Por: Gabriel Herrera
Coordinador de Comunicaciones de Nature Services Perú
Día a día, nuestro transporte, consumo de energía, alimentación, compras y estilos de vida dejan una huella en el medioambiente. Según la «Tercera Comunicación Nacional de Cambio Climático del Perú a la Convención Marco de las Naciones Unidas», el peruano promedio emite 5,60 toneladas de dióxido de carbono (CO2) cada año, una cifra que va en aumento conforme las personas se movilizan con mayor facilidad y la economía permite la adquisición de bienes y servicios.
Desde el inicio de la Revolución Industrial, que se inició a mediados del siglo XIX, los seres humanos hemos iniciado una carrera, al parecer imparable, de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera que ha causado el aumento progresivo de la temperatura del planeta, fenómeno que los científicos han denominado calentamiento global, cuyos efectos se están sintiendo cada vez con mayor intensidad. La mayor severidad de desastres naturales como El Niño, extinción de especies silvestres, alteración de las estaciones y el ciclo hídrico, entre otros, son algunas de las alarmantes señales del cambio climático del que somos responsables.
En la Amazonía peruana, uno de los mayores sumideros de carbono y la región de mayor biodiversidad del planeta, la deforestación alcanzó, en 2017, el tamaño de 200 000 campos de futbol, sumando 143 425 hectáreas, según datos preliminares del proyecto Monitoreo Andes Amazónicos (MAAP). Si bien es una cifra menor al año anterior, la magnitud del problema es todavía alarmante. Las principales causas del problema son la tala ilegal de madera, la agricultura y la minería aluvial.
Es importante recalcar que la naturaleza es más que paisaje hermoso que alberga plantas y animales. Es mucho más que una hermosa fotografía. La naturaleza nos brinda servicios básicos como agua limpia, suelos productivos para producir alimentos, y la manutención de la riqueza genética. Estos son los llamados servicios ecosistémicos y nuestra vida no podría continuar sin ellos.
Aunque el problema ambiental parezca abrumador, existen diversas acciones que todos, trabajadores, empresarios, amas de casa, estudiantes,podemos tomar en nuestra vida diaria para mitigar los efectos del cambio climático y colaborar con la defensa de nuestros bosques y naturaleza. Conocer nuestra huella de carbono nos permite tomar decisiones para disminuirla a través del ahorro de energía, de consumir de forma responsable y movilizarnos menos y de forma más eficiente.
A nivel de empresas, diversos estudios indican que los consumidores de hoy están dando cada vez más importancia a aquellas que apuestan por ser carbono neutrales, que dan una gestión más eficiente a los recursos y tienen una mirada socialmente responsable.
Asimismo, hoy es posible, tanto para personas y empresas, apoyar de diversas formas la conservación de la naturaleza y neutralizar la huella ambiental mediante bonos de carbono o el financiamiento de proyectos de reforestación o restauración en el campo. Es importante saber que, sin importar el rol que cumplamos en la sociedad y la economía, todos podemos colaborar con la regeneración de la madre tierra y hacer más liviana nuestra huella por el planeta. Ninguna acción que tomemos es pequeña. Hoy más que nunca es necesaria la unión de las personas. Es urgente que nos convirtamos en custodios de la naturaleza.