Por Stakeholders

Lectura de:

MARCO VINELLI
Profesor de la Maestría en Administración de
Agronegocios de ESAN

En un primer acto, el presidente Castillo anunció la segunda reforma agraria como la solución a los problemas que enfrentan miles de agricultores pequeños cada día. En un segundo acto, el ministro de Agricultura emitió una resolución ministerial para crear el Grupo de Trabajo Sectorial para el Desarrollo del Sector Agrario y de Riego en el marco de la II Reforma Agraria, con el fin de generar un espacio participativo para diseñar políticas sectoriales.

Sin embargo, los grandes ausentes son el sector privado, los representantes de los trabajadores y la academia. Como tercer acto, el Gobierno presentó la segunda reforma agraria en Cusco, en una ceremonia fastuosa, televisada por señal abierta y donde invita a todos. Sin embargo, no presentan ningún documento ni medidas que ayuden, de manera definitiva, al pequeño agricultor en el país. ¿Cómo se llama esta obra?

Todos estamos de acuerdo en que es necesario brindar mayor asistencia técnica al campo, llevar más agua a los pequeños agricultores, facilitar su acceso a la tecnología y al crédito, generar más caminos y carreteras de acceso, colocar agua y energía eléctrica en el sector rural, y apoyar de manera decidida a la agricultura familiar. No obstante, si solo nos quedamos en los anuncios y no involucramos a toda la cadena nacional del sector agroalimentario, esta propuesta tendrá igual o peor resultado que la nefasta primera reforma agraria en el Perú.


Acciones urgentes

A continuación, mencionaremos algunas brechas en el sector que son urgentes de atender para darle contenido al emprendimiento del nuevo Gobierno:

  1. Infraestructura de riego. Según el Enagro 2018, el 97.2 % de los productores de la costa usan el riego en sus cultivos. Es una realidad muy diferente a la de otras partes del país: solo el 40.2 % y el 23.2 % de los pequeños y medianos productores de la sierra, así como el 1.7 % y 1.2 % de los pequeños y medianos productores de la selva, utilizan el riego en sus cultivos. El resto solo depende de las lluvias.
  2. Acceso al riego tecnificado. El Perú registra 1.5 millones de hectáreas cultivadas bajo riego, pero solo el 8 % de esa superficie cuenta con riego tecnificado (Censo, 2012). El riego tecnificado está ligado, de forma directa, con la productividad de los pequeños agricultores, es decir, la producción de sus parcelas y sus ingresos aumentarán cuando utilicen cultivos.
  3. Acceso a financiamiento. A febrero de 2020, las colocaciones del sistema financiero destinadas al sector agropecuario llegaron al 5.63 % del total de créditos colocados por el sistema financiero formal. Asimismo, en el 2012, el Censo Nacional Agropecuario registró que solo el 8.2 % de agricultores accedían al crédito formal.
  1. Uso de abonos y fertilizantes. En el Perú, 1 370 000 productores agropecuarios (62 %) emplean algún tipo de abono orgánico. Los productores de la sierra son quienes más aplican este tipo de productos, mientras que el número de agricultores de la costa y la selva es mucho menor. En cuanto al uso de fertilizantes, 971 200 (43.9 %) productores indicaron, en el último censo agropecuario del 2012, que aplicaban fertilizantes químicos en su proceso productivo.

Estas brechas requieren soluciones de mercado y, por supuesto, el aporte del Estado para reducirlas. Solo así se logrará el
tan ansiado desarrollo para todos los agricultores del país.







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