Por Stakeholders

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El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 2 es Hambre Cero y busca que todas las personas alrededor del mundo puedan satisfacer una necesidad tan básica y vital como es la alimentación. Sin embargo, algunas estadísticas que ha compartido el Fondo de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) dejan una seria preocupación de lo que viene ocurriendo, sobre todo con la crisis generada por el nuevo coronavirus. 

Desde el organismo internacional, advierten que anualmente cerca de un tercio de la producción mundial de alimentos terminan en vertederos. Es decir, 1,300 millones de toneladas de comida son desperdiciadas, cuando en el mundo hay 821 millones de personas  que padecen de hambre. Por ello, hacen un llamado a que se aumenten los esfuerzos para evitar que más gente sufra esta carencia y no estén en riesgo de muerte. 

Lo más sorprendente es que poder proporcionar de alimentos a las personas que más lo necesitan se encuentra a la ‘vuelta de la esquina’. Y es que se ha calculado que de lograr ahorrar una cuarta parte de lo que se desecha, se podría alimentar a los más de 800 millones de humanos que requieren con urgencia nutrirse.

Más aún, hay un considerable excedente de 30% de tierras agrícolas designados a cosechar alimentos, los cuales nadie consumirá. Esto también desemboca en más emisiones de gases de efecto invernadero que influyen en el cambio climático. 

Otras cifras hablan más específicamente de tal desajuste. Por ejemplo, en frutas y verduras casi la mitad de ellas (45%) terminan en el basurero, datos que se materializan en los 3,700 millones de manzanas desperdiciadas. El mismo destino tiene 763 millones de cajas de pasta y el 20% del total de la producción de carne por año.

En ese sentido, la Asamblea General de las Naciones Unidas fijó el 29 de septiembre como el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos a fines del año pasado. El objetivo es que las personas sean conscientes de la gravedad del problema, especialmente aquellas que se relacionan con la producción de alimentos. 

En la región

Para América Latina la situación no es menor, ya que más de 40 millones de personas sufren de hambre y, paradójicamente, 348 mil toneladas de alimentos no encuentran a quien nutrir. 

Ya en mayo pasado José Graziano da Silva, ex director general de la FAO, manifestó su malestar por esta situación, que no resulta nada bueno al contextualizarlo con las condiciones que ha establecido la pandemia en muchas familias. 

“Mucha gente que depende del trabajo cotidiano ya no recibe nada o casi nada. Si no trabajan, no comen, lo que ocurre no solo en países en desarrollo”, subrayó. Y agregó que para el cierre de 2020 la cifra de personas sin acceso a alimentos puede llegar a los  mil millones, generando ya no solo hambruna sino también malnutrición.







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