
El aumento del caudal del río Rímac ha encendido las alarmas en la capital. Según el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi), el afluente alcanzó el umbral hidrológico rojo tras registrar un caudal de 41.23 metros cúbicos por segundo en la estación San Mateo. Esta cifra, impulsada por las intensas lluvias de los últimos días, representa un riesgo inminente de desborde, lo que podría provocar inundaciones en diversas zonas de Lima y afectar a miles de ciudadanos.
El Senamhi ha identificado como áreas de posible impacto a los centros poblados de Rucutupe, Verrugas, Esquina Songos, Santa Rosa de Pucshama, Monterrico, Huaripampa y Ocatara. La institución recomendó a la población mantenerse alerta y evitar cualquier actividad cercana al cauce del río, ya que la erosión de las márgenes y el colapso de infraestructura en las riberas son amenazas latentes.
Pero el peligro no se limita a Lima. El Senamhi también ha emitido un aviso meteorológico de nivel rojo para varias regiones del país, advirtiendo sobre lluvias de moderada a extrema intensidad en Amazonas, Ayacucho, Cusco, Huánuco, Junín, Loreto, Madre de Dios, Pasco, Puno, San Martín y Ucayali. Se estima que estos eventos climáticos se prolonguen entre el 5 y el 7 de marzo, con acumulados de lluvia de hasta 80 mm/día en algunas zonas. Además, se prevén descargas eléctricas y ráfagas de viento que podrían superar los 45 km/h.
Medidas de prevención ante el riesgo de desbordes e inundaciones
Ante este escenario, el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) ha instado a las autoridades locales y regionales a revisar las rutas de evacuación y garantizar que estén debidamente señalizadas. Asimismo, ha pedido verificar la operatividad de centros de salud, estaciones de bomberos y comisarías para atender posibles emergencias.
El Indeci también recomienda a la ciudadanía reforzar los techos de sus viviendas y coordinar con las autoridades locales la implementación de sistemas de alerta temprana, como sirenas, altoparlantes o silbatos. Además, exhorta a a las familias a elaborar y aplicar un plan de emergencia que contemple rutas de evacuación, puntos de encuentro y provisiones básicas en caso de desastres.
El impacto de las lluvias también se extiende a la infraestructura vial y agrícola. Varios tramos de carreteras en las regiones afectadas han registrado deslizamientos de tierra, lo que ha interrumpido el tránsito y aislado comunidades enteras. En el sector agrícola, los cultivos corren peligro ante el exceso de agua, lo que podría generar pérdidas significativas para los productores y afectar el abastecimiento de alimentos en los mercados locales.
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Cambio climático y la necesidad de adaptación
La recurrencia de eventos climáticos extremos en Perú refuerza la urgencia de implementar estrategias de adaptación al cambio climático. Expertos han señalado que el incremento en la intensidad y frecuencia de lluvias no es un fenómeno aislado, sino una consecuencia del calentamiento global y la alteración de los patrones climáticos. En este contexto, la transición hacia una economía circular y sostenible se vuelve aún más relevante.
El gobierno peruano ha impulsado la Hoja de Ruta Nacional de Economía Circular al 2030, un plan estratégico que busca transformar las prácticas económicas del país para minimizar la explotación de recursos naturales y reducir el impacto ambiental. Esta iniciativa no solo representa una oportunidad para la mitigación del cambio climático, sino que también proyecta la creación de más de 300,000 empleos verdes en sectores como la gestión de residuos, la eficiencia energética y la innovación tecnológica.
El desafío de equilibrar prevención y desarrollo sostenible
La crisis actual generada por las lluvias y el desbordamiento del Rímac es un recordatorio de la necesidad de equilibrar el desarrollo urbano con la resiliencia climática. La expansión de viviendas en zonas vulnerables, la deforestación y la falta de infraestructura adecuada agravan los efectos de estos fenómenos, poniendo en riesgo a miles de peruanos cada año.
Mientras las autoridades y organismos de emergencia trabajan para mitigar los daños inmediatos, es crucial que el país avance hacia soluciones estructurales que permitan reducir la vulnerabilidad ante el clima extremo. La inversión en infraestructura sostenible, la reforestación de cuencas hidrográficas y el fortalecimiento de programas de educación ambiental deben convertirse en prioridades para evitar que situaciones como la actual se repitan con mayor gravedad en el futuro.
Por ahora, la atención está puesta en la evolución del caudal del Rímac y en la respuesta de las autoridades ante la amenaza de más lluvias en los próximos días. La ciudadanía, por su parte, debe mantenerse informada y seguir las recomendaciones oficiales para reducir los riesgos ante este fenómeno natural que, una vez más, pone a prueba la capacidad de respuesta de Lima y el país entero.
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