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El Banco Mundial anunció hoy que prevé triplicar sus inversiones en redes de protección social y otros programas en el sector de la salud y la educación hasta llevarlas a los US$12.000 millones durante los próximos dos ejercicios a fin de proteger a los más vulnerables de los efectos más perniciosos de la crisis económica mundial.

Como parte de esta intensificación de la asistencia, el Banco incrementará también los fondos de su mecanismo de vía rápida para hacer frente a la crisis del precio de los alimentos, que pasarán de US$1.200 millones a US$2.000 millones, a fin de seguir ayudando a los países a enfrentar la crisis de los alimentos, aún en curso.

La respuesta del Banco refleja la creciente preocupación por el hecho de que el actual clima de crisis económica está empujando a la pobreza a más personas del mundo en desarrollo, quienes se enfrentarán al hambre y a posibles recortes en los programas de salud, educación y otras iniciativas sociales.

“Un mundo que no aprende de la historia está condenado a repetirla. Si bien la reciente cumbre del G-20 se centró en cuestiones financieras, debemos aprender de la historia de las crisis anteriores, cuando los gobiernos buscaron hacerse de dinero y recortaron programas sociales, a menudo con efectos devastadores sobre los pobres”, dijo el presidente del Grupo del Banco Mundial, Robert B. Zoellick.

“Hasta el momento, la atención se ha centrado principalmente en los países desarrollados, cuyos habitantes enfrentan la pérdida de hogares, bienes y empleos. Éstas son penurias reales”, sostuvo Zoellick. “Pero las personas que viven en los países en desarrollo tienen mucho menos margen con que protegerse: carecen de ahorros, de seguros, de beneficios por desempleo y, a menudo, de alimentos. Durante la crisis de Asia oriental, en Tailandia aumentó un 22% el número de mujeres embarazadas anémicas, mientras que en Indonesia cayó la cantidad de niños matriculados en las escuelas. Este tipo de retrocesos puede afectar a toda una generación. No debemos dejar que vuelva a ocurrir”.

Como parte de las medidas destinadas a proteger a los pobres, el Directorio Ejecutivo del Banco ha aprobado la ampliación del Fondo de desembolso rápido para hacer frente a la crisis de los alimentos, cuyo monto alcanzará los US$2.000 millones. Esta aprobación se produce menos de un año después de la creación de dicho fondo, establecido en el marco del Programa para hacer frente a la crisis mundial de alimentos (GFRP). El tope de US$1.200 millones ya prácticamente se ha alcanzado, con proyectos por un valor total de US$1.180 millones en 36 países.

“La persistencia del entorno económico riesgoso combinada con la persistencia de la volatilidad de los precios de los alimentos implica que, para los pobres, la crisis de los alimentos está lejos de terminar", dijo la directora gerente del Grupo del Banco Mundial, Ngozi Okonjo-Iweala. “Son muchos los países pobres que no se han visto beneficiados con la relativa moderación de las subas de los precios de los alimentos en los mercados internacionales. La decisión de ampliar el mecanismo contribuirá a garantizar que se cuente con las medidas de vía rápida necesarias para continuar respondiendo con celeridad a fin de ayudar a los países”.

Se prevé que las inversiones del Banco Mundial en protección social se incrementen drásticamente en 2009-2010 hasta llegar a los US$12.000 millones, mientras que durante los dos ejercicios anteriores a la crisis, el monto destinado a ese fin fue de US$4.000 millones. Con estos fondos se financiarán, entre otras cosas, programas de respuesta social rápida y transferencias monetarias condicionadas, en virtud de las cuales se transfiere dinero a las familias a cambio de que envíen a sus hijos a la escuela y realicen controles médicos periódicos.

Zoellick señaló que el incremento de las inversiones en los programas de protección social ha demostrado ser eficaz tanto para estimular el gasto como para proteger a los pobres a un costo relativamente bajo, que a menudo no supera el 1% del producto interno bruto (PIB) del país en cuestión. Programas exitosos como Oportunidades, de México, o Bolsa Familia, de Brasil, tienen un costo del orden del 0,4% del PIB, mientras que el programa de protección social más importante de Etiopía, denominado "Red de Protección Productiva" representa cerca del 1,7% del PIB.

A comienzos del mes en curso, el Banco Mundial aprobó un préstamo de US$1.500 millones para el Gobierno de México destinado a ampliar el programa Oportunidades y ayudar así al Gobierno a asistir a los 25 millones de personas que viven en los cinco millones de hogares más vulnerables del país.

El Banco Mundial ha establecido un Mecanismo de financiamiento para países vulnerables con el fin de canalizar fondos hacia los más afectados por las crisis de los alimentos y de la economía, con vías separadas para la respuesta social rápida y la seguridad alimentaria.

El Programa del Banco para hacer frente a la crisis mundial de alimentos (GFRP) ha brindado alivio inmediato a los países gravemente perjudicados por los precios de los alimentos. Los proyectos ejecutados por el Banco Mundial y sus asociados en el sistema de las Naciones Unidas han respaldado programas de protección social tales como los de alimentos por trabajo, suministro de micronutrientes y raciones complementarias a madres e hijos y comedores escolares para los sectores más vulnerables. Por ejemplo, en Sierra Leona, se han aprobado 119 proyectos de dinero por trabajo, que permiten brindar 42.000 días-persona de empleo a más de 5.300 habitantes. En Liberia, todos los meses desde octubre de 2008 se ha brindado alimentación escolar a 60.000 niños.

Con casi US$750 millones desembolsados hasta la fecha, el GFRP también brinda apoyo de corto y mediano plazo a la producción de alimentos, puesto que a través de él se suministran semillas y fertilizantes a los agricultores, se mejoran los sistemas de riego y las actividades ganaderas de los pequeños agricultores y se brinda apoyo presupuestario para políticas gubernamentales, como las destinadas a compensar las reducciones arancelarias para los alimentos y otros costos inesperados.

A través del Fondo de respuestas sociales rápidas del Banco, se financian medidas inmediatas dirigidas a grupos vulnerables. Con él se procura mantener las inversiones nacionales en salud, educación y otros programas sociales durante la crisis económica al tiempo que se amplían los servicios en esos sectores, por ejemplo, los de salud y nutrición materno-infantil y los programas de comedores escolares. Los recursos de este fondo se destinan también a la ampliación de programas de protección social dirigidos a grupos específicos, las inversiones en mercados laborales activos, el apoyo a los ingresos de los desocupados, la creación de empleo, los programas de capacitación y otras iniciativas laborales conexas.

Fuentes:
Contenido: Banco Mundial
Imagen/Foto: www.www.blogverso.com







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