Por Stakeholders

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CHIRAPAQ, centellear de estrellas en quechua ayacuchano, surgió hace 25 años, cuando nuestro país estaba envuelto en la violencia interna y los pueblos indígenas perdían la vida. La situación que vivíamos los obligó a asumir un compromiso con nuestros hermanos y hermanas indígenas, principales víctimas de la violencia. Este fue el inicio de un largo caminar en el que lucharon por la defensa y fortalecimiento de nuestra cultura e identidad y el reconocimiento de nuestros derechos económicos, sociales, políticos y culturales como personas y pueblos.

Los pueblos indígenas en los últimos treinta años han logrado el Convenio Nro. 169 de la OIT, la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, el Mecanismo de Expertos y el Foro Permanente para los Asuntos Indígenas de la ONU. El resultado de este proceso obliga a los Estados a respetar y reconocer los derechos de los pueblos indígenas en base a este estándar internacional, legislando e implementando leyes y políticas acordes a estos instrumentos y mecanismos como parte del sistema de la ONU y firmantes de estos compromisos.

No obstante en el Perú, la Ley del Derecho a la Consulta Previa a los Pueblos Indígenas aún está pendiente, pese a ser un derecho impostergable para garantizar la vida y el territorio de nuestros pueblos en los que el Estado superpone derechos al otorgar concesiones a empresas transnacionales.

Siendo el Perú uno de los países comprometidos con los Objetivos de Desarrollo del Milenio y reportándose avances en la erradicación de la pobreza extrema y del hambre, debemos puntualizar que el crecimiento económico del país aún no se refleja en el sector andino y amazónico donde más de 800 mil niños, niñas y adolescentes indígenas se encuentran en situación de pobreza y pobreza extrema (UNICEF, 2010), mientras que 47% de mujeres de la sierra rural, y 48,3% de mujeres de la selva rural están en extrema pobreza (FAO, 2003). La tarea de incluir un enfoque de distribución de los ingresos y la riqueza del país que incluya a los pueblos indígenas con participación plena y como sujetos de derecho está aún pendiente.

A puertas de las elecciones presidenciales y reconociéndonos como un país de origen indígena, demandamos a los partidos políticos en carrera incluir la agenda de prioridades de nuestros pueblos y la implementación de nuestros derechos con acciones concretas en el siguiente gobierno.

Los pueblos indígenas tenemos la seguridad de que haciendo esfuerzos para un diálogo constructivo con los Estados, así como hemos logrado incidir en el sistema de la ONU en los niveles más altos, seguiremos haciendo esfuerzos diplomáticos y estratégicos para que nuestras prioridades sean políticas de Estado que trascienda los gobiernos y nos lleve al reconocimiento como países y sociedades plurales, diversas y sin exclusiones.

En el marco de nuestros 25 años de vida institucional, compartimos con ustedes el orgullo y la satisfacción de haber contribuido a fortalecer la identidad cultural, el desarrollo de la educación y la salud intercultural, y la revaloración de la dieta andina y amazónica. También por la creación de espacios de articulación entre mujeres, niños, niñas y jóvenes andinos y amazónicos y principalmente por haber impulsado la formación y fortalecimiento de liderazgos en el plano local, nacional e internacional con propuestas e iniciativas que tienen actores y actoras con rostro propio.

En esta celebración renovamos nuestros compromisos e instamos a los hermanos y hermanas del Perú y el mundo a reflexionar sobre la riqueza de nuestra diversidad, a conocerla y a adherirse a la defensa por los derechos individuales y colectivos de nuestros pueblos a fin de construir una sociedad que se enorgullezca y enriquezca de su múltiple diversidad y permita el desarrollo con igualdad para todos y todas.








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