Una investigación sobre el impacto ambiental informó de una reducción de los animales marinos tanto dentro como alrededor de la zona minera.

Por Stakeholders

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Un estudio del Servicio Geológico de Japón que analizó la prueba de extracción de cobalto en aguas profundas de ese país, en el 2020, mostró una caída significativa en las poblaciones de animales del océano producto de los sedimentos. 

Durante el 2020 Japón realizó la primera prueba exitosa extrayendo costras de cobalto de la cima de montañas de aguas profundas. Se trata de un mineral utilizado en baterías de vehículos eléctricos. Gracias a las observaciones de los científicos durante esta experiencia, pudieron confirmar que las áreas minadas directamente, no solo se vuelven menos habitables para los animales del océano, sino que la tarea además genera una columna de sedimentos que puede extenderse mediante el agua circundante.

Una investigación sobre el impacto ambiental de esta primera prueba fue publicada recientemente en la revista Current Biology, e informó de una reducción de los animales marinos tanto dentro como alrededor de la zona minera.

La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA), que tiene injerencia sobre los recursos del fondo marino fuera de la jurisdicción de un país determinado, todavía tiene que finalizar un conjunto de regulaciones para la minería en aguas profundas. Sin embargo, para las empresas que buscan extraer minerales del fondo del océano como cobalto, cobre y manganeso, la ISA debe adoptar un conjunto de regulaciones de explotación o considerar la explotación minera bajo las leyes internacionales existentes.

“Es realmente importante extraer estos datos porque permiten entender los problemas e impactos en toda su dimensión geográfica y temporal. Se supone que pronto culminará un conjunto de regulaciones, por lo que muchas de estas decisiones se están tomando ahora”, señaló el primer autor Travis Washburn, del Servicio Geológico de Japón y el Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología Industrial Avanzada (AIST) de ese país.

El equipo analizó datos de tres de las visitas de Japón al monte submarino Takuyo-Daigo: Un mes antes de la prueba minera, un mes después y un año más tarde. Después de hacer un viaje en barco de siete días desde el puerto, un vehículo operado por control remoto fue al lecho marino y recopiló videos de las áreas afectadas.

Un año más tarde de la prueba minera, los investigadores observaron una caída del 43 % en la densidad de peces y camarones en las áreas directamente dañadas por la contaminación por sedimentos. Sin embargo, también notaron una reducción del 56% en la densidad de peces y camarones de las áreas circundantes. Si bien hay varias explicaciones posibles para esta caída en las poblaciones de peces, el equipo considera que puede deberse a que la prueba minera contaminó las fuentes de alimento.

El estudio no observó un cambio importante en los animales oceánicos menos móviles, como los corales y las esponjas. Sin embargo, los investigadores señalaron que esto fue solo después de una prueba de dos horas, y los corales o las esponjas todavía podrían verse afectados por las operaciones mineras a largo plazo.

“Supuse que no veríamos ningún cambio porque la prueba de minería era muy pequeña. Manejaron la máquina durante dos horas y la columna de sedimentos solo viajó unos pocos cientos de metros —dijo Washburn—. Pero en realidad fue suficiente para cambiar las cosas”.

De acuerdo con los investigadores, el estudio debe repetirse para obtener una comprensión más precisa de cómo la minería en aguas profundas perjudica el fondo del océano







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