
La reciente donación de 93 vagones y 20 locomotoras, impulsada por Rafael López Aliaga, llega a la capital con fallas técnicas que, además de generar problemas operativos, podrían representar un desafío ambiental considerable.
En una medida que pretendía modernizar el transporte ferroviario en Lima, el Ministerio de Transporte y Logística (MML) confirmó la llegada de 93 vagones y 20 locomotoras donados por el empresario Rafael López Aliaga. Sin embargo, lejos de ser una solución lista para operar, la donación ha generado controversia al revelarse que las unidades presentan fallas que podrían afectar tanto la seguridad del servicio como el medio ambiente.
Las locomotoras presentaron problemas mecánicos que ponen en duda su operatividad inmediata. Más allá de la preocupación por la eficiencia del servicio, los expertos en sostenibilidad señalan que la incorporación de maquinaria con fallas y, probablemente, de tecnologías obsoletas, podría derivar en mayores emisiones contaminantes.
¿Cuánta contaminación generan estas locomotoras?
Aunque el informe no detalla cifras exactas de emisiones para estas unidades en particular, estudios previos han estimado que una locomotora diésel antigua, especialmente si no se encuentra en óptimas condiciones, puede llegar a emitir entre 1.500 y 2.000 kg de CO₂ por hora de operación. Además, estas máquinas también liberan óxidos de nitrógeno (NOₓ) y partículas en suspensión, contaminantes que afectan la calidad del aire y la salud de las personas.
“Una locomotora en mal estado no solo representa un riesgo para la seguridad, sino que su ineficiencia se traduce en mayores niveles de contaminación ambiental”, explica un experto en transporte sostenible. “Incorporar equipos que no cumplen con las normativas modernas de emisiones es contraproducente, sobre todo en una ciudad que ya lucha por mejorar su calidad del aire”, añade.
Una oportunidad desperdiciada para avanzar hacia la movilidad sostenible
La intención detrás de la donación era impulsar el transporte ferroviario y, con ello, disminuir la dependencia de combustibles fósiles en otros medios de transporte. Sin embargo, si estas locomotoras requieren reparaciones intensivas o, en el peor de los casos, deben ser desechadas, se estaría desperdiciando una inversión que podría haberse orientado hacia soluciones más limpias y modernas.
Expertos en movilidad sostenible abogan por la necesidad de modernizar el parque ferroviario con equipos que sean eficientes energéticamente y respetuosos con el medio ambiente. “La transición hacia un transporte más sostenible exige no solo políticas de inversión, sino también la adopción de tecnologías que reduzcan la huella de carbono. Equipos modernos pueden reducir significativamente las emisiones, mientras que maquinaria obsoleta, como la que se ha donado, genera un impacto negativo que va más allá de la eficiencia operativa”, señala un analista del sector.
El camino a seguir
Ante este panorama, es fundamental que las autoridades y los responsables de la donación realicen una evaluación exhaustiva de las unidades donadas y, de ser necesario, implementen planes de modernización o sustitución. La meta no solo debe ser ofrecer un servicio de transporte seguro y eficiente, sino también contribuir al cumplimiento de las metas ambientales, reduciendo la contaminación generada por el sector.
La polémica generada por la donación de estos trenes a Lima pone en evidencia la importancia de integrar criterios de sostenibilidad en todas las iniciativas de infraestructura. En un mundo cada vez más comprometido con la reducción de emisiones, contar con tecnología de punta es esencial para avanzar hacia un futuro más limpio y saludable.
Mientras tanto, la ciudad de Lima y sus habitantes esperan respuestas y soluciones que permitan transformar una iniciativa con promesas en un verdadero paso hacia la movilidad sostenible.
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