Por HANS ROTHGIESSER - Miembro del Consejo Consultivo Stakeholders

Lectura de:

La película Truman Show muestra a Jim Carrey interpretando a Truman Burbank, un mediocre ejecutivo de seguros que vive en el idílico pueblo costero de Seahaven, que descubre de a pocos que su vida es en realidad un programa de televisión en el que él es la estrella. Todo lo que sucede en su vida, incluyendo el clima o las enfermedades que le dan a las personas alrededor de él, están planeadas para que cuadren con un plan de producción, de tal manera que puedan ser televisadas en vivo. Todos en Seahaven son actores, excepto por el mismo Truman, en quien están todas las cámaras puestas sin que él lo sepa.

Originalmente la historia iba a transcurrir en Nueva York y sería más oscura y deprimente. Cuando se confirmó al director Peter Weir, este sugirió que la trama tenía que ser más alegre para hacer creíble que se trataba de un programa de televisión que la gente estaría viendo 24 horas al día, todos los días de su vida. La película ya no sería filmada en Nueva York, sino en algún pueblo adorable. Eso dejó a Weir y su equipo con el problema de buscar un centro urbano tierno para usar de escenario para la trama. Fue la esposa del director la que le comentó de Seaside en Florida, una comunidad planificada al detalle en la vida real. La comunidad verdadera de Seaside es un caso único. Tiene una población de poco más de doce mil habitantes y fue diseñada desde el comienzo siguiendo los principios del nuevo urbanismo. Fue comenzada a ser construida en 1981, pero la idea venía desde 1946, cuando el abuelo del real fundador de la comunidad, Robert S. Davis, compró 32 hectáreas de tierra como un retiro de verano para su familia. En 1978 Davis heredó la propiedad y planeó convertirla en un pueblo playero estilo antiguo. Él, su esposa y dos arquitectos viajaron por el sur estudiando distintos centros urbanos para realizar el planeamiento de Seaside. El plan final estuvo listo en 1985.

«La verdad es que la solución a nuestros problemas de planeamiento urbano es compleja y requiere soluciones técnicas y modernas».

Un primer detalle importante es que Seaside es propiedad privada, por lo que las autoridades públicas han podido meterse poco en su planificación y en los criterios que se aplicaron. La zona comercial está en el medio y las calles y vías parten de ahí en una forma radial. Hay distintos tipos de residencias y de uso de espacios, para lo cual se usaron distintos estilos arquitectónicos. Varias de las construcciones en Seaside fueron diseñadas por arquitectos célebres.

Hoy en día Seaside sigue adelante. Cuenta con la organización Escape to Create, la cual brinda a los miembros de la comunidad la oportunidad de conocer artistas y académicos. Cuenta con un mercado ecológico todos los sábados, el cual brinda a los vecinos comida fresca de los campesinos de la zona. Tiene un teatro, un instituto educativo, un colegio. Es un centro urbano bastante activo.

Puede sonar genial hoy en día, pero estoy seguro de que todos los centros urbanos emblemáticos modernos tenían la misma promesa en su momento. Qué fácil es plantear el pueblo perfecto si tienes los recursos para comprar los terrenos necesarios, las hojas en blanco para diseñarlo de cero y la capacidad para evitar la congestión demográfica. Pongan a esos genios a cargo del tráfico de Lima o del planeamiento urbano de cualquier ciudad peruana y muy probablemente terminarían estresados y frustrados.

La verdad es que la solución a nuestros problemas de planeamiento urbano es compleja y requiere soluciones técnicas y modernas. Lo que complica más la escena es que estamos operando en un espacio que ya se ha estado construyendo desordenadamente por décadas. Poner orden aquí va a ser mucho más trabajoso que llegar a una playa y planear el balneario perfecto, con recursos ilimitados.







Continúa con tu red social preferida

Al continuar serás un suscriptor gratuito

O continúa tu correo.

Escriba su correo electrónico con el que se suscribió para acceder

Suscríbete

Ya me suscribí.