David Halley ha trabajado 15 años en Business in the Community (BITC), una organización británica que apoya a 900 empresas asociadas para desarrollar prácticas…
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David Halley ha trabajado 15 años en Business in the Community (BITC), una organización británica que apoya a 900 empresas asociadas para desarrollar prácticas de Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Se encarga de establecer alianzas con organizaciones con un rendimiento similar al del BITC, con el objetivo de intercambiar experiencias y estados asociados entre los clientes que deseen internacionalizar sus prácticas de responsabilidad y la inversión social. El experto estuvo en América Latina entre finales de marzo y principios de abril y se entrevistó con varios asociados en Argentina, Brasil, Chile, Uruguay. En Sao Paulo, visitó el IDIS y el Instituto Ethos. En esta entrevista exclusiva, habla sobre el papel de la RSE en un entorno de crisis económica, las diferencias entre la responsabilidad social en el hemisferio norte y el sur y los retos de la globalización de la inversión social.
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¿Cuál es el papel de la RSE y del sector privado en la actual crisis económica mundial?
David Halley – Independientemente de la crisis, las empresas deben gestionar de manera responsable. La preocupación es necesaria, porque de lo contrario perderán su credibilidad. Dependiendo de la actitud que adopten ante la crisis, la comunidad podría odiarlas y no comprar sus productos cuando la economía se esté recuperando. Hasta para despedir personas hay formas responsables de hacerlo. Si la empresa tiene 50 mil empleados y 10 mil es necesario echar, debe pensar en cómo preparar a estas personas a conseguir trabajo o para asesorar a sus familias. La cuestión es hacer que el choque entre la renuncia y la crisis sea menos doloroso, respetando los derechos de los trabajadores y la comunidad. Esto evita los ataques de la prensa, que se refleja luego en la reputación de la compañía. Creo que estamos en una carretera en la que, en breve, vendrá una bifurcación. En una dirección está la RSE como filantropía y marketing para la creación de programas sin la comprensión de la importancia de la gestión socialmente responsable. En la otra, una comprensión cada vez mayor acerca de la importancia de la gestión del negocio de manera responsable, creando un proceso educativo. Espero que el segundo camino prospere. ¿Los empresarios son concientes del papel y de que deben actuar de esa manera? DH – Algunos sí, otros no. En el Reino Unido, por ejemplo, muchos no están interesados en una gestión socialmente responsable, incluso en tiempos de crisis. Pero la prensa es demasiado crítica de cómo las empresas están respondiendo a la misma, principalmente porque los bancos fueron irresponsables y la causaron. ¿Cómo se puede lograr la relación entre las empresas y las comunidades en tiempos de crisis? DH – Sola no puede ser garantizada. Eso depende totalmente de la actitud de la empresa. Algunas empresas son éticas, saben que sus programas de inversión social en la comunidad son importantes para su negocio y cómo pueden reducir los presupuestos de los programas, pero acabarán manteniendo las iniciativas. Otras dicen que en tiempos difíciles, los programas voluntarios o patrocinio deben suspenderse. Lo que tratamos de hacer es mostrar a las empresas que dependen de una economía sana y que también son responsables de ella. ¿Existen diferencias entre la RSE y la inversión social en países desarrollados y en desarrollo? DH – En Europa hay un entendimiento de que la RSE es una forma de gestionar el negocio. En el hemisferio sur, tengo la impresión de que es visto sólo como filantropía. Además, existen grandes diferencias culturales y sociales entre los países. Cuando una empresa en el Reino Unido se ha establecido en otro país europeo, en general, es una cultura más o menos similar: leves índices de desempleo, bajos niveles de violencia y este es el contexto en que debe encajar. Pero cuando esta empresa se destina a los países africanos, a China o la India, por ejemplo, está inserta en una cultura muy diferente. Como empresa europea que tiene una política de diversidad en la contratación, ¿debe ajustarse al sistema de castas indio, que dice que la empresa no puede contratar a un intocable, incluso si él está calificado? Es un reto! ¿Qué oportunidades y desafíos trae la globalización de la inversión social? DH – Las multinacionales a menudo quieren imponer sus programas sociales a otras regiones, de la misma manera que se desarrollan en sus países de origen. Acaban andando mal porque no tienen en cuenta el contexto y la cultura, ni las cuestiones más urgentes que varían de región a región. En África, el gran problema hoy es el SIDA. Las empresas necesitan, entonces, asesorar a sus empleados para mantener a sus familias cuando el trabajador fallece. Además, sufren la falta de mano de obra calificada. En Europa, la preocupación es la empleabilidad de los jóvenes y el racismo. Las empresas deben responder a los problemas que afectan a cada región. ¿Qué es la RSE 360, cuando se creó y cuáles son sus objetivos? DH – El BITC cuenta con 900 filiales, muchas de ellas multinacionales, y que desean actuar de forma socialmente responsable en sus filiales en el extranjero. Como el BITC no conoce el medio ambiente fuera del Reino Unido, vinieron a buscar a los socios que podrían ayudarles. En 1997, la creó el BITC CSR360, una red de organizaciones de la sociedad civil, que tienen la misión común de ayudar a las empresas para servir a la comunidad en la que se insertan y promover la responsabilidad social. Hoy en día, la red cuenta con 100 organizaciones en 65 países. Todos los miembros de CSR360 firman un plazo de aceptación y compromiso, para compartir sus ideas y herramientas. ¿Por qué es importante compartir experiencias en este ámbito? DH – Si nuestros miembros desean realizar acciones fuera del Reino Unido, tenemos que asegurarnos de que nuestros socios internacionales cuenten con las herramientas, destrezas y habilidades para trabajar con ellos. Porque si algo va mal, la empresa nos culpa. Eso sería suficiente para justificar el intercambio de experiencias. Además, creemos que tenemos la obligación moral de compartir nuestros conocimientos y mejores prácticas. ¿Qué fue lo que más impresionó en su visita a América Latina? DH – La velocidad con la que el movimiento de las prácticas de responsabilidad social se está extendiendo. He visitado América Latina una vez al año, y el desarrollo de nuestras organizaciones asociadas es muy rápido. El número de empresas que respetan la RSE también está aumentando. Fuentes |