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Por Stakeholders

Lectura de:

POR CRISTHIAN ABANTO – Sustainable business development manager en Deuman

La cadena de suministro puede contribuir hasta el 90 % de las emisiones de los gases de efecto invernadero (huella de carbono) de una empresa. Así, contar con una política de compras verdes se posiciona no solo como una idea atractiva, sino también clave para el desarrollo sostenible de la empresa. A pesar de los retos que implica, su adopción puede aportar beneficios significativos tanto a la empresa como a sus proveedores.

El poder de las compras verdes

Un informe del World Economic Forum señala que adoptar cadenas de suministro responsables puede aumentar los ingresos hasta en un 20 %, reducir costos en un 16 %, elevar el valor de marca entre un 15 % y 30 %, y reducir la cantidad de materiales necesarios para la producción hasta en un 30 %1 , teniendo un impacto significativo en la rentabilidad al aumentar el valor económico y de mercado de las organizaciones, generar ahorros de costos a largo plazo, mejorar la eficiencia operativa y reducir riesgos.

Un estudio de Kantar indica que hasta el 58 % de los consumidores latinoamericanos buscan adquirir productos de manera más sostenible2 . Esto significa que introduciendo materiales, productos y servicios más sostenibles en sus operaciones, las empresas no solo refuerzan su reputación, sino que incrementan su valor ante los clientes logrando fidelizarlos. Adicionalmente, estas prácticas atraen a inversionistas interesados en responsabilidad ambiental y abren puertas a mercados emergentes o aquellos en proceso de transición hacia políticas de adquisición más sostenibles.

¿Qué debe incluir una política de compras verdes?

Una política de compras verdes no puede existir de manera aislada, debe estar alineada con los procesos de compras, la política y los compromisos ambientales de la empresa, así como también respaldada por la alta dirección. Esto asegura una comunicación efectiva y capacitación de todos los actores de la cadena de suministro y permite ajustes basados en el feedback de los proveedores.

La política también puede incorporar un código de conducta verde, estableciendo normas como la reducción de residuos, emisiones (huella de carbono) y manejo de residuos químicos peligrosos. Así la empresa puede asegurarse de que en caso de incumplimiento, un proveedor pueda ser excluido. Sin embargo, se debe buscar primero la colaboración para el cumplimiento antes de la fiscalización.

Un paso más adelante, para la implementación exitosa de una política de compras verdes se deben abordar tres preguntas clave:

  1. ¿A quién?: ¿A quién estamos comprando? ¿En qué condiciones operan nuestros proveedores? ¿Qué limitaciones y oportunidades de mejora tienen? ¿Es posible establecer sinergias entre ellos? ¿Cómo los ayudamos a entregarnos mejores productos y servicios a precios razonables?
  2. ¿Qué?: ¿Qué productos y/o servicios estamos adquiriendo? ¿De dónde provienen? ¿Conocemos las etapas de su ciclo de vida? ¿Podemos identificar cuáles tienen impactos ambientales negativos más significativos? ¿Cuál es el costo total real del producto/ servicio si consideramos costos asociados al ciclo de vida? ¿Los necesitamos realmente, se pueden evitar? ¿Qué podemos cambiar en el diseño del producto y/o servicio para evitar su adquisición?
  3. ¿Cómo?: ¿Cómo establecemos criterios de compra? ¿Qué frecuencia de compra, logística y niveles de stocks haría más eficiente la gestión de compras? ¿Qué características cumplen los productos/servicios considerados “ecoamigables”? ¿Qué indicadores de seguimiento serán necesarios? ¿Confiamos en lo que se dice del producto? ¿Cuántos cambios estamos dispuestos a hacer en nuestras propias reglas de adquisición?

Rol de los proveedores

Una organización que implementa políticas de compras verdes naturalmente priorizará a aquellos proveedores que aporten valor agregado en cuanto a su responsabilidad ambiental a lo largo de su cadena de suministro. En esta línea, establecer alianzas para apoyarlos en cumplir los requisitos de sostenibilidad no solo beneficia a la empresa, sino que potencia la competitividad de toda la cadena de suministro.

Diversas empresas a nivel global ya han puesto en marcha iniciativas de colaboración con sus proveedores, estableciendo así una ruta a seguir. Empresas de manufactura y retail están impulsando la innovación y reducción de impactos ambientales a través de programas de eliminación de combustibles fósiles en la producción de artículos de limpieza e iniciativas de desarrollo de alimentos con bajas emisiones de carbono. En Latinoamérica hay ejemplos destacables como la minera CODELCO en Chile, que ha creado una calculadora de huella de carbono específica a proveedores, buscando mejorar el seguimiento de sus emisiones de alcance 3 y la trazabilidad de los recursos empleados.

Por su parte, los proveedores tienen la misión de ofrecer transparencia en sus productos y servicios. Es crucial entender que no toda alternativa es necesariamente más sostenible o eficiente, o que tenga un Análisis de Ciclo de Vida (ACV) con menor impacto ambiental. De hecho, podríamos estar introduciendo un nuevo problema en lugar de una solución y es por ello que es esencial que esta información sea verificable. Recurrir a certificaciones, estándares y reconocimientos, además de comunicar de manera adecuada los argumentos técnicos de los productos, resulta vital.

Es necesario reconocer dos barreras principales para los productos alternativos:

– La barrera económica: Para que estos productos sean competitivos, es imperativo generar una economía de escala o lograr un amplio volumen de mercado.

– La barrera de funcionalidad: Algunos productos alternativos, aunque sostenibles, pueden no ofrecer la misma eficiencia que sus contrapartes tradicionales, como es el caso de las cañitas de papel que pierden ciertas características físicas en menos tiempo que las de plástico.

Por ello, fortalecer la sinergia entre proveedores y clientes es crucial para desarrollar soluciones personalizadas que respondan a necesidades concretas. Esta relación es aún más crucial cuando las soluciones deseadas aún no están disponibles en el mercado. La necesidad de innovación abre puertas a organizaciones I+D, y a financiamiento centrado en sostenibilidad.

En conclusión, la adopción de políticas de compras verdes en las empresas ya no es solo una decisión ética, sino también una estratégica. La transición hacia las compras verdes es más que una inversión en el futuro, sino también un paso esencial para mantenerse competitivo en el presente.







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