Tomás Lopes-Teixeira, representante del BID en el Perú, menciona que cada vez más entidades del sistema financiero están incorporando un enfoque ASG en sus decisiones. Además, destaca el rol de las microfinancieras en el país en el propósito de que pequeños productores en zonas rurales se beneficien de las finanzas sostenibles.

Por Renzo Rojas

Lectura de:

¿De qué manera vienen apoyando a Perú en el tema de las finanzas sostenibles o verdes?

En el ámbito de finanzas sostenibles, apoyamos al Perú con instrumentos innovadores como bonos verdes, esquemas de blended finance y líneas de financiamiento especializadas, orientadas a sectores estratégicos como la bioeconomía, la conservación de la biodiversidad y la infraestructura sostenible. Un ejemplo es el Programa para Bionegocios en la Amazonía —diseñado junto al MEF, MINAM y COFIDE— que combina préstamos, donaciones y asistencia técnica para superar barreras históricas de acceso al financiamiento. A la fecha, ha beneficiado a más de 2400 emprendimientos en regiones como Cusco, Ucayali y San Martín.

¿En qué tipos de iniciativas han acompañado al MINAM y otras organizaciones del sector financiero?

Acompañamos al MINAM en iniciativas clave como el Foro Internacional de Finanzas Verdes y el Programa de Alistamiento para la Inversión de Impacto, fortaleciendo capacidades en inversión sostenible e impulsando criterios ASG en el sistema financiero. En colaboración con Cajas Municipales de Ahorro y Crédito y las Cooperativas de Ahorro y Crédito, desarrollamos un estudio sobre la oferta y demanda de servicios financieros para bionegocios en la Amazonía, que identificó brechas en inclusión financiera, conocimiento de productos verdes y capacidades institucionales.

¿Cuál ha sido el nivel de asistencia en lo que se refiere la Hoja de Ruta de Finanzas Verdes (HRFV) en estos años?

El BID brinda asistencia técnica y estratégica para implementar la HRFV del Perú, promueve el enfoque ASG mediante talleres con la SBS y actores clave, y contribuye con el desarrollo de la Encuesta Nacional de Sostenibilidad Ambiental, que permitirá diagnosticar el avance del sector financiero frente a la sostenibilidad.

Desde BID Invest, ¿de qué manera han impulsado la implementación de las finanzas sostenibles?

Desde BID Invest, impulsamos asesorías técnicas y soluciones financieras innovadoras como préstamos, garantías, equity y bonos temáticos. Esta propuesta de valor fortalece las estrategias de sostenibilidad en el sector privado y ha generado productos especializados para poblaciones vulnerables. Hemos contribuido a la emisión de 59 bonos temáticos en la región por más de USD 4863 millones, incluyendo emisiones pioneras en Perú, tanto en el sector financiero privado como en el sistema de Cajas Municipales.

“El instrumento financiero debe ser un verdadero catalizador del cambio hacia una economía resiliente”.

A nivel del sector público y privado, en un balance, ¿cuánto considera que se ha avanzado en el Perú o la región de Latinoamérica en el ámbito de promover la sostenibilidad desde el financiamiento de proyectos o inversiones?

Estamos viendo señales de avance en la región, y el Perú no es la excepción. Cada vez más bancos, microfinancieras y entidades públicas y privadas están incorporando el enfoque de ESG en sus decisiones financieras, lo que refleja una mayor conciencia en esta materia y una visión estratégica sobre las oportunidades de la economía verde.

En los últimos años, el país ha dado pasos importantes: en 2023 emitió su primer bono soberano verde por más de S/ 16 000 millones, y en 2024 COFIDE lanzó un bono social por USD 300 millones, con una demanda casi tres veces mayor a la oferta. Además, el reciente Infrascopio, una herramienta del BID y The Economist, ubicó a Perú entre los cinco países con mayor capacidad para estructurar asociaciones público-privadas sostenibles, destacando su solidez técnica y regulatoria en sectores clave como energía, transporte y saneamiento.

«En el ámbito de finanzas sostenibles, apoyamos al Perú con instrumentos innovadores como bonos verdes, esquemas de blended finance y líneas de financiamiento especializadas».

En todo este panorama, ¿qué retos destaca en cuanto al alcance de productos financieros con un impacto positivo en la sostenibilidad?

Persisten desafíos importantes, especialmente en territorios amazónicos, donde factores como la informalidad, la baja educación financiera y la falta de infraestructura limitan el acceso al financiamiento. Muchos productos financieros no están adaptados a las realidades de los productores rurales ni a cadenas emergentes como la piscicultura o el ecoturismo. En ese contexto, el BID trabaja para cerrar estas brechas mediante fortalecimiento de capacidades, generación de evidencia y diseño de soluciones financieras contextualizadas.

¿Qué iniciativas han desarrollado para ayudar a la adaptación de los productos a las condiciones de diversos actores de la Amazonía?

A través de nuestro programa regional “Amazonía Siempre”, promovemos proyectos que integran sostenibilidad desde su diseño, articulando actores públicos y privados. Precisamente, BID Invest integra la Red Financiera para la Amazonía (lanzada en 2023 junto al IFC), que colabora con instituciones financieras para movilizar capital privado y apoyar proyectos que generen impacto económico, social y medioambiental.

¿Qué criterios deberían priorizar los instrumentos financieros sostenibles para asegurar un impacto real en la reducción de emisiones y la resiliencia frente a eventos climáticos extremos?

Para que realmente marquen la diferencia y contribuyan a la resiliencia climática, estos instrumentos tienen que generar impacto concreto, medible. También deben ser accesibles. Muchas veces, cuando hablamos de finanzas sostenibles, nos enfocamos solo en los mercados de capitales o en la banca corporativa. Pero en realidad, si queremos lograr una transición justa, tenemos que llegar también a los pequeños productores en zonas rurales y esto podemos lograrlo a través del sector microfinanciero.

En Perú, por ejemplo, solo el 22 % de la población accede a crédito formal, y esa cifra es incluso menor en áreas rurales. Eso nos dice que hay una brecha enorme que debemos atender con productos adaptados a la realidad: ingresos estacionales, informalidad, falta de garantías tradicionales.

DATO

Grupo BID está compuesto por el BID, que trabaja con el sector público y habilita al sector privado; BID Invest, que apoya directamente a empresas y proyectos privados; y BID Lab, que promueve la innovación empresarial.

¿Cómo debería ser el diseño de estos productos financieros frente a esta brecha?

Estos instrumentos tienen que estar diseñados para contextos locales, con criterios de vulnerabilidad climática, biodiversidad, resiliencia territorial desde su diseño, promoviendo incentivos reguladores y fiscales para mecanismos como seguros paramétricos, garantías públicas y blended finance. Un estudio reciente del BID y ALIDE (2024) mostraba que más del 50 % de los bancos de desarrollo en la región aún enfrentan dificultades para medir el riesgo climático o incluso para identificar qué significa una inversión verde. Eso también requiere trabajo técnico, fortalecimiento de capacidades, pero, sobre todo, acompañamiento.

¿Qué papel deben jugar los bancos, fondos de inversión y aseguradoras en la transformación del sistema financiero hacia uno que apoye activamente la acción climática?

Diría que un rol protagónico. Hoy más que nunca, bancos, fondos de inversión, aseguradoras y otros actores del sistema financiero tienen en sus manos la posibilidad de redirigir los flujos de capital hacia actividades sostenibles. En otras palabras, pueden ser parte de la solución o seguir financiando el problema.

¿En qué se traduce ese rol protagónico en el sistema financiero?

En concreto, esto implica integrar un enfoque especializado en los modelos de evaluación crediticia, diseñar productos financieros adaptados a sectores sostenibles, y acompañar a los clientes, empresas, gobiernos, productores, en sus procesos de transformación. Y no hablamos solo de la banca corporativa: también es clave que estos esfuerzos lleguen a las microfinanzas, y de esta manera a las zonas rurales, alcanzando a ciudadanos que muchas veces quedan fuera del sistema financiero tradicional.







Continúa con tu red social preferida

Al continuar serás un suscriptor gratuito

O continúa tu correo.

Escriba su correo electrónico con el que se suscribió para acceder

Suscríbete

Ya me suscribí.