Por Stakeholders

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La recuperación económica que se lleva a cabo en varias partes del mundo no debe de perder de vista la crisis climática, ya que es un tema también preocupante y que se relaciona con la salud. Este es uno de los puntos que abordó en su mensaje David Boyd, relator especial de la ONU sobre derechos humanos y medioambiente, la última semana.

Agregó que el carbón es el causante de cerca de un tercio de las emisiones mundiales de dióxido de carbono. En ese sentido, instó a los países a no financiar más proyectos de esta índole. “Ni un solo dólar”, enfatizó.

«Estamos en medio de una emergencia climática sin precedentes y de una crisis socioeconómica de gran magnitud, con importantes repercusiones en los derechos humanos de hoy y efectos catastróficos inevitables en el futuro, a menos que se hagan cambios rápidos, sistémicos y transformadores en nuestros sistemas energéticos. El carbón debe eliminarse lo antes posible», aseguró.

El uso del carbón ha venido causando el cambio climático y la contaminación atmosférica a lo largo del tiempo. De tal manera, la polución del medioambiente ha influenciado negativamente en la salud de las personas, a tal punto que cada año se habla de millones de muertes prematuras por la mala calidad del aire. Semanas atrás, António Guterres, secretario general de la ONU, también tuvo una sentida reflexión como motivo del Día Internacional del Aire Limpio. 

No solo eso. La explotación de las minas de carbón ha afectado a las comunidades que se asentaban en esos emplazamientos, vulnerando así derechos fundamentales como la vida, la salud y a un entorno limpio, argumentó David Boyd.

Una opción de vida: las energías renovables

En pleno siglo XXI para nadie es un secreto los beneficios que traen consigo las energías renovables. Desde el organismo internacional son conscientes de ello y por eso incentivan su uso en todos los países. El representante de la ONU señaló que este tipo de combustibles han reducido sus costos en relación con el carbón en muchos lugares del mundo.

Según la Agencia Internacional de la Energía, para este año se calcula en 8% la disminución del uso de carbón, un registro nunca antes visto desde la Segunda Guerra Mundial. Antes de la pandemia de COVID-19, el carbón era usado para producir más de un tercio de la electricidad en todo el planeta. 

«Los Estados deben cerrar las minas y las centrales eléctricas de carbón, junto con la elaboración de estrategias de transición adecuadas para los trabajadores y las comunidades afectadas», sostuvo, a la vez que animó a los países a sumarse a la Powering Past Coal, una alianza para el uso de  energías limpias y  que ya cuenta con más de 30 países.

Finalmente, manifestó que aquellas naciones con ingresos altos deben independizarse del carbón en un plazo máximo que apunte a 2030, los de ingresos medios a 2040 y los de ingresos bajos diez años más tarde, todo esto en el marco de los derechos que tienen relación con la contaminación atmosférica y el cambio climático. 







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