Lima es una de las ciudades más contaminadas de América Latina. En esta nota te explicamos qué enfermedades se podrían generar a raíz de este problema.

Por Stakeholders

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La polución en Lima no solo afecta la calidad del aire, sino también la salud de sus habitantes, ya que una serie de enfermedades están estrechamente vinculadas a la alta concentración de contaminantes en la ciudad. Por ello, es importante implementar políticas y medidas efectivas que ayuden a minimizar sus efectos, con la finalidad de proteger la vida y el medio ambiente.

La polución en la ciudad de Lima es un enemigo silencioso que afecta considerablemente la vida cotidiana de sus habitantes. Sin duda, este fenómeno que ha sido ampliamente estudiado a lo largo de los años no solo repercute en la estética urbana con una capa de smog, sino que también el aire cargado de partículas contaminantes que respiran los limeños representa una grave amenaza para la salud pública, provocando así diversas de enfermedades.

De acuerdo con un informe publicado por el Air Quality Life Index (AQLI) en 2023, Lima ha sido considerada como la ciudad más contaminada de América Latina. Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 7 millones de decesos suceden debido a la contaminación ambiental a nivel mundial. Mientras que, en el caso del Perú, alrededor de 10 mil personas fallecen cada año debido a la polución en Lima y El Callao, de las cuales 6 mil mueren anualmente por la contaminación del transporte, según la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA).

¿Cómo afecta la polución del aire en Lima a la salud a los ciudadanos?

Enfermedades respiratorias

La polución del aire tiene un impacto considerable en la salud pública, pues los contaminantes en el aire pueden penetrar profundamente en el sistema respiratorio, causando o agudizando una serie de condiciones respiratorias y cardiovasculares. De acuerdo con la doctora Neha Solanki, neumóloga de Cleveland Clinic, la exposición prolongada a partículas finas (PM2.5) está vinculada con un aumento en la mortalidad por enfermedades cardíacas y respiratorias, así como con problemas de salud crónicos, como el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la neumonía y la bronquitis crónica.

Para las personas con condiciones respiratorias preexistentes, tales como el asma y el EPOC, la polución del aire es especialmente dañina. Básicamente, el contacto con altos niveles de contaminantes puede desencadenar exacerbaciones de estas condiciones, resultando en síntomas severos, como dificultad para respirar, sibilancias y tos persistente, lo cual no solo disminuyen la calidad de vida, sino que también pueden aumentar el riesgo de complicaciones graves y la necesidad de hospitalización.

Enfermedades neurológicas

La exposición a contaminantes del aire, especialmente a partículas finas, se ha vinculado con un incremento en el riesgo de enfermedades neurológicas. Diversos estudios han indicado que la inflamación sistémica y el estrés oxidativo inducidos por la polución pueden contribuir al deterioro cognitivo y aumentar el riesgo de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y el Parkinson. Estos efectos pueden ser más pronunciados en personas mayores y en aquellos con factores de riesgo preexistentes.

Enfermedades dermatológicas

La polución del aire también puede tener efectos negativos en la piel, causando o exacerbando problemas dermatológicos, como la dermatitis, el acné y el envejecimiento prematuro. Como explicó Neha Solanki, los contaminantes pueden dañar la barrera cutánea, haciendo que la dermis sea más vulnerable a infecciones y condiciones inflamatorias. Además, la exposición prolongada puede acelerar el proceso de envejecimiento de la piel debido a los radicales libres y la inflamación crónica.

Problemas de salud mental

Igualmente, la exposición a contaminantes del aire, como las partículas finas (PM2.5) y el dióxido de nitrógeno, se ha vinculado con efectos negativos en la salud mental, incluyendo un aumento en los niveles de ansiedad, depresión y problemas de concentración. En concreto, estas condiciones mentales pueden deberse a la inflamación sistémica y el estrés oxidativo causados por la exposición a largo plazo, los cuales afectan al cerebro y pueden contribuir al desarrollo de trastornos cognitivos y del estado de ánimo.







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