El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el miércoles 5 de febrero una orden ejecutiva que prohíbe a las mujeres transgénero participar en deportes femeninos. Titulada «Manteniendo a los hombres fuera de los deportes femeninos», esta medida no solo se convierte en una de las promesas más destacadas de la campaña electoral de Trump para 2024, sino que también refleja su postura firme contra lo que considera “una amenaza a la integridad de los deportes femeninos”.
La orden ejecutiva se basa en una interpretación particular del Título IX, una legislación federal que prohíbe la discriminación de género en programas educativos financiados por el gobierno, y expone un punto de vista que ha polarizado aún más el debate en torno a la inclusión de atletas transgénero. Según Trump, el decreto es necesario para preservar “oportunidades igualmente seguras y justas” para las mujeres cisgénero en el deporte. Sin embargo, numerosos estudios científicos cuestionan esta narrativa, señalando que no existen pruebas sólidas de que las personas transgénero tengan una ventaja competitiva.
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Este decreto se da en un contexto más amplio de políticas anti-LGBTQ+ que la administración Trump ha promovido a lo largo de su carrera, un movimiento que ha sido respaldado por grupos conservadores pero que ha sido ampliamente criticado por defensores de los derechos humanos. De hecho, la medida ha sido vista por muchos como una estrategia divisiva que intenta capitalizar sobre un tema polémico para ganar apoyo en ciertos sectores de la población estadounidense, aunque el impacto real en los deportes es aún incierto.
Lo que es claro es que esta orden tiene un profundo impacto en la comunidad transgénero, en un momento en que los derechos de estas personas están bajo un creciente ataque en varios frentes. Si bien Trump ha manifestado su intención de que el Comité Olímpico Internacional y otras organizaciones deportivas sigan este ejemplo, los críticos argumentan que esta postura no solo perpetúa la discriminación, sino que también contradice los avances en términos de igualdad de género que se han logrado en la última década.Esta medida, que excluye a las mujeres trans de competiciones deportivas federales, también va acompañada de la denegación de visas para ciertos atletas transgénero, lo que podría poner en riesgo la participación de deportistas internacionales en los próximos eventos deportivos globales, incluidos los Juegos Olímpicos de 2028 en Los Ángeles.