En su segundo día, expertos hablaron acerca de la importancia de hacer partícipes a las mujeres en la conservación y recuperación de ecosistemas en el marco del programa Merese. Además, se abordó la importancia de monitorear la calidad del agua ante el derretimiento de glaciares en el Perú.
La VIII edición de Expo Agua & Sostenibilidad viene realizándose en el Centro de Exposiciones Jockey de Lima. En uno de los bloques del segundo día, especialistas y diversos representantes expusieron acerca del enfoque de género en la gestión del agua a lo largo del país, y de los riesgos en torno al cambio climático.
Bram Willems, director del Centro de Competencias del Agua, señaló en la mesa redonda “Cambio climático y calidad de las fuentes de agua: retos para la seguridad hídrica del país” uno de los peligros que enfrentan las personas en el acceso a agua de calidad.
El especialista mencionó que el Perú es uno de los países donde se está observando los efectos del cambio climático, lo cual se refleja en el retroceso de los glaciares. Sin embargo, indicó que se debe diferenciar bien aquellos impactos resultantes del cambio climático o de la variabilidad climática.
“Hay muchos fenómenos que se atribuyen al cambio climático, cuando en sí son producto de la variabilidad climática. El primero hay que verlo desde una perspectiva de escala de tiempo, de 50 a 100 años, lo cual es retador porque tenemos poca data al respecto”, sostuvo.
Destacó que los glaciares fungen como un banco en el cual se va ahorrando agua. Lamentablemente, en la actualidad se evidencia que se está gastando mucho más rápido de lo que se repone.
En este escenario, Willems manifestó que la acidificación del agua es el fenómeno que cada vez cobra más atención dado el derretimiento de glaciares. Es decir, aquellas partes de la cordillera que están siendo expuestas, se encuentran en varias zonas con un alto contenido de sulfuro de hierro que al entrar en contacto con oxígeno y agua produce ácido sulfúrico, así como dióxido de hierro.
“En la Cordillera Blanca, un caso es el del emblemático Río Negro, donde tenemos un río caudaloso con PH entre 3 – 4 cargado de dióxido de hierro. Ahí existe un fenómeno que da lugar a que la comunidad, que posee un río caudaloso, no pueda usar sus aguas ni siquiera para riego”, enfatizó.
En esta misma sesión, Nelson Santillán, especialista de la Dirección de Calidad y Evaluación de Recursos Hídricos de la Autoridad Nacional del Agua, señaló que junto con especialistas de la Universidad de Quebec (Francia) se hizo un análisis en torno a la presencia de metales como aluminio (Al), fierro (Fe), níquel (Ni), entre otros, en el río Santa, hallándose que muchos de ellos estaban relacionados a enfermedades como el Alzheimer, acidosis metabólica, carcinógenos y más.
El representante del Estado indicó que gracias a los resultados de esta investigación se pudo localizar las áreas contaminadas y las fuentes de contaminación. Añadió que, con el fin de velar por la calidad del agua, la ANA también cuenta con una red de monitoreo de la calidad de los recursos hídricos, la cual va a seguir creciendo en favor de la calidad del recurso.
“Con el Banco Mundial ya estamos instalando aproximadamente 1000 estaciones hidrológicas, entre ellas las hidrométricas. También trabajamos con nuestras sedes desconcentradas que son las Autoridades Administrativas del Agua”, afirmó Nelson Santillán.
Enfoque de género
En una de las mesas redondas, Milagros Torres, especialista de los Mecanismos de Retribución por Servicios Ecosistémicos (Merese) de la SUNASS, explicó la importancia de este instrumento y de fomentar bajo este marco un enfoque de género en que se involucren a las Empresas Prestadoras de Servicio (EPS).
“Los Merese es la transferencia de recursos económicos para la conservación y recuperación de ecosistemas en las cuencas altas que abastecen a la población de las ciudades, esto a través de un acuerdo entre las EPS y las comunidades en la cuenca media y alta donde se realiza la recarga hídrica”, dijo.
Resaltó que se ha venido dando cambios progresivos en el tiempo, como la aprobación de una directiva Merese en el 2019 incluyendo el enfoque de género, así como en el 2021 la aprobación de la política para la igualdad de género en la SUNASS, entre otras acciones.
“Esto crea un compromiso serio desde la alta dirección y un respaldo para todas las actividades que se vienen impulsando desde la institución con un enfoque de género”, subrayó.
Torres detalló que cuando hablamos de la escasez de recursos hídricos y de afectación a las cuencas, también se debe abordar el impacto directo en las mujeres. Según un estudio en conjunto con el SENAMHI, se halló que alrededor del 25 % de la disponibilidad hídrica de las cuencas del Pacífico se va a reducir a partir del 2036.
“Hay que evaluar cómo va a impactar esto en la vida de la población rural, que todavía no tienen acceso en sus propios hogares a agua, especialmente las mujeres y niños. Es una de las grandes razones por la que se pensó en un enfoque de género”, indicó.
Tulia García, representante del Centro de Desarrollo Agropecuario CEDAP, explicó a su turno que es importante partir por comprender el sistema ecológico, cultural y ambiental en el que viven las familias en la zona rural del país, con la finalidad también de empoderar a las mujeres en relación a su participación en la gestión del agua.
“El Merese tiene que entender que la familia tiene derechos sobre su territorio. Cuánto difiere el acceso a la equidad de una mujer de una familia que vive en la zona altoandina, de otras que viven en la zona media y baja. Hay dificultades. Hay necesidad de que las políticas públicas tengan que ajustar metodologías como estrategias de trabajo”, sostuvo.
También resaltó que son las mujeres quienes organizan a través de sus mapas parlantes, esquemas elaborados a mano, su diagnóstico del territorio, su visión de futuro, plan de trabajo y rotación de canchas en relación a la gestión del agua en muchos de los pisos altitudinales de la sierra peruana.