Por Mirtha Rodríguez - Directora de HSSEQ y Sostenibilidad de KomatsuMitsui Maquinarias Perú

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El 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, nos invita a reflexionar sobre las raíces de la desigualdad y cómo erradicar un problema que afecta a millones de mujeres en el mundo. Más allá de las leyes y políticas públicas, existe un aspecto fundamental en esta lucha: la independencia económica de las mujeres. Este factor no solo brinda autonomía, sino también la capacidad de tomar decisiones que pueden cambiar vidas y romper los ciclos de violencia.

Cuando una mujer tiene control sobre sus recursos financieros, se abren puertas hacia un futuro con más oportunidades y menos riesgos. La independencia económica no solo significa tener ingresos, sino también acceso a capacitación, apoyo en el entorno laboral y opciones de desarrollo personal y profesional. En este contexto, las empresas desempeñan un papel crucial, ya que son agentes activos en la construcción de un entorno inclusivo y seguro.

“Romper las barreras de género también requiere un cambio cultural dentro de las organizaciones”.

En Komatsu-Mitsui, hemos asumido este reto con determinación. A través de iniciativas como Women’s Empowerment Network (WEN), buscamos fortalecer el rol de las mujeres en sectores tradicionalmente liderados por hombres, como la maquinaria pesada. Este programa promueve proyectos que no solo fomentan la participación femenina, sino que también garantizan que ellas puedan desarrollarse en un ambiente laboral equitativo y con posibilidades de ascenso.

Sin embargo, el impacto de la independencia económica va más allá del ámbito laboral. Cuando una mujer cuenta con las herramientas para ser autosuficiente, se convierte en un modelo a seguir para su comunidad y su familia. Esto genera un efecto x que transforma la percepción cultural sobre el papel de las mujeres en la sociedad.

En sectores como el nuestro, históricamente percibidos como inaccesibles para ellas, hemos visto cómo la integración de mujeres no solo diversifica los equipos, sino que enriquece las operaciones. Las historias de éxito que surgen de estos espacios nos recuerdan que el talento no tiene género, pero sí requiere de apoyo y oportunidades para florecer.

Además de los programas internos, es fundamental que las empresas se sumen al diálogo sobre la equidad de género, creando conciencia sobre el impacto de la violencia económica, una forma de control que muchas veces perpetúa las relaciones abusivas. Ofrecer capacitaciones, acceso a mentorías y estructuras salariales equitativas son pasos esenciales en esta transformación.

Romper las barreras de género también requiere un cambio cultural dentro de las organizaciones. Fomentar una cultura laboral respetuosa y libre de discriminación no solo beneficia a las mujeres, sino que también mejora la productividad y el clima laboral, inspirando a las nuevas generaciones a abrazar valores de igualdad y respeto.

La lucha contra la violencia de género es compleja y multifacética, pero dotar a las mujeres de independencia económica es un avance tangible y poderoso. Desde nuestra experiencia en Komatsu-Mitsui, sabemos que cada paso hacia la equidad, por pequeño que parezca, tiene un impacto profundo en la construcción de una sociedad más justa y libre de violencia.

Promover la participación femenina, derribar estereotipos y garantizar la igualdad de oportunidades no son solo compromisos corporativos; son, más que nunca, necesidades para transformar realidades y construir un futuro en el que todas las mujeres puedan vivir sin temor y con esperanza.







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