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La ciencia y necesaria resiliencia detrás del arte de las relaciones comunitarias.

Por Eleonora León y León – Directora ejecutiva en Asociación Unacem

Innovar en la gestión social empresarial nos desafía a diseñar e implementar intervenciones medibles que impacten positivamente en las relaciones con las poblaciones vecinas a las operaciones. Cada vez se hace más clara la necesidad de pasar de la intuición al método. Una estrategia social debe capitalizar las lecciones aprendidas de los últimos 20 años del sector extractivo, activando una potente resiliencia organizacional enfocada en desarrollar un autoconocimiento de los impactos sociales del negocio que permitan generar empatía y creatividad para co-construir mejoras en las relaciones sociales y con autoridades.

Los cambios y las mejoras organizacionales, que se vienen impulsando en muchas empresas, siguen una tendencia actual que considero visionaria, contar con un propósito que inspire y enfoque a todos en la empresa a unir esfuerzos para lograrlo y asegurar el éxito, diseñando KPIs trasversales que involucren la evaluación de desempeño y la asignación de bonos. Promover el capitalismo consciente es clave para las empresas y es exponencial cuando se aterriza en acciones claras para cada líder de área de la empresa.

Contribuir en resolver problemas sociales es un gran reto, pero es conveniente para crecer como empresa en nuestro peculiar contexto político social. Si queremos un Perú distinto, en donde podamos aprovechar los recursos que tenemos de manera responsable y conservarlos para las futuras generaciones, podemos empezar por poner en luz el importante impacto positivo que puede generar una empresa formal en toda su cadena de valor y en el entorno de sus operaciones e invertir en ello. La estrategia indispensable es analizar paso a paso el flujo operativo, alertando los potenciales riesgos para girarlos en oportunidades que logren transformar positivamente la relación con las poblaciones.

Resulta útil seguir las pautas para hacer la debida diligencia en DDHH que promueve la OCDE a través de sus manuales y publicaciones. Siguiendo a Carl Jung, hacer consciente lo inconsciente te da más control sobre tu destino. El destino que toda inversión quieren es lograr la tan ansiada predictibilidad social de la inversión.

LA OCDE nos plantea que las áreas internas de la empresa cuenten con una metodología para correr escenarios, donde se proponen y costean las posibles estrategias de respuesta en cada caso. Una de las técnicas de meditación más antiguas de la India, el Vipassana, te entrena en ver las cosas tal cual son, en no pelear con la realidad, si no por el contrario aceptarla y actuar en ella desde la empatía.

Por ejemplo, uno de los principales riesgos operativos sociales materializados en crisis muy violentas, es la pretensión de renegociación de accesos o adquisición de tierras para las operaciones sobre acuerdos ya cerrados. En estos casos, siguiendo la metodología de análisis de riesgos sociales, podemos identificar tres causas sobre las cuales se recomienda plantear planes de mejora y mecanismos de control. Una primera causa es que, para la normativa vigente, estos acuerdos de acceso a tierras son bilaterales y privados y por tanto no reportables, pero sin embargo, las lecciones aprendidas nos evidencian que cuando se reclama sobre estos acuerdos privados, el escalamiento de la crisis involucra ya una esfera que involucra más actores, cada uno con su propia idea al respecto. En este caso, contar con sustentos de impecable cumplimiento ético y transparencia evidenciada en los ofrecimientos realizados, incluso verificados por terceras partes, durante los procesos de negociación por accesos, por ejemplo, le dará más blindaje al argumento y por lo tanto sostenibilidad al acuerdo.

Una segunda causa es que, al no existir mecanismos de inclusión financiera adecuados para contrapartes que en su mayoría pasan de sostener culturalmente economías de trueque a tener importantes cantidades de dinero corriente hace evidente que los criterios de inversión de estos fondos corren un alto riesgo de diluirse. Involucrarte en lograr que estas contrapartes tengan claridad sobre lo que implica poner un negocio, información sobre alternativas de inversión sostenible y poner en valor la importancia de construir un claro plan de vida, como el que sugieren las directrices operacionales que propone el Banco Mundial, para que estos fondos tengan una ruta clara de gasto que vaya en línea con una mejora tangible al concretar los sueños de las familias beneficiarias.

Y desde una tercera causa del riesgo tenemos la debilidad de la Banca en general para incluir estos capitales en el sistema, ante este caso surgen algunas iniciativas interesantes pasando por educación financiera en cómo cuidar tu dinero y acercarte alternativas de inversión con un alto componente comunicacional de transparencia y asesoría. Es evidente que ante tanta recurrencia en casos y ante tantas paralizaciones relacionadas, surge una frase famosa de Einstein que nos invita a reflexionar sobre esto: “si sigues haciendo lo mismo no esperes resultados diferentes”. Es remarcable que la Banca está incorporando ya estas evaluaciones obligatorias en los proyectos que financian y otorgando mejores calificaciones crediticias a quienes cuentan con estos estándares incorporados.

Explotar la maravillosa diversidad de recursos en nuestro país en armonía es nuestro gran reto. Hemos llegado a ser rankeados en el 2010 como una de las 10 economías con mayor crecimiento en el planeta, dejando claro nuestro potencial. Sin embargo, no pudimos sostenerlo en el tiempo porque no logramos ponernos de acuerdo entre los distintos sectores: público, privado y sociedad civil. Nos ganó la conflictividad social, todos estamos perdiendo mucho al tener un importante número de proyectos de gran inversión parados, develando una terrible recesión financiera desde donde muchos aun sólo sostienen una gran frustración, de la que es imprescindible liberarse para despertar la creatividad.

No debemos considerar como alternativa perder la fe, porque, a pesar de sus muchas carencias, nuestro sistema social es más fuerte y resiliente de los que pensamos y tenemos muchos años más para aprovechar cada vez mejor los recursos de nuestro País. Hay que reconocer que no hemos elegido a los mejores gobernantes. Muchos están presos y otros con problemas con la justicia, y hoy son claras las consecuencias de sus malas gestiones en el gasto público. Resulta inspirador ver iniciativas del sector empresarial que ponen el foco en construir conciencia cívica y cultura política en las personas en general como toda una tendencia. Es evidente que favorece a la industria operar en un contexto social que se desarrolle a la par del proyecto minero energético. Es de vanguardistas promover iniciativas como invertir en procesos comunicacionales locales para la adecuada fiscalización del gasto público, que brinden data y referencias para impulsar la toma de mejores decisiones desde la exigencia que debe tener un ciudadano al pedir rendición de cuentas a sus autoridades y participar en la priorización de obras a través de los planes de desarrollo concertados y presupuestos participativos.

Así mismo, contamos con experiencias empresariales positivas que inspiran y que fueron reconocidas por su Conducta Empresarial Responsable durante el tiempo que tuve a mi cargo la Oficina de Gestión Social del MINEM, programa que implementamos en alianza con la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía- SNMPE. Vimos cuatro aspectos claves y necesarios desde donde las empresas compartieron sus mejores prácticas para contar con una adecuada gestión social. Estuvimos de acuerdo en que contar con una debida diligencia en DDHH, un buen sistema de quejas y reclamos, un sólido sistema de monitoreo ambiental de las operaciones y priorizar los ODS enfocando los aportes de manera estratégica logran construir un enfoque de valor compartido que se siente legítimo.

En todos los escenarios es clave promover la prevención antes que gestionar la crisis. Las experiencias que logramos con los comités minero-energéticos, como espacios regionales de prevención y concertación de políticas públicas, me llevan a pensar firmemente que somos un país dialogante y que es capaz de ponerse de acuerdo para implementar experiencias de valor compartido, consolidando a la empresa como un actor más que promueve el desarrollo local.

Para diseñar soluciones sociales es indispensable tener una buena lectura de los problemas sociales, de las dinámicas rentistas e ilegales con las que coexistimos y que todos alimentamos de una forma u otra y ser también realistas en entender que la debilidad del Estado en asumir su rol de intermediación se va a mantener hasta que logremos fortalecer nuestro gobierno como ciudadanos. Es necesario revertir esta situación ya que esta debilidad sólo ha contribuido en generar impunidad, renunciando el Estado paulatinamente a garantizar el orden público, retrayendo lógicamente el apetito de inversionistas al haberse legitimando la violencia como principal mecanismo para obtener beneficios para las comunidades.

Es momento de reflexionar internamente para consolidar una estrategia ágil e innovadora, para pararnos frente al directorio y proponer una experiencia distinta en la gestión social, debemos innovar con la ciencia que tenemos a disposición. Es recomendable manejar una estrategia paralela, desde donde, por un lado, trabajamos el control de daños sobre lo que nos viene pasando y otro lado, donde construyamos el país que todos queremos. Vamos con fe.







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