Un título formal, casi apático, para estas descripciones y reflexiones sobre un metal que está en las antípodas de la apatía, en ambos países. El cobre perfila, con inusitada velocidad, la agenda nacional en ambos países.
La creciente criminalidad, el uso del agua, la generación de empleo, el desarrollo territorial, hasta la regulación constitucional sobre recursos naturales tiene, directa o indirecta vinculación, con la producción cuprífera; amén de los desafíos globales vinculados a transición energética y crisis climática. Por ello, el análisis multidimensional de este commodity, es un tema casi obvio. Roberta Miyazaki de Ernest & Young señala en un artículo que “the strategic importance of cooper is also growing with is use in artificial intelligence, driven data centers and defense systems”. Así de claro.
Tras esta breve introducción, ¿cuál es nuestro referente para estas reflexiones? El solvente y pedagógico documento presentado en agosto último por la Sociedad Nacional de Minería de Chile (SONAMI), denominado 50 Propuestas de la Minería para Reimpulsar Chile. Estructurado en cinco ejes temáticos, aborda en su integralidad el ciclo minero. Cada eje puede ser subsumido en una palabra: inversión, institucionalidad, sostenibilidad, regulación y fomento. Analizamos los tres primeros. Previo al análisis, dos referencias generales: una académica y la otra política.

Es un documento pedagógico porque cada propuesta es rigurosa e íntegra; contiene desde la finalidad que persigue, el coste, las entidades públicas o privadas concernidas, el tiempo que requiere su implementación e, inclusive, las medidas legislativas o administrativas para su ejecución. Por eso, es certero afirmar que son propuestas para el reimpulso del país, no solo del sector extractivo.
Por otro lado, el proceso político en Chile, y la proximidad de la segunda vuelta electoral, ha generado que las 50 propuestas revistan mayor importancia, por las razones que hemos expuesto en líneas iniciales.
El título del presente artículo responde a la necesidad de efectuar una reflexión comparada sobre el devenir minero, en los dos países con mayor producción del metal rojo. Las propuestas del gremio minero chileno son el resultado de un amplio debate multiactor. Por tanto, son plenamente válidas para ser analizadas en países con patrones geopolíticos, idiosincráticos, geológicos y hasta constitucionales similares.

Puntuales reflexiones sobre tres ámbitos propositivos: inversión, institucionalidad y sostenibilidad.
Inversión
- El productor mundial de cobre es consciente de la madurez de sus yacimientos, lo que, como expresan sus líneas, se traduce en menores índices de producción o ley mineral. Hoy se requiere remover un 25 % más de material (que hace una década) para extraer una tonelada de cobre. Por tanto, requiere mayor inversión si aspira a conservar el liderazgo de productor cuprífero.
- Para promover inversión, se propone que el Estado autorice, a las operaciones mineras con capacidad logística instalada y operaciones en curso, ampliar su nivel de producción hasta en un 20 % adicional. Sin implicar un nuevo examen ante el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental.
- Como podrá inferir estimado lector, la bondad más evidente es el incremento significativo que la recaudación tributaria tendría en el país de Neruda. El riesgo: la eventual afectación ambiental que un incremento de faena minera genera en su entorno. La SONAMI considera esta como la primera de las 50 propuestas. Su ejecución la estima inmediata (en los 100 primeros días de gobierno). Un evidente impulso, sobre todo a la gran minería.
- Como es lógico, una disposición gubernamental como la sugerida requeriría amplia legitimidad social. Y aquí está el quid (y semejanza con nuestro país). El documento es enfático en afirmar que parte importante de la ciudadanía chilena observa la actividad minera con desconfianza.
- Por ello, así como describimos esta propuesta promotora de la inversión, requerimos también analizar otros dos ejes fundamentales en el documento: institucionalidad y sostenibilidad para entender si realmente estos tres ejes pueden ser fundamento del nuevo tiempo minero en Chile.
Institucionalidad
- Casi todo el quehacer de lo que en Perú se conoce como minería artesanal o de pequeña y mediana escala está -desde la administración estatal chilena- a cargo de la Empresa Nacional de Minería (ENAMI).
- La propuesta 5° en el documento aspira a la modernización de esta entidad estatal. El gremio industrial extractivo reconoce el aporte de la ENAMI a la dinámica social, económica y ambiental que genera en cada una de las cincuenta localidades en que regula, formaliza y promueve la minería de menor escala.
- ENAMI, una compañía estatal, cuenta con más de cincuenta años de servicio. Es reconocida como una entidad que lidera el desarrollo formal y sustentable de la minería artesanal. Regula la actividad en unidades que procesen hasta un máximo de 10 000 toneladas mensuales. Con un marcado rol promotor y autonomía técnica, es actor clave en el relanzamiento institucional de la industria.
- Por ello, las 50 propuestas plantean mejoras en su gobierno corporativo. Fortalece su función de formalización y competencias para combatir prácticas ilegales, en esta actividad.
- Casi es quimérico pensar que esta propuesta tenga viabilidad en Perú. Aunque dudo que exista otra.
Sostenibilidad
- El mundo asiste a una necesidad inédita de cobre, litio y otros minerales críticos. Por tanto, su cotización bursátil implica réditos financieros que en Chile han generado la emisión de la Ley del Royalty, o nueva asignación y distribución de recursos provenientes de la minería. Las 50 propuestas plantean diversas medidas para optimizar su empleo.
En mi lectura, lo disruptivo de las propuestas, en materia de sostenibilidad, radica en que Chile ya no debate si desarrollo territorial constituye competencia privativa del Estado con discreto impulso minero. Ese enfoque es obsoleto.
SONAMI, en las conclusiones del documento, afirma que Chile tiene una oportunidad histórica para renovar su liderazgo minero en el contexto global. En ese marco señala que las 50 propuestas deben ser entendidas como un compromiso país. Ergo, lo público y privado está obligado a converger para su implementación.
A título de conclusión, podemos afirmar que los tres ejes fundamentales, contenidos en las 50 propuestas (inversión, institucionalidad y sostenibilidad), implementados conjuntamente pueden relanzar el liderazgo de Chile en la minería global.









