En un reportaje revelador, la conexión entre gigantes de la moda y la devastación ambiental en Brasil ha generado una ola de preocupación y debate sobre la ética en la cadena de suministro global. Las marcas internacionales H&M y Zara se encuentran en el centro de esta controversia, acusadas de estar vinculadas con la deforestación ilegal, el acaparamiento de tierras y el acoso a comunidades indígenas en el país sudamericano.
El estudio, publicado por la prestigiosa ONG británica Earthsight, expone una trama compleja que abarca desde las grandes fincas de algodón en Brasil hasta las fábricas de ropa en Asia que suministran productos a estas empresas. Rafael Pieroni, coordinador para Latinoamérica de Earthsight, ofrece una mirada crítica sobre las implicaciones de estas revelaciones y el impacto en las comunidades locales y el medio ambiente.
¿Qué reveló el estudio realizado por la ONG británica Earthsight?
Empezamos a hacer la investigación hace más de un año en esta región de Brasil, en el estado de Bahía que está ubicada en Cerrado, que es una ecoregión que cubre casi el 25% de todo el país. El tamaño de Cerrado es como el de México para tener una idea de la dimensión. Teníamos informaciones, compartidas por miembros de comunidad locales, que la producción de algodón estaba impactando, no solamente a la vida de estos habitantes, sino también al medio ambiente por el uso de pesticidas y también la cantidad de agua que utilizan estos productores.
¿Cuáles son algunas de las acciones que han realizado estas corporaciones grandes de ropa que han contribuido a la deforestación ilegal de Brasil?
Las empresas en Asia no están directamente conectadas a las violaciones de derechos humanos o deforestación ilegal o a acaparamiento de tierras que está pasando en el valle. Sin embargo, se ven vinculadas porque están comprando este algodón producido en esa parte de Brasil. Para nosotros es importante exponer como la rastreabilidad es súper importante para que las empresas que incluso no están conectadas directamente con este problema también tengan responsabilidad de toda la cadena de suministros.
¿Cuál es la posición de estas empresas en relación a esta investigación?
Lo que escuchamos de las empresas minoristas es que están confiando en la certificación internacional Better Cotton (BC). Pero para nosotros esta respuesta nos dejó muy claro de que las compañías grandes, estos gigantes de moda, no tienen ni idea de dónde sacan el algodón y que para ellos eso no es tan importante. Brasil es un ejemplo, pero sabemos que eso pasa en muchos países del mundo.
¿Qué impacto está generando esta actividad y que regiones o zonas específicas de Brasil son las más afectadas?
Nosotros analizamos solamente dos productores, Grupo Horita y SLC Agrícola, que están produciendo algodón en esta parte de Bahía. Pero el Cerrado cubre más o menos cinco estados de Brasil. Tenemos el informe de que Bahía ha perdido el 50% de vegetación en los últimos 40 años, con la llegada de los agronegocios. Para nosotros es muy importante en los países que están consumiendo de manera general algodón o soya de Brasil tengan responsabilidad de presionar a las empresas que están vendiendo esos productos a hacer la rastreabilidad a sus productos.
¿Qué medidas regulatorias o legislativas se han propuesto para abordar este este problema?
Nosotros trabajamos básicamente en influenciar los gobiernos de estos mercados, consumidores,. Tenemos que intervenir en Inglaterra, donde está nuestra oficina, Estados Unidos y también la Unión Europea. La Unión Europea es la que tiene más avanzada esa conversación porque este año empieza a poner en práctica el reglamento de deforestación, que señala que todas las empresas que están importando tienen que tener el tema del rastreabilidad. Sino estas empresas van a tener series consecuencias en Europa.
¿Qué tan importante es la transparencia en las cadenas de suministro?
Las empresas más o menos dicen que es imposible llegar a la transparencia, pero nosotros somos una ONG muy pequeña y bueno, a lo largo de más de un año logramos hacer todas las conexiones, entonces sabemos que es posible. Es un tema muy importante que las empresas no confíen en los esquemas de certificación como Better Cotton.
No tenemos la intención de pedir que las empresas o que los consumidores paren de comprar algodón de Brasil. Lo que tienen que cambiar es la manera como estas empresas asumen su responsabilidad de rastrear y ser transparentes con sus productos.