Por Alfredo Estrada - Director de ATC-Impactahub

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Las tecnologías emergentes han sido base de los cambios globales más vertiginosos de los últimos cincuenta años, casos como el internet y los teléfonos móviles inteligentes, no solo transformaron mercados, sino que marcaron inflexiones históricas en el modo de vivir, de esa misma forma la inteligencia artificial hoy se está convirtiendo, más allá de ser una innovación tecnológica, en una infraestructura cultural que irá redefiniendo las reglas del juego social, económico y político.

En este contexto, el Informe sobre el Índice de Inteligencia Artificial 2025 de la Universidad de Stanford, establece que el gasto mundial en IA alcanzó 166 000 millones de dólares en 2023 y se proyecta que supere los 300 000 millones de dólares para 2026, revelándose así un claro proceso de transición con un potencial estratégico determinante para todas las regiones, incluida la latinoamericana, en la que según IBM (2024), el 67 % de las empresas ha acelerado su implementación en IA, pero a su vez consideran a la gestión ética de esta una de las principales barreras de transición, siendo necesario trazar un camino conducido por una gobernanza eficiente, multisectorial y con foco en el desarrollo colectivo.

«Las tecnologías emergentes han sido base de los cambios globales más vertiginosos de los últimos cincuenta años».

En ese sentido, el informe AI for Good Use Cases Landscape 2025, de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, establece que los cuatro sectores más relevantes usados a nivel global para iniciativas de desarrollo con IA son salud, sostenibilidad, educación y gestión de crisis, ámbitos de acción que indudablemente son tópicos de la agenda de gobernanza presente y futura. El mismo reporte determina que, del total global de estas iniciativas, solo el 2 % provienen de América Latina, frente al 36 % de Europa y 31 % de Asia. Visto así, podemos decir que en nuestra región se está corriendo el riesgo de una transición declarativa, limitada a una adopción superficial de la IA sin desarrollo inclusivo y estructural. Es aquí donde se resalta la importancia de la gobernanza ética tanto conceptual como empírica, que debe de contar con un marco de equidad, justicia algorítmica y soberanía digital.

La gobernanza ética de la IA es definida en The Carnegie Council for Ethics in International Affairs, como el conjunto de marcos, políticas y mecanismos que tienen como propósito asegurar el desarrollo responsable, transparente y justo de esta tecnología de frontera, buscando que esté alineada con el bien común y los principios de sostenibilidad que rigen en diversos contextos. Su construcción implica escalar sinergias multiactor con base en tres dimensiones: la implementación de marcos regulatorios, el desarrollo de capacidades técnicas y la adopción de criterios de accountability, acelerando así el necesario impulso que se necesita al respecto, tal como lo sostiene el Informe Regional Latinoamericano de Inteligencia Artificial y Gobernanza Ética en América (ILIA,2024).

Este señala que de todos los países LATAM, seis han publicado lineamientos o estrategias nacionales de inteligencia artificial con componentes éticos explícitos, como dato adicional, solo el 22 % las políticas públicas que componen estas estrategias incorporan mecanismos de accountability y/o principios de justicia algorítmica.

En lo que respecta al Perú, su avance en el tema se inicia en el 2023 con la Ley 31814 que establece principios de transparencia y supervisión sobre la IA, continuando con el impulso de normativas técnicas con base en la auditoría y la explicabilidad. Hoy por hoy, lo pendiente radica en establecer mecanismos efectivos de implementación, supervisión y cumplimiento real en aras de un sistema nacional de IA responsable. Así las cosas, se puede afirmar que el propósito de un ecosistema de IA en nuestra sociedad trasciende aspectos técnicos, requiere normas claras, supervisión activa, formación especializada y pilotos con evaluación constante, que puedan conducir una sociedad tan digital como justa y preparada para decidir sobre su propio futuro.







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