Por Stakeholders

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Por Ricardo Vargas

Consultor Especialista en Prevención de Crisis y Conflictos Sociales.

Qué duda se tiene que el mundo entero reconoce que el Perú es un país minero, excepcionalmente rico en metales. Podemos recordar a nuestros ancestros pre Incas con hallazgos que confirma la práctica de actividad minera, recordemos también que el Perú tuvo especial atención en la conquista por la gran riqueza en Oro y Plata, por ello en la colonia se intensifico esta actividad incluyendo la mano de obra de esclavos nacionales y extranjeros; recordemos también los inicios de la república hasta nuestros días, donde ya se desarrolla estas labores con mejores estándares en prácticas socio ambientales.

Lo que trato de evidenciar es que el Perú fue, es y será un país minero, y aun tenemos muchos recursos minerales que explotar para el beneficio de nuestros pueblos y nación. Sin embargo, también es necesario señalar que la actividad minera durante los tiempos descritos se realizó sin ningún control ni medida para el cuidado de las personas, del medio ambiente y de la propiedad, lo cual se fue acumulando en forma de pasivos mineros, que ahora es una responsabilidad que deberíamos atender con prioridad, para mitigar sus efectos nocivos y mejorar la imagen del sector.

Recién desde el 1992 el Ministerio de Energía y Minas dio las primeras medidas para regular las operaciones mineras, en relación al cuidado del medio ambiente y en el 2004 se reconoce la problemática de los pasivos ambientales mineros, como lo describe el siguiente cuadro de la Dirección General de Minería del Ministerio de Energía y Minas.

Con esta resumen práctico, podemos afirmar que nuestro país es una nación bendecida por la inmensa cantidad de recursos minerales, pero aún hoy no podemos limpiar la imagen popular de esta actividad como generadora de contaminación, corrupción y malestar.

No podemos decir a las comunidades que la minería no contamina si ellos tienen evidencia y conviven con muchos pasivos ambientales generados por antiguas operaciones. Por ello creo que es imprescindible limpiar nuestro patio trasero y ser consecuentes con la transparencia, integridad y compromiso que podrían generar confianza y sanar las actividades de nuestros antiguos colegas.

Considero que debemos señalar que si existió la mala práctica minera en años pasados, que debemos asumir la responsabilidad y ser más agresivos en limpiar y remediar todos los pasivos existentes (articulando esfuerzos); en paralelo, organicemos un mismo mensaje hacia todos los actores sociales informando que hoy, todas las mineras están obligadas a respetar los altos estándares que señalan las normas actuales en beneficio de la salud de personas y del medio ambiente.

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