BALTAZAR CARAVEDO MOLINARI
Miembro del Directorio de CTC Consultores
La humanidad ha transitado por diferentes formas de organización social; por el predominio de distintas dimensiones. Asimismo, ha experimentado la redefinición, transformación y quiebre de varias épocas en función a las modificaciones de su población, territorio, fuentes de energía, desarrollo tecnológico, organización política, dinámica social y cultural, etc. En el curso de la historia humana han aparecido distintos relatos y manifestaciones de valor que han sido privilegiados en cada época: la divinidad, la razón, el capital, la rentabilidad, la prosperidad, el desarrollo tecnológico, la igualdad. Cada época tiene una identidad; ésta es adquirida y modificada en su despliegue a lo largo del tiempo.
Para nosotros los humanos, el valor es una idea-sentimiento; impregna las emociones, los juicos y, en general, las acciones y comportamientos de una época. En la acción se expresan los valores. La historia es un proceso en el que se perturba y redefine el sentido del valor. Hemos pasado del valor de uso al valor de cambio, al precio, a la utilidad marginal, a la ética de los valores, al valor social, al valor ambiental. En esta época es necesario considerar un enfoque de valor sistema; es decir, la posibilidad de establecer de qué forman, con qué lógica y desde cuales dimensiones se vinculan los componentes de las organizaciones y sistemas humanos. Esta noción integraría todos los enfoques de valor conectados por una energía social. Si pudiéramos medir ese valor tendríamos la capacidad de adaptación/transformación con relación a nuestro entorno cambiante y asegurar nuestra continuidad.
Considero que es necesario explorar la vía por la cual integrar las distintas formas de valor que se encuentran entrelazadas en las relaciones humanas: valor ético, valor económico, valor social, valor compartido, valor sostenibilidad, etc. Si bien para cada plano (dimensión) hay sentidos que se encuadran en lógicas diferentes de valor, no obstante, todos están conectados y responden a procesos históricos, estructurales y contextuales determinados. El desafío consiste en descubrir un mecanismo de medición que integre todas las dimensiones de valor.