Lo que para miles de visitantes es una experiencia única, las rutas de paseos que realizan los elefantes van deformando la estructura ósea de sus espaldas.

Close-up of a sad elephant portrait. Nature protection concept.

Por Stakeholders

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Las largas jornadas laborales de los elefantes empleados para el turismo en Tailandia les viene pasando factura. A pesar de ser animales fornidos y robustos, las horas que gastan de su vida transportando turistas les ha ocasionado tener la columna completamente deformada en su  ancianidad. Así lo denunció un grupo de rescate local, tras publicar la historia de Pai Lin.

Lo que para miles de turistas puede sentirse como una  conexión verdadera y única con los animales, las rutas de paseos turísticos que realizan los elefantes tailandeses van deformando la estructura ósea de sus espaldas. Aquí te contamos la razón.

Cargar el peso de una industria no es una opción

Uno de los mayores atractivos turísticos en Tailandia son los paseos en elefante, principalmente en el sudeste. Los extranjeros lo ven como una oportunidad única que sólo podrán vivir durante sus vacaciones; sin embargo, esa actividad les está costando la movilidad a los elefantes que, tras su servicio, llegan a la vejez con la salud muy deteriorada. Lo que para algunos es un excelente plan de verano, para ellos es  una condena vitalicia.

La Fundación Amigos de la Vida Silvestre en Tailandia (WFFT) difundió una fotografía donde se ve claramente cómo es que la columna de una hembra de 71 años está desfigurada después de trabajar 25 años en el turismo. Este elefante, llamada Pai Lin, así como sus otros compañeros, fue obligada por décadas a cargar turistas en una silla acolchonada.

Durante su juventud, Pai Lin transportó hasta 6 turistas al mismo tiempo. A veces incluso sin descansos:

Los rescatistas explicaron que la espalda de Pai Lin aún tiene cicatrices de antiguos puntos de presión. Cabe mencionar que la presión continua sobre los cuerpos de los elefantes puede deteriorar el tejido y los huesos de su espalda, provocando daños físicos irreversibles en sus columnas vertebrales.

Además, la WFFT señala que los animales son constantemente maltratados. Sobre todo, los que se dedican al senderismo y a la tala en el país. Con el daño que implica ello, no todos llegan a la vejez. 

No todos los elefantes llegan a rehabilitación

Tras 25 años de abuso laboral, Pai Lin llegó al santuario de la WFFT en 2006. “Su dueño anterior la abandonó porque era demasiado y cómo siempre tenía dolor, ya no le servía para trabajar», detalló el director y fundador de la institución, Edwin Wiek.

Desde entonces, la elefanta septuagenaria ha estado en rehabilitación constante. Las marcas en su piel no sólo son de edad: también tiene cicatrices de años de trabajo forzado, que dejaron los turistas que la montaron. 

Los especialistas del santuario también explicaron que la espalda de los elefantes no está diseñada para cargar el peso del turismo tailandés, ya que la presión constante sobre la columna vertebral de los turistas puede originar daños físicos permanentes, así como se reflejan en Pai Lin

Lamentablemente, no todos los elefantes tailandeses llegan a rehabilitación. Algunos mueren de agotamiento e inanición y si sobreviven quedan con daños permanentes en la columna vertebral.







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