Según el Foro Económico Mundial (WEF), casi el 50 % de las empresas espera que la automatización lleve a una reducción de su fuerza de trabajo a tiempo completo en el 2022. ¿El Perú está preparado para asumir este tipo de cambios?
DIEGO ESTRADA
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Las nuevas tecnologías han cambiado nuestra forma de vivir, desde cómo nos relacionamos hasta como actuamos diariamente, y en el campo laboral este escenario no es una excepción; al igual que en su momento las revoluciones industriales significaron una gran cambio para las sociedades, hoy en día la digitalización y la automatización representan un gran avance en comparación a otras generaciones.
En este contexto, esta evolución laboral apunta a que los trabajos, cuyas funciones suelen ser repetitivas y mecanizadas, sean reemplazados por la la intervención de la tecnología,
teniendo en consideración el cambio producido en la industria manufacturera con la robotización, los cajeros automáticos en los bancos o en los peajes automatizados en muchos centros comerciales. ¿Este situación podría significar un problema?
Al respecto, Álvaro Merino, CEO de Sapia, afirma lo siguiente: “la historia nos demuestra que cada vez que se produce un cambio importante por alguna revolución, el resultado es que se crean más posiciones de trabajo en el tiempo y que terminan siendo posiciones mejor calificadas y mejor pagadas. Como consecuencia, se crea una nueva industria y un nuevo ecosistema”.
DIGITALIZACIÓN = ¿CUESTIÓN DE AHORRO?
Por otro lado, Miguel Jaramillo, investigador principal de GRADE, también asegura que la legislación laboral hace que la mano de obra sea más costosa, por lo que todo lo que se pueda automatizar va a ser automatizado, pero que dentro de estos trabajos rutinarios los únicos que van a sobrevivir serían los que tengan como una de sus principales funciones o características la del trato cálido, que solo una persona podría ofrecer.
Según Merino, la tecnología está avanzando más rápido, y no necesariamente los ciudadanos están preparados para los cambios que se avecinan. “Las personas debemos de adaptarnos a estos cambios. Si bien es responsabilidad de la empresa generar empleabilidad, también es responsabilidad del trabajador mantenerse como un recurso valioso para la empresa y asegurar su empleabilidad”, enfatizó el CEO de Sapia.
En ese sentido, acotó que existe un tema social en el que el gobierno, el sector educativo, las empresas privadas y todos los miembros de la comunidad debemos participar del proceso de habilitar a las personas y profesionales para que no queden fuera del mercado.
Las organizaciones deben seguir al mismo ritmo que avanzan las tecnologías, ya que están obligadas a mejorar su eficiencia para ser más competitivas. Debido a que estamos en un mundo globalizado, las empresas peruanas compiten con un mercado mundial y no pueden quedarse atrás. Merino afirma que otras empresas vendrán al mercado peruano y que no estar a la par en temas tecnológicos es equivalente a ir a una “guerra con arcos y flechas cuando el enemigo tiene armas automáticas”; no habría forma de ganar.
¿PREPARADOS PARA EL CAMBIO?
Para Jaramillo, necesitamos ver este cambio en la agenda académica y en el de las políticas públicas, con el fin de determinar hacia dónde apunta estos procesos de cambios, cómo se van a llevar a cabo, qué tipo de trabajadores se va a requerir, qué habilidades se van a descartar para dar paso a la tecnología, entre otras implicancias. La discusión en torno a este tema sirve para un debate intenso y no necesariamente el Perú esté en condiciones para asumirlo.
En este sentido, el futuro del trabajo en el Perú apunta a que debemos modernizarnos, volver a entrenarnos, aprender sobre las nuevas tecnologías, adoptar mejores prácticas como personas para no volvernos obsoletos. Pese a que algunas empresas siguen avanzando a ritmo acelerado, las políticas públicas siguen sin modernizarse, y lo más probable es que el Perú sea atropellado por un futuro que llegó más rápido de lo que se esperaba.