Por Armando Casis - Director de Sostenibilidad de ESAN

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La economía circular fue presentada por primera vez en 1994 por Gunter Pauli y se consolidó como una propuesta clave en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible (Río+20) en 2012. El informe se tituló La Economía Azul: 10 años, 100 innovaciones, 100 millones de empleos.

Nuestra economía tradicional sigue un modelo lineal: extracción de recursos de la Tierra, los usamos y finalmente los desechamos como residuos. En cambio, la economía circular cierra este ciclo, promoviendo una relación más sostenible entre la producción y el consumo, basada en la reutilización, el reciclaje y la recuperación de materiales, lo que disminuye la presión ambiental.

Perú forma parte de la Alianza Global sobre Economía Circular y Eficiencia de Recursos (GACERE), una iniciativa global que promueve una transición justa hacia la economía circular y una gestión más responsable de los recursos naturales. El Ministerio del Ambiente está liderando este proceso en el país con la Hoja de Ruta Nacional de Economía Circular (HRNEC).

En 2020, se dio un paso importante con la implementación de la Hoja de Ruta hacia una Economía Circular en el sector industrial, donde las micro y pequeñas empresas juegan un papel clave al emplear aproximadamente al 15 % de la población económicamente activa. Sin embargo, este sector también es responsable de una parte considerable de la contaminación urbana, debido al uso de tecnologías obsoletas, lo que resulta en un consumo ineficiente de agua y energía.

«En 2020, se dio un paso importante con la implementación de la Hoja de Ruta hacia una Economía Circular en el sector industrial».

Incorporar la economía circular en las empresas es esencial, ya que fomenta un diseño de productos más sostenibles y crea empleos en áreas como el reciclaje, la reparación y la remanufactura.

Además, mejora la calidad de vida de las comunidades al reducir la contaminación y promover prácticas responsables. La expansión de una economía circular sostenible es una prioridad política en Perú, ya que contribuye al cumplimiento de las metas climáticas nacionales, los objetivos de la Agenda 2030 y la diversificación productiva del país. No obstante, aún es necesario promover la educación y sensibilización de los consumidores.

Aunque las condiciones para implementar la Hoja de Ruta en el sector industrial han mejorado, aún son insuficientes y requieren un mayor impulso por parte del Estado.

En junio de este año, la CEPAL organizó un seminario regional sobre Economía Circular en la Minería del Perú, en colaboración con el Ministerio de Energía y Minas (Minem), la CAMMA y el Proyecto MinSus-GIZ. Este evento exploró el potencial de la gestión de residuos mineros y los desafíos para avanzar hacia una minería más eficiente y sostenible, con un enfoque en la responsabilidad ambiental y la interacción positiva con las comunidades.

Para avanzar en la implementación de la economía circular, se necesita una colaboración estrecha y coordinada entre los sectores público, privado, académico, la sociedad civil y la cooperación internacional. Este esfuerzo conjunto debe promover la investigación, la innovación y el desarrollo de capacidades técnicas y científicas, así como la creación de políticas públicas que apoyen la economía circular en los distintos sectores.

Como hemos visto, en el Perú diferentes actores están impulsando iniciativas hacia la energía limpia y el uso de materiales renovables. Es crucial generar incentivos para crear modelos de negocio sostenibles que no solo fortalezcan la economía, sino que también beneficien a la sociedad y al medio ambiente.







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