Por Stakeholders

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Los pequeños agricultores cumplen una tarea fundamental en el abastecimiento de alimentos para los consumidores. Es una actividad que ha tenido aún más importancia en la pandemia por el COVID -19 debido a que era una de las principales preocupaciones de los Gobiernos para que sus respectivas poblaciones no queden desabastecidas. En esa línea, la actual reapertura económica en muchos territorios de Latinoamérica requiere valorar la agricultura a pequeña escala, especialmente dentro de los marcos de la sostenibilidad ambiental y el comercio justo.

Por ello, la Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños Productores y Trabajadores de Comercio Justo (CLAC), codueña del sistema Fairtrade International,  se pronunció al respecto en una conferencia de prensa, a través de un posicionamiento  titulado “Los(as) pequeños(as) productores(as) y trabajadores(as) de Comercio Justo ante la crisis del COVID-19 y el cambio climático”

En este hacen énfasis en la protección, promoción y visibilización de la sostenibilidad ambiental y los valores del comercio justo por parte de los Gobiernos, organizaciones de la sociedad civil y cooperación internacional en el sentido de la reactivación económica que llevan a cabo varios países de la región.

Miguel Ángel Munguía, presidente de CLAC, se refirió al compromiso de todos los actores del sector en tener un abordaje de los problemas ambientales de manera responsable.  “Los pequeños productores, los ciudadanos, los académicos, los políticos, los gobernantes tenemos el compromiso de asumir el reto de tomar la problemática del planeta en nuestras manos y tomar las medidas correctivas que se deben”, señaló.

Agricultura golpeada

En cuestión, una de las industrias que ha sufrido significativamente los impactos de la crisis de la pandemia ha sido la agricultura a pequeña escala. Sin embargo, a la vista está también el cambio climático que afecta a las familias agricultoras.  Dos problemas que coinciden en la coyuntura y que se reflejan en los incrementos de los costos de producción y pérdidas en el sector agrícola, por ejemplo.

En esa línea, a pesar de que se requiere grandes esfuerzos para lograr la recuperación de las economías nacionales, no hay que dejar de contemplar la importancia de seguir fortaleciendo la sostenibilidad ambiental y el comercio justo. Del primero porque las inundaciones y otros fenómenos, productos del cambio climático, seguirán afectando sectores como al de los pequeños agricultores y su productividad.

Medidas equitativas

Asimismo, en un contexto donde la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) prevé la contracción de un -9.1% del PBI en la región, no dejar de lado de implementar medidas equitativas económicas resulta vital. Y es que, por ejemplo, según recomendaciones del Banco Mundial, se debería dar lugar a la eliminación de “regulaciones ambientales excesivas, subsidios y regímenes de licencias” en materia de protección ambiental, lo que puede desencadenar un descuido y freno en el avance en relación a la sostenibilidad.

Entre los puntos que llama a considerar la CLAC se encuentran:

  • Tener en cuenta la importancia de la agricultura familiar en la mitigación y adaptación del cambio climático.
  • Elaborar planes regionales y nacionales de reactivación económica después de la pandemia desde un enfoque que contemple la mitigación y adaptación al cambio climático.
  • Fomentar el debate en todos los niveles acerca del tema. De igual manera las alianzas entre los actores de todos los sectores concernientes.
  • Trabajar en un diálogo regional y nacional donde tengan participación los pequeños productores y trabajadores del campo.
  • Concientizar a todos los actores de la cadena de valor con responsabilidad en la mitigación en el cambio climático de la influencia negativa en la actividad agrícola.






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