Los residuos textiles tardan hasta 200 años en biodegradarse, al igual que el plástico, el petróleo y los neumáticos. 

Por Stakeholders

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La industria textil es la segunda más contaminante del mundo, según las Naciones Unidas (ONU). Y es que los residuos textiles pueden tardar hasta 200 años en biodegradarse, el mismo tiempo que el plástico, el petróleo y los neumáticos. 

Un manifiesto de sostenibilidad presentado por la reconocida diseñadora Stella McCartney, advierte que, de continuar con el ritmo actual en la industria de la moda, los residuos textiles acumulados hasta el 2025 llegarán a pesar la misma cantidad que la población mundial.

La principal causa es que el exceso de inventario aumenta cada año comparado con el tiempo de uso que se le da a la ropa, que es 10 veces por prenda en promedio.

Las casas textiles solían presentar dos temporadas anuales, Primavera/Verano y Otoño/Invierno. Sin embargo, el boom de la denominada moda rápida ha acelerado el ciclo de confección, compra y desecho de la ropa, donde incluso se elaboran más de 52 micro colecciones por año con altos indicadores de sobre producción. 

En medio de ese escenario aparecen nuevas tendencias de reciclaje como el upcycling o supra reciclaje. Esta técnica consiste en rediseñar prendas en desuso para transformarlas en piezas nuevas y originales. 

“Está claro que debemos cambiar la forma en que usamos y cuidamos nuestra ropa. Sabemos por investigaciones que extender su vida útil por solo nueve meses puede reducir el impacto del carbono, el impacto del agua y los desechos producidos en hasta 30 %. Hay diferentes maneras de hacer esto: remendar, transformar o reciclar la ropa que ya tenemos, así como airear, vaporizar o lavar nuestras prendas de una manera más sostenible”, dijo Vanessa Butani, vicepresidenta de sustentabilidad del Grupo Electrolux.

Además de crear una moda sostenible, el upcycling busca romper el ciclo de producción masiva (usar y desechar prendas). Cabe precisar que al duplicar el tiempo de uso de las prendas, las emisiones de gases de efecto invernadero que se generan en el proceso de confección se reducen en 50 %. 

“Si todos hiciéramos un pequeño cambio para romper el patrón, podríamos reducir el impacto ambiental de los textiles. Usar agua fría para el lavado y cambiar el detergente en polvo por uno líquido podría significar ahorrar el equivalente a 50 kg de CO2 por electrodoméstico por año. Podría crear un gran impacto cuando se escala a millones de consumidores siguiendo el mismo ejemplo” comenta Butani.

Una de las primeras apuestas en esta tendencia es ‘Break the Pattern‘, una colección de alta costura elaborada con prendas recogidas del desierto de Atacama, uno de los vertederos textiles más grandes del mundo ubicado a 2 mil kilómetros de la ciudad de Ica. Fue realizada por las reconocidas diseñadoras Rave Review, junto a Electrolux, y busca inspirar a las personas a cuidar mejor sus prendas de vestir. 







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