Por Stakeholders

Lectura de:

Por Santiago Paredes (Jefe de la RN Pampa Galeras) y Marco Arenas (Director de Finanzas Verdes de DAS – Perú).

Las áreas naturales protegidas tienen un rol primordial y clave asociado a la conservación de la biodiversidad y su contribución al desarrollo sostenible; en ese sentido, muchos de estos espacios han sido la mejor respuesta para frenar la extinción de una especie, a través de sus aportes con la investigación, o también por su contribución al desarrollo local, como es el caso del turismo, o el propio manejo de recursos naturales. En esta oportunidad, vamos a contar uno de los casos más emblemáticos asociado a la conservación de una especie como es la vicuña y su hábitat, un orgullo nacional al estar en el escudo nacional del Perú.

La Reserva Nacional Pampa Galeras Bárbara D’Achille, administrada por el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), es un ícono mundial en recuperación de la población de vicuña, la cual es una especie amenazada. Esta no solo ha sido rescatada, sino también se ha llevado a cabo un proceso de aprovechamiento sostenible, siendo actualmente uno de los mejores modelos de manejo de recursos naturales en el mundo. Este es un argumento para muchas cátedras de la conservación en el mundo.

La vicuña es la especie silvestre más preciada de los camélidos sudamericanos, estando en peligro crítico de extinción en la década de los 60 debido a la cacería furtiva originada por el alto precio en el que se cotizaba su fibra. En esta historia de conservación y manejo, resalta el rescate de la extinción mediante el uso sustentable de una técnica ancestral, a través de la captura, esquila de animales vivos o Chaccu, para la posterior venta de su fibra en beneficio de las comunidades altoandinas, este ejercicio es un éxito reconocido mundialmente. No hay mejor estrategia de conservación que el manejo sostenible o la entrega en custodia para el uso a las comunidades campesinas, de su principal activo.

En la década de 1960 en el Perú quedaba una población menor a 2 000 vicuñas, cuya población se encontraba aislada principalmente en la zona de Pampa Galeras, ubicada en la región Ayacucho. La principal amenaza con la cual esta especie fue llevada al borde de la extinción fue la caza furtiva.

Población de vicuñas en el Perú 1965 – 2012 (censo nacional)

Fuente: MINAG (1980), INRENA (1994); CONACS (1997, 2000-2002); MINAGRI (2012); Rosales (2016).

Este logro mundial, está relacionado de manera directa con el establecimiento de la Reserva Nacional Pampa Galeras Bárbara D’Achille, en el año 1967, mediante Resolución Suprema Nº 167-A, en el marco de la cooperación entre el estado y la Comunidad Campesina de Lucanas. Este establecimiento representó el primer paso para la recuperación de la población de vicuñas, sumándose el apoyo de la comunidad internacional como la Cooperación Alemana.

Todo el tema de conservación y manejo, no nace de algo espontáneo, sino más bien de productos de procesos de cocreación entre los investigadores, gestor del área protegida, la academia y en especial de las comunidades campesinas. Para el caso de la academia, es importante el rol de los investigadores como Kai-Chistian Otte y Rudolf Hoffman, quienes investigaron acerca de la biología de la vicuña y definieron una estrategia para su recuperación, conservación y posterior aprovechamiento sostenible. Con los avances de Perú, los Gobiernos de las Repúblicas de Bolivia, Chile, Ecuador y Perú, animados por el propósito de continuar fomentando la conservación y el manejo de la vicuña, y en consideración a la experiencia recogida en la ejecución del Convenio para la Conservación de la Vicuña suscrito en La Paz, en el año 1969, resuelven celebrar un nuevo Convenio para la Conservación y Manejo de la Vicuña, en Lima, en el año 1979, sumándose la República de Argentina en el año 1988.

En esa misma línea de atender por todos los frentes, se firmaron otros convenios y herramientas que permitieron continuar con la protección de la vicuña como el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) y La convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS).

Forografía: Rafael Iriarte/Sernanp

Una vez recuperada la especie, y teniendo ecosistemas o hábitat saludables, el año 1994 se aprueba realizar el aprovechamiento de la especie, solo a través de la captura y esquila de animales vivos para su posterior liberación por parte de la comunidades y el soporte del Estado, todo ello viene representando una oportunidad de desarrollo económico para las poblaciones altoandinas, vinculadas ancestralmente con este recurso. Actualmente, la región Ayacucho exporta más de 3 toneladas de fibra de vicuña al año, cuyo ingreso producto de las ventas llega directamente a las comunidades campesinas.

En conclusión, la vicuña se convierte en un activo para el desarrollo de las comunidades campesinas, sobre la base de las siguientes estrategias: a) establecimiento de un área natural protegida, b) la especie en custodia por las propias comunidades y c) el manejo de la misma (acciones de recuperación de la especie, su ecosistema y esquila de animales vivos).

Forografía: Wust Ediciones – SERNANP







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