Karina Zevallos, presidenta del Programa de Equidad e Inclusión de PERUMIN 37 y directora del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), conversa con Stakeholders sobre los avances y desafíos del sector minero en materia de equidad de género. Desde la creación del Sello PERUMIN a la Excelencia en Equidad de Género hasta programas educativos que inspiran a nuevas generaciones, Zevallos destaca que el cierre de brechas no solo es una meta social, sino una condición clave para una minería sostenible y competitiva.

Karina Zevallos, presidenta del Programa de Equidad e Inclusión de PERUMIN 37, impulsa desde el IIMP una agenda de equidad que busca transformar la minería peruana en un sector más diverso y sostenible.
Karina Zevallos, presidenta del Programa de Equidad e Inclusión de PERUMIN 37, impulsa desde el IIMP una agenda de equidad que busca transformar la minería peruana en un sector más diverso y sostenible.

Por Denisse Torrico

Lectura de:

¿Cuál consideras que fue el mayor desafío para lograr una participación más equitativa en PERUMIN 37?

Yo creo que en la industria, si bien no se ven aún las estadísticas a nivel país, hay una corriente que le da más importancia al cierre de la brecha de género. De una u otra forma, hay empresas, personas y entidades comprometidas con ello.

Uno de los propósitos del Instituto de Ingenieros de Minas (IIMP) en esta edición de PERUMIN fue poner en relieve el tema del cierre de la brecha de género, no solo desde el diagnóstico o la reflexión, sino pasando de la reflexión a la acción.

No queríamos quedarnos en el diagnóstico o en la conversación, sino mostrar casos concretos, tanto en Perú como en otros países (Chile, Canadá, Reino Unido, Alemania y Australia), que puedan replicarse en nuestro contexto.

¿Qué experiencias destacaron durante estos espacios?

Tuvimos paneles con empresas mineras que tienen culturas fuertes respecto a equidad, así como con empresas proveedoras y testimonios de mujeres beneficiadas por programas de gobierno, asociaciones o empresas.

Queríamos mostrar ejemplos replicables. A veces se piensa que se necesita una gran inversión, pero muchas iniciativas son prácticamente gratuitas. Lo que realmente se necesita es voluntad desde el gobierno, las empresas y los líderes.

También se lanzó el programa “Kura Ñañai”. ¿De qué trata esta iniciativa?

El programa Kura Ñañai (“tu hermana mayor”) es desarrollado por Women in Mining Perú. Consiste en talleres vivenciales de ciencias para niñas de tercero, cuarto y quinto de secundaria, impartidos por estudiantes universitarias de sus mismas regiones.

Es un programa descentralizado y muy potente. Todo lo recaudado en la cena STEM previa a PERUMIN servirá para implementar este programa en Arequipa. Ahí se ve un efecto de colaboración muy fuerte entre academia, asociaciones, empresas y personas.

Se mencionó también el “Sello PERUMIN a la Excelencia en Equidad de Género”. ¿Cómo se desarrolló?

Invitamos a empresas de manera gratuita a participar. Usamos como referencia estándares internacionales, como las ISO o los ODS de la ONU; y evaluamos políticas, desarrollo de talento y liderazgo femenino, e impacto en comunidades. Las empresas que demostraron excelencia recibieron el sello. El enfoque fue, nuevamente, reconocer lo que tiene resultados concretos.

A nivel nacional, la participación femenina en minería sigue siendo baja. ¿Qué desafíos persisten?

Efectivamente, no llegamos ni al 8%. Chile, por ejemplo, ha pasado al 23% y es hoy el país líder a nivel global. Nosotros avanzamos lentamente, pero de manera consistente.

Lo que falta es tomar la decisión de que esto es imperativo para tener una minería sostenible. Hay factores estructurales: educación, entorno familiar, oportunidades, falta de comunicación y de normativas que realmente impulsen el cambio.

También es clave que las empresas proveedoras se involucren y que exista un marco regulatorio firme, tanto desde el gobierno como desde las empresas mineras hacia sus cadenas de valor.

¿Debería haber un marco más exigente, como ocurre con los estándares de seguridad?

Exactamente. En seguridad, las empresas mineras cumplen estándares que superan lo exigido por ley, porque lo consideran parte de su ADN. Debería ser igual con la equidad de género. La finalidad es hacer que la minería sea consistentemente sostenible.

¿Por qué algunas empresas aún no apuestan por la equidad de género?

Hay distintos grados de madurez. Algunas no visualizan los beneficios o solo se enfocan en cumplir metas financieras. Falta sensibilización, comunicación, insistencia y visibilidad.

¿Cómo pueden trabajar conjuntamente los sectores público y privado?

Como parte del sello, elaboraremos un Manual de Buenas Prácticas hacia el Cierre de la Brecha de Género. Este documento servirá como guía para empresas que quieran implementar programas, adaptados a su realidad.

Queremos que este trabajo sea sostenible, no solo algo puntual de PERUMIN, sino un proceso continuo de colaboración que permita aplicar buenas prácticas sólidas y duraderas.

¿Qué legado esperan dejar con esta primera edición del programa?

Queremos sentar las bases de una corriente de buenas prácticas. Invitamos a más de 400 empresas, postularon 39 y 24 obtuvieron el sello. Esperamos que en la próxima edición sean muchas más.

El impacto será medible, conforme aumente la participación femenina en el sector, se verá reflejado en las estadísticas. Para que la minería sea sostenible, deben participar tanto hombres como mujeres de manera equitativa.

Donde hay equidad, hay aceptación. Y cuanta más aceptación haya, habrá más inversión, más puestos de trabajo y más oportunidades para las mujeres. Es un círculo virtuoso.

¿Qué horizonte se proyecta para el futuro?

Estamos invirtiendo a largo plazo. Las niñas que participen hoy en el programa Kura Ñañai recién egresarán del colegio en unos años. Ojalá que para el 2030 estemos largamente en dos cifras en la participación femenina en el sector.

La educación parece jugar un rol clave en este cambio.

Totalmente. Sin educación no podremos cambiar esta situación. Por eso son tan importantes las alianzas con instituciones como Women in Mining, Mujeres Roca o Cetemin, que promueven la educación técnica y universitaria hacia una minería responsable, inclusiva y equitativa.

Los programas escolares son fundamentales para que las niñas se interesen por las ciencias y vean que hay una comunidad de mujeres dispuestas a recibirlas. Cuanto más involucrados estemos, más rápido romperemos la inercia y lograremos que la participación femenina deje de estar en una sola cifra.

LEA TAMBIÉN: PERUMIN 37: La participación femenina en minería no llega al 10 %, según WIM Perú







Continúa con tu red social preferida

Al continuar serás un suscriptor gratuito

O continúa tu correo.

Escriba su correo electrónico con el que se suscribió para acceder

Suscríbete

Ya me suscribí.