Por Stakeholders

Lectura de:

Hans Rothgiesser
Miembro del Consejo Consultivo Stakeholders

“Dormir es para los débiles” es una frase que le solían decir a los miembros de las tripulaciones de los destructores USS Fitzgerald y USS John S. McCain de la marina norteamericana. Era parte de la cultura que los marineros y oficiales debían entrenarse para dormir lo menos posible y que esto sería luego útil en combate. Hoy en día sabemos que luchaban contra el impulso natural de dormir por lo menos ocho horas al día con mucho café cargado, medicinas como Benzedrine e inhumana fuerza de voluntad. Todo eso cambió en el 2017, cuando ambos destructores se estrellaron en accidentes separados contra un carguero y un petrolero, respectivamente.

Ambos accidentes fueron atribuidos a la falta de sueño de las respectivas tripulaciones y causaron en total la muerte de 17 personas.

Tomó tiempo, pero a inicios del 2021 emitieron un informe en el que anunciaban un giro cultural dentro de la marina, que reconoce que el sueño no es el enemigo, sino más bien un componente clave de la atención, no un impedimento. Esto implica un cambio en la manera como diseñan los programas y los planes diarios, para insertar un monitoreo de cuánto duerme cada uno. Llegaron a incluir la creación del puesto del “entrenador de sueño”.

La función de dormir en la salud de una persona es algo que ha preocupado a médicos e investigadores por siglos, pero recién hace poco se ha hecho descubrimientos contundentes. Hoy sabemos que ayuda a regular el estado de ánimo y el apetito, entre otros conceptos. Pero quizás lo más importante es que durante el sueño pasan cosas en tu cerebro que ayudan a que tengas mejor memoria y que tengas mejor disposición a aprender.

Cuando duermes tu cerebro le da sentido a mucho de lo que has vivido durante el día. Por eso hoy sabemos que no darle importancia al sueño y al trabajo que sucede durante él no es inteligente.

Ahora piensen en la minería peruana en todos estos años. Todos sabemos que la gran minería es una operación de largo plazo. Desde que se explora hasta que se exporta el mineral puede pasar varios años.

En ese sentido, es del mejor interés de los involucrados velar por un país estable y predecible. Sobre todo, si consideramos que hay ciclos en el mundo minero. Hay años de precios internacionales de los metales altos y hay años de precios bajos. Es decir, por momentos hay proyectos mineros que están durmiendo, porque no son rentables. De esos en el Perú hay muchos cuando los precios caen. Y cuando los precios suben, como ahora, se despiertan.

¿Qué hicieron mientras durmieron? Como ya vimos, mientras se duerme uno no se desconecta. Su cerebro sigue funcionando. ¿Qué hizo el cerebro de la minería peruana mientras dormía? ¿Buscó entender el fondo de la oposición a esta actividad en el Perú? ¿Intervino en la política promoviendo voces de apoyo a la actividad de la que dependen mayoritariamente nuestras exportaciones? ¿Colaboró para la identificación de los líderes que viven de oponerse a la minería? No pareciera.

Y si lo hicieron, no fueron particularmente efectivos. Actualmente uno de los discursos más fáciles de aprovechar políticamente fuera de Lima es la oposición a los proyectos mineros. No requiere de ninguna clase de sofisticación comunicacional, ni de respecto por las cifras o la estadística.

¿Creen que eso sería posible si la minería se hubiese puesto las pilas? Sí, ya sé que hacen cosas. Pero como sector privado que son, deberían saber que aquí no se premia el esfuerzo, se premian los resultados.







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