Por Stakeholders

Lectura de:

El informe “Inclusión y Educación: Todos y Todas sin Excepción” ha revelado serias complicaciones en la educación de millones de jóvenes en América Latina y el Caribe. El documento fue elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) junto con el equipo del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (Informe GEM) y el Laboratorio de Investigación e Innovación en Educación para América Latina y el Caribe (Summa).

Entre los más importantes hallazgos se encuentra una comparativa preocupante entre los que tienen mejores ingresos económicos y los que no sobre el acceso a educación. Por ejemplo, señala que 20% de los primeros poseen cinco veces mayor probabilidad de concluir los estudios de nivel secundario que los segundos. 

En ese sentido, el artículo enfatiza en las condiciones que afrontan las personas que se encuentran en situación de pobreza, quienes deben de dejar de manera temprana los estudios para dedicarse a trabajos no cualificados, los cuales no requieren haber acabado el proceso escolar. Asimismo, la publicación hace hincapié en que esta situación ha encontrado en la pandemia un mayor realce debido a la necesidad de los más vulnerables.

Javier González, director de Summa, expresó que “debemos invertir y reformar urgentemente nuestros sistemas educativos para desarrollar su capacidad de adaptación a las necesidades particulares de sus estudiantes y territorios, reconociendo, valorando y construyendo sobre la diversidad, como elemento esencial y constitutivo de la calidad educativa”. 

El análisis se hizo en 21 países de la región, demostrando que fenómenos sociales como la migración y desplazamientos influyen en el desarrollo educacional de adolescentes e infantes. Para este caso, resalta que en el presente año Colombia ha sido uno de los países más afectados.

Otro punto inquietante es el bajo nivel de comprensión lectora en adolescentes de 15 años, que llega a ser casi un 50 % en el grupo estudiado y que profundiza aún más la crisis causada por la desigualdad educativa.

Una educación más inclusiva

Como parte de sus conclusiones, en el informe se menciona que “la educación inclusiva debe incorporar los principios de diálogo, participación y apertura, reuniendo a todas las partes para resolver las tensiones y dilemas que surjan. Las decisiones deberán basarse en la dignidad humana, sin poner en peligro ni descartar el ideal de inclusión a largo plazo, ni desviarse de él”.

Tampoco olvidan el papel de los Estados, a quienes invocan a invertir en aspectos que hagan realidad el acceso a educación sin distinción de alguna clase social. Finalmente, en las 162 páginas se lee un conjunto de recomendaciones aparte del direccionamiento de recursos financieros, como permitir la participación de organismos no gubernamentales en el sector y facilitar el intercambio de experiencias y recursos, siempre visibilizando a la educación inclusiva de una forma más amplia. 







Continúa con tu red social preferida

Al continuar serás un suscriptor gratuito

O continúa tu correo.

Escriba su correo electrónico con el que se suscribió para acceder

Suscríbete

Ya me suscribí.