Por Fabiola Thorne - Gerente de Supply Chain en TASA

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En la actualidad, hablar de sostenibilidad en los negocios implica mirar más allá de las propias operaciones y comprender que las cadenas de suministro son un eje decisivo para alcanzar objetivos responsables y de largo plazo. En el caso del sector pesquero, donde más de 3500 micro y pequeñas empresas (MYPE) forman parte de la red de servicios que sostienen la actividad, promover un modelo de compras sostenibles no es solo una opción, sino una obligación estratégica.

Las MYPE son el corazón de la cadena de valor pesquera. Aportan servicios tan diversos como logística, mantenimiento o limpieza industrial, generando miles de empleos y dinamizando economías locales. Sin embargo, su desarrollo enfrenta desafíos vinculados a la formalización, acceso a financiamiento y adopción de buenas prácticas de gestión. En este contexto, una política de compras sostenibles, basada en la homologación y el acompañamiento, permite generar un impacto positivo tanto para las empresas proveedoras como para el sector en su conjunto.

La homologación de proveedores cumple un rol esencial en este proceso. No se trata únicamente de verificar requisitos técnicos o de seguridad, sino de abrir la puerta a un modelo colaborativo en el que los estándares de calidad, responsabilidad ambiental y gestión empresarial sean compartidos por todos los actores. En TASA creemos que homologar no significa obligar ni imponer, sino capacitar, transferir conocimiento y reconocer a aquellos que apuestan por la mejora continua.

Desde 2019 impulsamos el programa “Crecemos Juntos”, que ha evolucionado hacia un ecosistema integral de capacitación, acompañamiento y beneficios para proveedores. En 2024 dimos un paso decisivo al integrar evaluaciones de desempeño, encuestas de percepción, talleres técnicos, capacitaciones financieras y logísticas, además de un plan de beneficios que premia a quienes destacan por su desempeño. Este modelo simplifica la homologación y, al mismo tiempo, genera incentivos reales para la transición hacia prácticas sostenibles.

«El futuro de las compras sostenibles dependerá de nuestra capacidad para integrar a más proveedores en este camino, con reglas claras, herramientas accesibles y un compromiso conjunto».

La sostenibilidad, en este sentido, no se limita a los compromisos ambientales. También implica asegurar que las MYPE tengan acceso a herramientas que fortalezcan su competitividad. Un ejemplo concreto es la alianza con entidades financieras, que ha permitido a los proveedores acceder a créditos con tasas preferenciales, educación financiera y acompañamiento especializado. Con ello se impulsa la formalización, el crecimiento empresarial y la consolidación de un tejido productivo más resiliente.

Adicionalmente, la digitalización cumple un rol cada vez más relevante. La innovación utilizada para centralizar procesos administrativos y mejorar la comunicación, lo que tiene como desenlace una gestión más eficiente y transparente. Estos avances son fundamentales para construir una relación de confianza mutua que se traduzca en mejores resultados para todos los actores de la cadena.

El futuro de las compras sostenibles dependerá de nuestra capacidad para integrar a más proveedores en este camino, con reglas claras, herramientas accesibles y un compromiso conjunto. En un país donde el 99.7 % de las empresas son MYPE, apostar por ellas significa apostar por la sostenibilidad del propio sector y del desarrollo nacional.

El reto no es menor, requiere visión, constancia y trabajo coordinado. Pero también sabemos que cuando nuestros proveedores crecen de manera sostenible, toda la cadena de valor se fortalece. Esa es la ruta que estamos decididos a seguir, es una manera de contribuir a vivir coherentemente nuestro propósito de garantizar la nutrición del mañana.







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