Por Ronny Fischer - Director del Centro de Sostenibilidad de la Universidad de Lima

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El 2025 marca un punto de inflexión para la sostenibilidad en los negocios. Esta ya no es una práctica opcional o filantrópica, se ha convertido en un pilar estratégico clave en un mundo cada vez más dinámico y regulado. La presión normativa y la demanda de transparencia de los grupos de interés, junto con el reconocimiento de las oportunidades que ofrecen las prácticas responsables, están reconfigurando el panorama empresarial global.

En el Informe de Sostenibilidad Corporativa Global 2024 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se destaca que la integración de la sustentabilidad en las estrategias corporativas ya no es una elección, sino una exigencia del mercado. También, se enfatiza el papel creciente de los inversionistas y la responsabilidad de los comités directivos en supervisar riesgos y oportunidades asociados al desarrollo sostenible.

En América Latina, el Índice de Sostenibilidad Empresarial 2025 de la EGADE Business School muestra avances en países como México, con la emisión de bonos sostenibles y la adopción de criterios ESG. No obstante, persisten los desafíos en la regulación y estandarización de métricas. En el informe, se insiste en que las empresas deben ver la sostenibilidad no como un gasto, sino como una fuente de innovación y una vía para construir negocios rentables y con visión de futuro.

«La presión normativa y la demanda de transparencia de los grupos de interés están reconfigurando el panorama empresarial global».

Según el Pacto Global, cinco tendencias marcarán el rumbo de la sostenibilidad empresarial en 2025:

  • Mayor regulación contra el greenwashing, con exigencias de verificación para toda afirmación de sostenibilidad.
  • Cadena de suministro más responsable, enfocada en los riesgos ambientales y de derechos humanos en cada etapa de producción.
  • Uso creciente de la inteligencia artificial (IA) como aliada en la optimización de procesos y soluciones ambientales innovadoras.
  • Revolución verde en el mercado laboral, que exigirá más profesionales con habilidades ambientales y formación especializada en sostenibilidad.
  • Aumento en la inversión sustentable, con mayor exigencia de transparencia en los impactos sociales, ambientales y de gobernanza (ESG).

Por eso, las universidades tienen un rol clave en formar líderes preparados para enfrentar los retos del desarrollo sostenible. Es esencial incluir la sostenibilidad en los planes de estudio para promover la reflexión crítica, la comprensión de la Agenda 2030 y el trabajo práctico con expertos y casos reales.

En resumen, el 2025 será un año determinante para el futuro de la sostenibilidad empresarial. Las compañías que integren este enfoque en su estrategia y operen con transparencia estarán mejor posicionadas para adaptarse, crecer y generar valor en un mundo cada vez más consciente del impacto social y ambiental de los negocios.







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