POR MELANIA RAMOS MÁLAGA – Gerente Corporativo de Finanzas de Breca
En los últimos años, la importancia de las finanzas sostenibles se ha hecho cada vez más evidente. Si bien existe consenso en que debemos integrar factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG por sus siglas en inglés) en la toma de decisiones financieras, todavía existe divergencia de cómo hacerlo de manera efectiva.
“Responsabilidad social” y “finanzas sostenibles” son conceptos diferentes. Por un lado, hay un impacto financiero: el integrar factores ESG en la toma de decisiones ayuda a identificar mejor los riesgos y oportunidades y permite adaptarnos oportunamente a las nuevas demandas del mercado y de la regulación. Por ello, dichos factores tienen un impacto directo y real en los flujos financieros, y de no gestionarlos, pueden poner en riesgo la sostenibilidad de las empresas. Por otro lado, la sostenibilidad también considera nuestro rol en la gestión social y ambiental frente a nuestros principales stakeholders, con una visión de largo plazo.
Así, la sostenibilidad es una prioridad. Por ello, desde Breca, trabajamos en diversas iniciativas trasversales tales como la reducción de emisiones, la eficiencia energética y el compromiso con potenciar el progreso a lo largo de la cadena de valor y en las comunidades en las que operamos. Pero más que iniciativas aisladas, nos enfocamos en integrar la sostenibilidad en todos los niveles de la organización como parte de la estrategia del negocio. Una muestra de ello es que se han definido indicadores de sostenibilidad que se despliegan hacia las diferentes áreas.
“Trabajamos en diversas iniciativas trasversales tales como la reducción de emisiones, la eficiencia energética y el compromiso con potenciar el progreso a lo largo de la cadena de valor y en las comunidades en las que operamos”.
Es clave que cada empresa defina cuáles son los factores materiales para su negocio, a fin de incluirlos adecuadamente en su estrategia. El primer paso es definir dónde se genera el mayor valor desde el core de cada negocio.
En el caso de Minsur, por ejemplo, es clara la importancia de los factores sociales y ambientales dados sus stakeholders principales. Por ello, se alinea con los principios del Consejo Internacional de Minerales y Metales (ICMM) y es la primera empresa peruana en formar parte de dicha organización, la cual agrupa a empresas mineras con los más altos estándares de sostenibilidad.
Desde Rímac, cuyo propósito es “Protegemos tu mundo, impulsamos tu bienestar”, la gestión de sostenibilidad también es transversal a la del negocio. En el frente de inversiones, tienen una política de inversión responsable que incorpora los criterios ESG en todos los análisis de inversión. En el frente social, el programa “Yo me cuido” trabaja con escolares y padres promoviendo buenas prácticas en salud, prevención de desastres, primeros auxilios y seguridad vial.
Desde Aporta, la plataforma de impacto social de Breca, tenemos proyectos trasversales, como “Volar”, que busca impulsar el desarrollo infantil temprano en nuestras áreas de influencia a través de interacciones de calidad entre padres / cuidadores y los niños para su desarrollo cognitivo social óptimo en su etapa de infancia temprana.
En conclusión, en Breca entendemos a las finanzas sostenibles como un concepto en evolución que busca fortalecer el desarrollo sostenible de las empresas. Al considerar criterios más allá de los financieros tradicionales, tomamos en cuenta factores materiales para la creación de valor y la sostenibilidad de nuestro negocio y nuestro propósito de “Inspirar para Trascender”.