Denuncias por minería ilegal se triplican en 5 años.

Por Pamela Antonioli De Rutté, gerente general del Hub de Innovación Minera del Perú

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Durante décadas, la minería peruana ha sido vista principalmente como un motor económico asociado a exportaciones, PBI y recaudación fiscal. Sin embargo, la verdadera transformación del sector está ocurriendo en otro frente: la innovación. Hoy, la industria minera se ha convertido en el espacio donde el país está desarrollando conocimiento avanzado, tecnologías emergentes y nuevas capacidades técnicas que antes parecían reservadas para otras economías.

En el corazón de esta transformación está el desafío de la productividad sostenible. El sector ha entendido que el futuro no pasa por producir más mineral, sino por producir mejor: con operaciones más eficientes, menores costos, procesos predictivos, mayor seguridad y una huella ambiental cada vez más controlada. La innovación dejó de ser un lujo reputacional, es una necesidad operativa.

Pero todo esto sería imposible sin quienes están todos los días en campo. El minero peruano ha dejado de ser solo un operador de procesos físicos para convertirse en un usuario de tecnología compleja: monitorea sistemas digitales, interpreta data en tiempo real, opera equipos remotos y participa activamente en la prueba y escalamiento de soluciones tecnológicas. La innovación nace en su experiencia, en su criterio y en su capacidad de adaptación. Si el Perú avanza en minería inteligente, es porque miles de trabajadores están empujando ese salto todos los días desde las operaciones.

Este cambio no es solo tecnológico. Es humano. La minería está demandando un talento distinto: ingenieros de datos, expertos en automatización, especialistas en inteligencia artificial, diseñadores de software industrial y profesionales capaces de gestionar ecosistemas colaborativos. El sector ya compite globalmente por talento, y la oferta profesional local debe estar lista para responder a esa demanda.

Ese impulso está generando una nueva dinámica de innovación del país. Hoy vemos proveedores tecnológicos peruanos operando en varias minas de la región, startups desarrollando soluciones para desafíos específicos y universidades investigando problemas reales en campo. La minería ha dejado de ser un sector aislado para convertirse en un laboratorio aplicado de innovación nacional.

El Día del Minero es una ocasión para reconocer este cambio cultural profundo dentro del sector. Es el momento de poner en valor la evolución de la minería peruana y de quienes sostienen esta industria en su día a día: los profesionales que elevan los estándares de seguridad, excelencia operativa e innovación en las operaciones del país.

El verdadero homenaje es para quienes impulsan el futuro desde las operaciones: trabajadores que operan tecnología avanzada, resuelven problemas complejos en campo y convierten desafíos en soluciones. Son ellos quienes están redefiniendo la minería nacional y escribiendo su siguiente capítulo. Si el Perú quiere crecer, necesita algo más que minerales: necesita talento minero capaz de innovar. Esa es, hoy, nuestra mayor ventaja competitiva.

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