Por Bernardo Kliksberg - Asesor de diversos organismos internacionales. Autor de 69 obras traducidas a múltiples idiomas

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Las metas de 2015-2030

La ONU preparó un plan de desarrollo sustentable para el género humano. El nuevo plan 2015-2030 incluyó 17 metas. Hizo una consulta a más de 20 000 personas de todos los niveles sociales de que cómo deberían ser las metas, se llegó incluso a los pobres y muy pobres, a aldeas muy lejanas. Los resultados fueron sorprendentes, entre las metas elegidas estuvieron erradicar la pobreza, escolarizar, combatir la mortalidad materna, reducir la mortalidad infantil, diversas metas vinculadas a defender la naturaleza, achicar las brechas de género y otras; la más votada fue luchar contra las desigualdades, la gente quiere un planeta con disparidades mucho menores y con oportunidades reales para todos.

Intuye que es muy importante que haya desarrollo pero que debe ser un desarrollo con equidad. Después de la guerra por apoderarse del mundo que llevó a cabo el nazismo, el producto bruto mundial creció muy significativamente, pero el mundo se fue haciendo cada vez más desigual. Se calcula que el 1 % más rico tiene más del 51 % de dicho producto. Las inequidades abarcan todos los campos. El 50 % de la población está en pobreza extrema o bordeando la línea de la pobreza. Eso la coloca en aguda vulnerabilidad. Mueren por año 300 000 madres humildes durante el embarazo y el parto por causas totalmente prevenibles. Hay dos mil millones de niños que viven en zonas de alto riesgo climático. El coronavirus avanzó rápidamente porque encontró una amplia población indefensa en países como Brasil, India, y los africanos.

¿Se puede combatir la desigualdad? Es imprescindible hacerlo, así lo plantearon los ciudadanos del mundo en el plan 2015-2030, el Foro de Davos, el papa Francisco, y los principales organismos internacionales mundiales, pero hay intereses creados que se oponen a las reformas sociales profundas necesarias y abogan por políticas que conducen a la concentración creciente de las riquezas.

«En 1960 se estimaba que la promisoria América Latina llegaría hoy al pleno desarrollo por sus ingentes recursos naturales y capacidad emprendedora».

El caso de América Latina

En 1960 se estimaba que la promisoria América Latina llegaría hoy al pleno desarrollo por sus ingentes recursos naturales y capacidad emprendedora. Hoy Asia llegó, y priman en ella los “tigres asiáticos”. América Latina en cambio tiene agudos problemas de pobreza e informalidad. ¿Qué pasó? La CEPAL muestra que la causa principal es que se convirtió en el continente más desigual de todos, tiene el peor coeficiente Gini de distribución del ingreso, es superior a 50 %. Se estima que el 1 % más rico de América Latina tiene más que lo que posee el 55 % de su población. La presión fiscal sobre los más ricos de la región es una de las más bajas y la evasión es muy alta. No es que en América Latina haya tanta pobreza y desigualdad, hay pobreza porque hay la más aguda desigualdad.

Cómo enfrentar la desigualdad

América Latina puede mejorar la desigualdad si aplica impuestos progresivos, estimula la pequeña y mediana empresa, el aumento del consumo mejorando los salarios, promueve la inteligencia artificial, elimina la corrupción, potencia la agroindustria. Son sugerentes las políticas proequidad que han aprobado los países más desarrollados. Zucman, prominente especialista, propuso a los países desarrollados que los 3000 millonarios más ricos paguen un 2 % más de impuestos. Están pagando actualmente un 0,5 % menos que sus secretarias. La propuesta fue aprobada, lo que significaría unos 250 000 millones de dólares para inversión social.

América Latina tiene un tercio de las aguas limpias del planeta, las reservas más importantes de litio y otros minerales críticos para la nueva revolución tecnológica de la fabricación de baterías que posibilitan los autos eléctricos no contaminantes. La desigualdad no es un destino inevitable, puede y debe mejorarse sensiblemente.







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