Bernardo Kliksberg
Asesor de diversos organismos internacionales*
En el Foro de Davos 2021, los líderes empresariales coincidieron en ubicar como los riesgos mayores para el género humano, la pandemia, las grandes desigualdades, y el cambio climático. Entre otros, el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, instó a los empresarios a “desempeñar un rol activo en la reducción de las desigualdades”. Por su parte, el Secretario General de la ONU, António Guterres, advirtió “que estamos librando una Guerra suicida contra la naturaleza”.
La Cumbre Climática de Paris 2016, acordó limitar el calentamiento global a no más del 2% sobre el nivel preindustrial a fines de siglo, y no permitir que pase de 1.5% en el 2030. Estas metas no se están cumpliendo. En Davos además se afirmó que es imprescindible “descarbonizar cuanto antes el planeta”.
Pese a las campanas de negación del cambio climático, de algunos sectores ligados a energías sucias, la opinión pública mundial se ha ido alineando con la visión de una economía verde.
Acuciadas por la presión de los ciudadanos, los consumidores, los jóvenes e impulsadas por empresarios prominentes, como Bill Gates, Paul Polman y Laurence D. Fink, muchas empresas líderes avanzan en su compromiso ambiental. Fink preside Black Rock, el mayor fondo de inversión mundial, que maneja 9.000 trillones de dólares. En su mensaje 2021 exige a las empresas sostenibilidad para invertir en ellas. Les pides “un plan formal de como su modelo de negocios es compatible con una economía que no emita más gases invernadero”.
Dada la enorme influencia del Fondo puede sancionarlas. En el 2020, lo hizo con 69 empresas, y 64 directores, por desempeños regresivos en el tema, y puso en observación a otras 191 empresas. También demanda que transparenten sus riesgos por cambio climático. Asimismo destaca que “todo ello no sacrifica los retornos sobre la inversión. En el 2020, las empresas sostenibles superaron ampliamente a las otras en retornos”. A esto agrega que “cuanto más vuestras empresas practiquen la sostenibilidad, más las premiará el mercado con valuaciones más altas”. Enfatiza que el cambio climático “tiene un impacto desproporcionado en las comunidades de bajos ingresos”, agravando las desigualdades.
Hay renovadas iniciativas empresariales pro sostenibilidad. Algunos ejemplos. El Fondo de pensionados de Nueva York retiró 4.000 billones de dólares de inversiones en fósiles. Microsoft anunció un plan para ser carbón-negativa para el 2030. Sales Force conservará 100 millones de árboles. Delta Airlines está invirtiendo un billón de dólares para ser carbono neutral en la próxima década. General Motors, la mayor productora de autos de EE.UU, se comprometió a invertir 27 billones para crear 30 modelos de vehículos eléctricos para el 2025 y montar una fábrica de baterías para ellos. Proyecta que todos sus autos y camiones serán eléctricos para el 2035. Ya están empezando a seguirla sus competidores. Tesla, el pionero en autos eléctricos, batió los récords de valorización rápida.
Al mismo tiempo, los costos de las energías limpias siguen bajando, creando nuevas oportunidades empresariales. Un ejemplo de las posibilidades abiertas en alianzas público-privadas a favor del clima. Andrew Cuomo, gobernador de Nueva York, suscribió un acuerdo con Equinor de Noruega, empresa de energía eólica, y otras, para que toda la energía de la ciudad provenga de esa fuente limpia.
Por otro lado, el panel ONU Premio Nobel previene que hay eliminar el 50% de las nuevas emisiones contaminantes en los próximos años. La empresa privada debería estar en la vanguardia de la lucha para reducir el calentamiento global antes de que sea tarde.
* Premio Internacional Corresponsables (España) 2020 a la trayectoria en Responsabilidad Corporativa. Profesor Emérito, Honorario, y Doctor Honoris
Causa de múltiples universidades de América Latina, Europa y Asia.