Por Stakeholders

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Otro tema en común para ambos sectores, público y privado, es el mercado de carbono. Si bien no ha funcionado como se esperaba, Iturregui es de la opinión que “éste se revitalizará con el Acuerdo de París. El Perú como cualquier otro país podrá vender su reducción de emisiones a nivel internacional, pero ahora deberá regular cómo se hará eso, ya que tenemos un compromiso de reducción y una ley de cambio climático. El tema es que el Estado podría tener derecho preferente de los bonos de carbono, dado que el Perú como nación se ha comprometido a limitar sus emisiones.”

La gran pregunta

Para muchos países en vías de desarrollo, su presupuesto y ejecución están orientados a la erradicación de la pobreza, la desnutrición, promoción de la enseñanza primaria universal, erradicación de enfermedades y otros problemas que forman parte de los objetivos de desarrollo del milenio. Vale preguntarse entonces si es posible pensar y desarrollar infraestructuras bajas en carbono, con tantas necesidades pendientes. Para Loyola es totalmente factible que esto ocurra y agrega que “la economía y el cuidado del ambiente deben ir de la mano, son cosas que se pueden y deben trabajar en paralelo.”

Hübner, de la misma opinión, expone que cada país lo priorizará según su criterio y necesidades, pero no debe excluirse el tema ambiental de la agenda, porque es algo que afecta a toda la población. El desarrollo económico y social de un país también pasa por una gestión ambiental de excelencia, que apunte como objetivo a la salud y la calidad de vida de su gente. Loyola lo resume diciendo que “lo que no se hace ahora para generar un cambio positivo, no se podrá hacer mañana.” Sin embargo, Loyola aclara que “también es cierto que en la medida que se cubren las necesidades más básicas, se abre un margen para pensar en otro tipo de cosas.

Aquí es donde la gente, incluso hablando como consumidores, se vuelve más exigente. El mundo hoy en día nos muestra cómo el consumidor y el mismo mercado en su demanda y oferta cada vez valoriza más las certificaciones, el cumplimiento de normativas, el tema orgánico y el cuidado ambiental. En la medida que el Perú siga desarrollándose y quiera ser parte del mercado internacional tendrá que pensar, incluir y actuar bajo un pensamiento sustentable.”

La razón más importante para incluir el problema ambiental y el desarrollo de infraestructuras de carbono en la discusión e inversión pública y privada es que los problemas están muy relacionados y las soluciones apuntan a objetivos similares. Por ejemplo, si el objetivo social y económico es llevar electricidad a una zona donde actualmente no hay, por qué no pensar en hacerlo a través de energía eólica. De esa forma se pueden cumplir

dos objetivos al mismo tiempo. En ese sentido, sí es posible y necesario que el tema ambiental, específicamente el desarrollo de infraestructura baja en carbono, se desarrolle a la par de los objetivos socioeconómicos.

Necesidades y prioridades

Las necesidades de un país siempre serán muchas y diversas, especialmente para aquellos que aún están en vías de desarrollo. Sin embargo, la clave está en una gestión que pueda priorizar sin olvidar las áreas que parecen menos importantes, pero tienen un alto impacto. Los expertos coinciden en cinco áreas, dentro del amplio término de la infraestructura baja en carbono, en las que hay que poner más atención.

Deforestación: en el Perú la deforestación es la principal causa de emisión de carbono, sin embargo existen 6,4 millones de hectáreas aptas para reforestar. Loyola es de la opinión que éste es uno de los puntos al que más atención hay que prestar, porque aquí hay un enorme potencial para la captación de carbono. Che Piu coincide en esta prioridad señalando que “la categoría que explica más del 50% de las emisiones nacionales es el uso del suelo, el cambio de uso del suelo y la silvicultura, generado principalmente la deforestación. La infraestructura que contribuye a incrementar la deforestación es la que indirectamente tiene mayor impacto en las emisiones nacionales.

Por otro lado, el Acuerdo de París implica que después del 2020 habrá mayores incentivos para que los países transformen sus políticas de desarrollo con menor deforestación.” El agua y el tratamiento de aguas residuales:

Loyola comenta que lo primero a considerar es que Perú cuenta con una importante zona desértica, y el acceso a agua potable requiere de un esfuerzo y una infraestructura enorme. El acceso regular a agua potable en 2011 llegaba al 69% de la población. Por su parte, a Iturregui le preocupa el atraso que existe en el manejo de aguas residuales y la relevancia que tiene este factor en la salubridad. El Plan Nacional de Saneamiento 2006-2015 del Ministerio de Vivienda estipula que para el período 2006-2015 se necesitaban al menos US$4 mil millones para atender las necesidades de agua potable, alcantarillado y tratamiento de aguas servidas.

Transporte: para 2014 el 40% de las carreteras del Perú aún no estaban pavimentadas y en 2013 existían 230 mil taxis solo en Lima, de los cuales únicamente 90.000 eran formales. Para Loyola éste es uno de los grandes problemas en tema de carbono, pero “lamentablemente la autoridad no está bien definida, no se sabe si es un asunto de la Municipalidad de Lima o del Ministerio de Transporte.”

Esto naturalmente hace muy difícil encontrar y aplicar una solución. Iturregui por su parte propone que “el tren eléctrico podría contribuir a minimizar las emisiones de carbono, si se gestiona dentro de un sistema de transporte integrado y si además obtiene la electricidad de fuentes de energía renovable. Contaría con algunas estaciones intermodales donde convergen líneas de buses urbanos, transporte interprovincial y trenes regionales, y todas las estaciones deberían estar conectadas a estacionamientos para bicicletas y autos.”

Energético: en Perú la cobertura de electricidad estaba cerca del 82% para 2009. Ante esto, Iturregui señala que “llegar al 100% de cobertura eléctrica con energías renovables es factible, aún más con las modernas técnicas de almacenamiento de energía. El Perú debe apostar por eso. A nivel mundial, en los próximos 15 años se dará un vuelco significativo al sector eléctrico a partir del Acuerdo de París. Éste y otros sectores serán menos intensivos en carbono y la energía renovable será la fuente dominante de electricidad.

Las estimaciones son que las inversiones mundiales en electricidad baja en carbono lleguen a 78% por inversión acumulada entre 2020-2030”. Residuos sólidos: es otra de las grandes problemáticas del Perú. En 2014 se supo que en Lima se generaban alrededor de 2 millones toneladas de basura al año. Portillo señala que “necesitamos reducir consumos, generar cambios de conducta y tener las IBC cercanas a la creciente población urbana. Por ejemplo, red de gas natural, construcción verde, recolección segregada y procesamiento para reciclaje de residuos sólidos municipales.”

Sin embargo, Hübner se muestra positivo a las oportunidades que hay y dice que “existen muchas posibilidades de atender esto. Por ejemplo con una planta recicladora pueden trabajar varias empresas y hacer un negocio sostenible. Eso es posible. En Alemania hay muchos ejemplos.”

Dificultades y oportunidades

Hübner resalta la diferencia entre dificultades y oportunidades para el tema ambiental y el desarrollo de infraestructuras bajas en carbono. Así mismo los expertos concuerdan en cuáles son las principales dificultades que se presentan.

– La poca comprensión del problema ambiental por todos los actores sociales y de su responsabilidad en la solución.

– La poca estabilidad y continuidad política que favorece a los proyectos de mediano y largo plazo. Para Portillo éste es el gran reto del Perú, falta dejar de lado la visión cortoplacista y tener una visión de desarrollo sostenible del país.

– El escaso trabajo integrado entre los países de la región y sus diferentes sectores.

– Exigir mayor rigurosidad y seriedad al momento de evaluar y medir.

– Otorgar mayor lapso de tiempo en las licitaciones para energías renovables, y así garantizar que las empresas extranjeras más eficientes y competitivas puedan presentarse o asociarse en consorcios con empresas peruanas.

En contraparte, “la grandiosa oportunidad que tiene América Latina son sus condiciones naturales, la fuerza del viento, la intensidad del sol, la fertilidad de la tierra y las zonas para reforestar” plantea Hübner. Lo suma a una juventud interesada por tener un país sostenible. Loyola, por su parte, defiende la idea de que el consumidor peruano está cambiando y que el Perú seguirá creciendo económicamente, lo que presionará hacia un cambio en la forma de entender y actuar sobre el problema ambiental.

Finalmente Portillo dijo que “las capacidades humanas (profesionales y técnicos, nuevos políticos) se ven en aumento y esto puede ayudar a mejorar las cosas pronto.” Iturregui cierra con la idea que “en diciembre del año pasado, Perú con otros 180 países se comprometieron por el cambio climático. Al 2030 Perú realizará una reducción del 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero proyectadas para ese año.

Como parte de un escenario sin cambios o business as usual, el Estado considera que un 20% de reducción será implementado a través de inversiones y gastos con recursos internos, públicos y privados (propuesta no condicionada), y que el restante 10% estará sujeto a la disponibilidad de financiamiento externo internacional y condiciones favorables (propuesta condicionada).

Esto ha sido objeto de una consulta pública nacional y luego de estudios técnicos detallados. Hay un amplio portafolio de inversiones que pueden promoverse a partir de ellos.” Hay mucho por hacer antes de decir que Perú cuenta con una infraestructura baja en carbono, sin embargo ya existe en muchos la inquietud y la necesidad de tenerla.

Lo que puede ser determinante es la voluntad y sensibilidad del Estado y del sector privado para invertir en esto. En la sociedad civil la formación y capacitación será clave para ir más allá de tener una infraestructura sostenible. Se necesita gente que participe, fiscalice, exija y se comporte acorde a la protección del ambiente.







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