en sus discursos, reportes de sostenibilidad y han transformado sus prácticas de gobernanza y gestión.
Estas empresas no solo incorporan los DH en sus sistemas de gestión, sino que van más allá de los estándares establecidos por los Principios Rectores de Empresas y Derechos Humanos, implementando procesos rigurosos de debida diligencia, utilizando estos procesos para prevenir y mitigar riesgos en diversas áreas de la compañía.
Asimismo, aunque la diversidad e inclusión ya están presentes en las agendas corporativas y algunas empresas obtienen certificaciones globales por su compromiso, para otras estas prácticas son simplemente una métrica más. En este artículo, aprovecharemos el mes del orgullo LGTBIQ+ para explorar cómo la diversidad e inclusión corporativa se entrelaza con los derechos humanos. También discutiremos las implicaciones de no abordar adecuadamente estos temas y qué pueden hacer las empresas para fortalecer estas prácticas corporativas.
Ahora bien, la diversidad está estrechamente relacionada con la representación y es un aspecto fundamental de la identidad individual. Reconocer las diferencias entre los empleados, incluidas sus diversas creencias e ideas, que pueden aportar diferentes perspectivas al lugar de trabajo. Por otro lado, la inclusión implica ser valorado e integrado en la compañía por quién eres, tus contribuciones, tu presencia y tus perspectivas. Como dice el cliché, pero muy real: “La diversidad es que te inviten a la fiesta; la inclusión es que te pidan bailar”.
«La diversidad está estrechamente relacionada con la representación y es un aspecto fundamental de la identidad individual».
En muchas situaciones, observamos diversidad sin inclusión, lo que subraya la importancia de ser “invitado a bailar”. Por ejemplo, una empresa puede contratar personas de diferentes orígenes étnicos y culturales para su equipo de desarrollo; sin embargo, las decisiones estratégicas son tomadas exclusivamente por un grupo homogéneo de líderes de alto nivel que no consideran las diversas perspectivas del equipo. Esto muestra que la diversidad y la inclusión no son términos intercambiables; asegurar la diversidad no garantiza automáticamente la inclusión, una percepción que lamentablemente refleja la realidad. Vamos a pensar entonces: ¿qué es aquello que hacen las empresas como diversas e incluyentes, pero que no es diversidad y mucho menos inclusión? Veamos.
En el marco del mes del orgullo LGTBIQ+, muchas empresas adoptan símbolos de diversidad sexual, pero carecen de políticas internas claras contra la discriminación o para promover igualdad de oportunidades y derechos laborales inclusivos.
Empresas como Meta destacan la importancia de la diversidad e inclusión, encontrando beneficios significativos como mayor innovación y acceso a talento variado, especialmente de la generación Z, que valora trabajar en organizaciones comprometidas con la diversidad.
Mantener altos estándares en diversidad e inclusión no solo fomenta una cultura interna inclusiva, sino que también mejora la satisfacción del cliente al alinearse mejor con sus necesidades. Para asegurar una verdadera inclusión, es crucial que las políticas sean reconocidas y gestionadas por la empresa, desde la alta dirección hasta todos los niveles organizativos. Esto incluye sensibilización sobre sesgos inconscientes, violencia de género, lenguaje inclusivo y creación de espacios seguros.Además, es importante implementar procesos de selección equitativos y encuestas de clima organizacional para identificar y abordar situaciones discriminatorias, cerrando brechas históricas y estructurales dentro de la empresa.
Estas acciones no solo promueven una cultura organizacional más cohesionada y fuerte, sino que también respetan los derechos humanos de los colaboradores, apoyando su desarrollo personal y profesional sin barreras. Contribuyen a construir empresas sostenibles y sociedades más equitativas y respetuosas de los derechos humanos.