Por Stakeholders

Lectura de:

Se calcula que los desastres naturales afectan a más de 220 millones de personas al año, según un estudio de Plan International. El Banco Mundial estima que para el 2030, las pérdidas podrían costar unos 415 000 millones de dólares anuales. Por otro lado, un agraviante a este panorama es que existe una concentración demográfica del 70% en los núcleos urbanos, según destaca el diario The Conversation.

El riesgo latente que representan los desastres naturales, sumado a la densidad poblacional en la urbe, llevan a repensar la composición de la ciudad. ¿Este modelo es sostenible en el tiempo? Las catástrofes, ya sean de origen natural o humano, también abren una posibilidad de reconstrucción. Y, si a esa reconstrucción se le añade el punto de vista sostenible, se puede convertir en una oportunidad de transformar la ciudad.

Una vez que los desastres naturales arrasaron con todo lo que encontraron a su paso, toca poner manos a la obra. La mayoría de gobiernos o entidades municipales se dedica a reconstruir pensando en infraestructura y servicios básicos. Sin embargo, no incluyen a la sostenibilidad ni tampoco la forma de prevenir el impacto de dichos fenómenos.

“La mayoría de las reconstrucciones se centran exclusivamente en reponer infraestructuras y servicios básicos de habitabilidad, como agua, electricidad, vivienda o comunicación reproduciendo los modelos anteriores. No tienen en consideración la sustentabilidad y los problemas previos ya existentes. Así, pierden una oportunidad de enmendar errores”, indican Julián Briz Escribano, Isabel de Felipe Boente y Teresa Briz, columnistas de The Conversation.

Si bien es posible que por iniciativa propia un gobierno regional o un municipio decida implementar una reconstrucción pensada en la sostenibilidad, un factor relevante para que ello suceda es que la misma población se involucre. Además de que se beneficiarán con las obras, por derecho, tienen la posibilidad de exigir dichos cambios a las autoridades correspondientes.

A pesar de que cada región, provincia o distrito tiene sus particularidades, hay algo que todas deberían incluir: el involucramiento de los diferentes actores que forman parte de la ciudadanía. El diálogo entre las autoridades, las entidades privadas y las juntas vecinales puede ser de gran ayuda para realizar obras que impacten positivamente y que, a su vez, beneficien a todos.

 

Vía The Conversation







Continúa con tu red social preferida

Al continuar serás un suscriptor gratuito

O continúa tu correo.

Escriba su correo electrónico con el que se suscribió para acceder

Suscríbete

Ya me suscribí.