El lago Titicaca, enfrenta una crisis que no frena. Sus niveles de agua están disminuyendo a un ritmo alarmante producto del incremento de las temperaturas en pleno invierno, que ha generado una escasez de lluvias por varios meses. La crisis climática que afecta la región altiplánica no solo viene perjudicando al ecosistema, sino también a las comunidades que dependen de él para su subsistencia.
Esta crisis es parte de una disminución gradual que ha perjudicado al lago altiplánico en los últimos diez años. Un estudio reciente que examinó imágenes de satélite desde 1992 hasta 2020 reveló que el lago Titicaca pierde aproximadamente 120 millones de toneladas métricas de agua por año, principalmente debido a cambios en las precipitaciones y la escorrentía (proceso natural por el cual el agua fluye sobre la superficie de la tierra debido a la lluvia). Y en los últimos 22 años, se estima que el Titicaca perdió 2,2 m de altura.
Sin embargo, desde el lado boliviano, el panorama es más grave. Vladimir Gutiérrez Loza, ambientalista y docente de la Universidad Mayor de San Andrés, advirtió que el lago Titicaca “está destinado a secarse”.
“A partir de un estudio determinamos que el lago Popoó estaba en riesgo de desaparecer y lamentablemente el año 2015 se cumplió esta tragedia. Y a partir de este análisis, determinamos también que el lago Titicaca corría el mismo riesgo. Y justamente, hoy día, estamos viendo las consecuencias de los procesos de la producción minera, por un lado, y las altas tasas de evaporación que hoy día se está dando de manera muy rápida producto del cambio climático”, explicó el experto.
En cuanto a la biodiversidad del lago, los peligros aún son más alarmantes. Según el docente boliviano, “la vida de muchas especies corre peligro, van a morir o van a migrar a otros lugares”.
Hace ocho años, el lago Titicaca ya dio señales de alarma cuando miles de ranas gigantes, peces y aves murieron a causa de la contaminación de sus afluentes. Este evento fue considerado un desastre ecológico y un “punto de no retorno” por los ambientalistas. Ahora, el ‘lago sagrado’ enfrenta la amenaza de perder una de sus aves nativas emblemáticas, el zambullidor, como resultado del cambio en la calidad del agua.
Cabe resaltar que el lago Titicaca no solo es un recurso natural; también es un centro cultural e histórico para los poblados que lo rodean. Es el hogar de pueblos aimaras, quechuas y uros, que lo consideran un lugar sagrado y primordial en su cosmovisión.
La sequía ha golpeado duramente a los agricultores y ganaderos que dependen de la cuenca del lago para alimentar a sus animales y regar sus cultivos como la quinua, la papa y la avena, que han sufrido graves pérdidas debido a la falta de agua.
Además, la sobrepesca y la contaminación han reducido las poblaciones de peces, lo que perjudica directamente a la industria pesquera local.