Además de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, Bélgica pretende contribuir a la lucha contra el cambio climático inculcando prácticas de…
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Además de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, Bélgica pretende contribuir a la lucha contra el cambio climático inculcando prácticas de consumo amigables con el medio ambiente entre su población. Y para modificar los hábitos de consumo de los belgas, el gobierno, en colaboración con la iniciativa privada y los sindicatos, ha puesto a circular los llamados “cheques verdes”, los cuales son una versión ecológica de los actuales bonos de compensación salarial.
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Es decir, en lugar de recibir cheques de consumo para restaurantes, los empleados obtienen una bonificación que servirá exclusivamente para comprar productos ecológicamente sustentables, desde focos de ahorro energético, hasta artículos de jardinería, bolsas biodegradables y mercancías elaboradas con materiales reciclados o de diseño ambientalista.
Los “ecocheques” también pretenden ser un estímulo para dejar el coche privado en casa, al estar diseñados para la compra de bicicletas y el pago de transporte público. “Estamos convencidos de que aumentará el consumo de productos ecológicos, así como el uso de servicios amigables con el medio ambiente, porque el trabajador no puede usarlos para otra cosa”, dice a BBC Mundo, Kelly Govaert, responsable del departamento de información de Accor Services. Una alternativa verde Los llamados cheques ecológicos han comenzado a circular con un valor inicial de 125 euros (US$185) al año y para el 2010 el monto aumentará a 250 (US$370) euros anuales. La tarea logística de emisión y distribución corre a cargo de las compañías Accor Services y Sodexho, y participan sectores como la banca, el transporte, el hotelero, el metalúrgico y químico. Pioneros Flandes, la región más próspera, industrializada y contaminante de Bélgica, está presenciando los primeros resultados de la adopción de tecnologías limpias y la introducción de políticas dirigidas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Para el 2020, Bélgica tiene la meta de reducir en 15% sus emisiones de carbono responsables del calentamiento global.
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