Aracelli Paulino
Supervising Associate
Corporate Governance and Sustainability en EY Perú
Es difícil pensar que hoy en día el gobierno corporativo exista solo para generar valor al accionista. El desarrollo de las buenas prácticas del gobierno corporativo impacta positivamente a otros partícipes de la empresa.
Contar con buen gobierno corporativo supone estructurar los procesos de negocio con una perspectiva amplia. Por ejemplo, para contar con un adecuado ambiente de control se requiere de una buena gestión de los riesgos, de políticas de prevención de fraudes, de segregación de funciones, entre otros. Para que el accionista tenga el mismo acceso a la información que el controlador, se requiere de una función de relación con el inversionista proactiva, de políticas de información, de independencia en la comunicación, etc.
A su vez, el trato sea equitativo entre accionistas, supone que todos los accionistas cuenten con los mismos derechos, tenga acceso a la misma información sobre el negocio y que tenga las mismas posibilidades de participar en la Junta General de Accionistas y en la toma de decisiones trascendentales de la empresa, así como, depende de la convicción de la empresa en resguardar los derechos minoritarios. Asimismo, para que la empresa sea sostenible, debe cumplir con la ley (en algunos casos, ir más allá de la ley), contar con una cultura y valores compartidos y gestionar adecuadamente las expectativas de sus grupos de interés.
Todo eso es buen gobierno corporativo y debería estar soportado por valores como la veracidad, la justicia, la honestidad y el respeto. Eso genera confianza en la empresa. Para poner en práctica el buen gobierno corporativo se requiere de una interrelación entre las diferentes áreas de la empresa, y ello pasa por las personas. No obstante, no es condición suficiente contar con procesos eficientes y buenos profesionales, se necesita también modelos de liderazgo que inspiren comportamientos consistentes con el propósito perseguido por la empresa.
En ese sentido, el Directorio juega un papel preponderante ya que las decisiones que toma (o que deja de tomar cuando debería hacerlo) afectan el actuar de las personas en la empresa. En el estudio de EY y de la Bolsa de Valores de Lima (BVL) La Voz del Mercado (LVdM) un especialista encuestado indica: “Un buen criterio es que la cabeza de la organización, el Directorio, sean personas reconocidas por su profesionalismo y éticamente intachables, ayuda mucho a la generación de confianza por las buenas prácticas y de igual manera sus principales ejecutivos, los Gerentes, es decir puede haber años buenos y años no tan buenos para las empresa, pero la confianza que sus líderes siempre dirán la verdad sobre los riesgos y las oportunidades del negocio.”
Es que el buen gobierno corporativo parte del más alto nivel de la empresa. Otro encuestado del segmento de inversionista institucional, hablaba sobre el rol del directorio: “(…) El rol principal del Directorio es la formulación de estrategias para el crecimiento y generación de valor en las compañías y ello implica que “empatizar” con la administración y/o los accionistas controladores no es necesariamente parte del mandato, más bien retar y discutir a fondo las opciones estratégicas y generar una sana discusión que permita tomar decisiones más asertivas y bien sustentadas.” La manera el gobierno corporativo puede generar valor transversal y sostenible es a través del directorio, el cual debe dar el ejemplo y asumir la responsabilidad que supone su mandato como órgano máximo de gobierno de las empresas.