Entrevista a Steve Sánchez, guía de observación de aves y fotógrafo cusqueño de naturaleza. Perú se prepara para recibir a los participantes de la XI Feria de Aves de Sudamérica.

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Por: Guillermo Reaño/ Revista Viajeros

“Más miedo le tengo a la ciudad que al campo, he pajareado por todas partes y no he tenido jamás percances mayores”. Steve Sánchez, guía de observación de aves y fotógrafo de naturaleza, cusqueño de pura cepa, hace quince años que recorre sin prisa los paisajes más recónditos del Perú, Ecuador, Colombia y Brasil para registrar emplumados. Lo suyo es amor a la naturaleza y compromiso con las personas que viven y cuidan los escenarios donde baten las alas las criaturas, grandes y pequeñas, que su lente ha venido registrando mientras se mueve por el mundo.

Su afición por el fisgoneo nació de improviso. Steve, el niño que observaba a los chiguancos (Turdus chiguanco) los campos de cultivo de su tierra natal, decidió, llegada la adolescencia, convertirse en guía de turismo. En la ciudad del Cusco el turismo es una actividad que convoca a casi todos sus pobladores. Antes de la pandemia un millón y medio de visitantes recorrían cada año sus callejas de piedra ilusionados con visitar la ciudadela de Machu Picchu, una de las siete maravillas del mundo moderno.

Con su título de guía oficial de turismo en mano, el esforzado estudiante cusqueño se fue de bruces contra la realidad. Lo aprendido en el instituto no le era suficiente para responder las preguntas de sus primeros clientes, casi todos sorprendidos de la riqueza natural detrás de los muros incaicos que habían venido a conocer. En el Cusco y en los tantos sitios arqueológicos que ofrece Perú se amontonan las evidencias de la extraordinaria diversidad biológica que se puede encontrar en un territorio que contiene los 28 de los 32 climas de la Tierra.

El Perú que debía redescubrir el inquieto guía es uno de los diez países megadiversos del planeta. Sus récords mundiales en diversidad natural asombran a cualquiera: primero en especies de mariposas, segundo en aves, cuarto en mamíferos, sexto en reptiles.

Decidido a aprenderlo todo de nuevo Steve inició su aventura profesional dispuesto a recorrer el país entero. Y en eso andaba cuando se topó con Salvador Solé, el fotógrafo de naturaleza español que le fue enseñando los principios de la fotografía de campo. “Fue muy loco, todo lo aprendía por email, debemos habernos escrito entre 500 o 700 correos, fueron dos años de hablar por teléfono y absolverlo todo. Creo que soy el único caso en el mundo de un fotógrafo que aprendió su oficio por correo”.

Pajareros por naturaleza

El fotógrafo de naturaleza formado de manera autodidacta antes de la irrupción del Internet y las redes sociales conduce, tres lustros después del encuentro con su mentor, una importante y muy requerida agencia especializada en viajes de observación de aves por los trópicos sudamericanos y desde hace algunos años es miembro del comité de la South American Bird Fair y de la organización local de la XI Feria de Aves de Sudamérica que se inicia el jueves 27 de octubre en el Cusco.

La feria que se desarrollará en el moderno Centro de Convenciones de la Municipalidad Provincial del Cusco podría considerarse el evento de observadores de aves más importante del planeta si es que se toma en cuenta que seis de los países con mayor cantidad de especies de aves se encuentran en nuestra región: Colombia, Perú, Brasil, Ecuador, Bolivia y Venezuela. El sétimo, China, tiene 500 especies menos que nuestro país.

Sudamérica, en suma, es el continente de las aves, posee más de un tercio de todas las especies de aves del mundo y casi mil especies más que África que es el siguiente continente con mayor patrimonio aviar.

“La feria de este año en el Cusco es un logro de los pajareros peruanos”, hace un alto para escucharnos en medio de las nutridas reuniones que debe atender una semana antes del inicio del certamen. En efecto, el birdwatchismo peruano ha empezado a tomar fuerza desde hace unos tres o cuatro años. Los grupos de aficionados y expertos que recorren el país tratando de registrar cada una de las 1882 especies reportadas oficialmente han convertido el avistamiento profesional, en un principio una actividad propia de estudiantes de biología y ramas colaterales, en un asunto de interés nacional.

Sudamérica es el continente de las aves, posee más de un tercio de todas las especies de aves del mundo y casi mil especies más que África.

El Perú es el país ideal para ver aves, en todas sus regiones las posibilidades de llevar un checklist exigente están al alcance de cualquiera. “En materia de observación de aves y de naturaleza hay mucho que ofrecer, enfatiza, Costa Rica tiene la mitad de lo que tenemos y vende muchísimo más; no estamos viendo el potencial que tiene la observación de aves en el mundo”, un nicho que solo en Estados Unidos, según datos recogidos de U.S. Fish & Wildlife Service, agrupa a 45 millones de aficionados.

Por eso los pajareros peruanos han tomado en serio el evento. Los observadores de naturaleza en el planeta turismo, entre ellos los especialistas en aves, se han multiplicado en los últimos años y han dejado de ser un segmento duro, especializadísimo. Los aficionados a este vicio permitido han dejado de moverse detrás del pajarito que les hacía falta para gritar bingo, ahora quieren vivir experiencias auténticas en los destinos que visitan. Y allí hay una oportunidad inmensa para nuestros países.

“Tenemos que prepararnos para cuando los birdwatchers y demás aficionados a la naturaleza empiecen a elegir Perú, acota, y para eso debemos mejorar en todo sentido”. La feria es por ello el campo de aprendizaje ideal, sus muchas dimensiones incluyen pajareo (en zonas tan diversas como el Parque Nacional Manu, uno de los lugares con  más especies de aves del planeta, y el Valle Sagrado de los Incas), talleres y workshops, conferencias magistrales, foros, simposios y un sinnúmero de actividades relacionadas con la afición.

“Van a llegar a nuestro país expertos de todo el mundo, continúa Steve, como Josep del Hoyo, un ornitólogo que lleva cuarenta años en el oficio y que me muero de ganas de conocer y escuchar”. El pajarero español, el dato es tan variable como sus salidas por el mundo, lleva registradas 7,910 de las posiblemente once mil especies identificadas científicamente.

Los nombres de los especialistas que arribarán a Perú en los próximos días han empezado a alborotar a la comunidad birder. Los organizadores anuncian la presencia en el Cusco de Thomas S.  Schulenberg, coautor con  Theodore Parker y John O’Neill del libro “Aves de Perú”; de Barry Walker, autor de la “Guía de campos de las aves de Machu Picchu;  de Fernando Angulo, líder de CORBIDI, la principal organización ornitológica del país; de Tiffany Kersten, la fundadora de Nature Ninja Birding Tours, de los periodistas especializados en aves de Colombia Mauricio Ossa y Niky Carrera, los creadores de la campaña #UnAveporunDía, entre otros ilustres visitantes.

“El entusiasmo de la gente, de los estudiantes, de los pajareros provincianos es inspirador», prosigue el fotógrafo cusqueño. “Calculo que superaremos en asistencia a las ferias anteriores”. Entre los participantes de la feria de este año, figuran seis niños de Casa Generación, un albergue para niños y adolescentes que viven en las calles de Lima que ha hecho del estudio de las aves marinas un soporte más para su reintegración a la sociedad. Los chicos de la casa hogar llevan al Cusco los dibujos y pinturas de sus pesquisas por las playas al sur de la capital.

Aves del paraíso

“Mis aves favoritas son los tamnofílidos, agrega, una familia compuesta por los llamados, hormigueros, hormigueritos, batarás y gallitos; cada una de sus especies y subespecies un reto para quien desea encontrarlos, identificarlos y, claro, tomarles la foto que se merecen”.

En Perú hay aves para todos los gustos, desde el carismático colibrí maravilloso (Loddigesia mirabilis), un aviador de 15 cm endémico del norte del país, habría que agregar que Perú es el cuarto país del planeta en endemismo aviar, hasta el águila arpía (Harpia harpyja), el amo y señor de las alturas del bosque tropical de nuestro continente.

Todo va quedando listo para que el sueño de los pajareros peruanos alce vuelo.







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