Por Stakeholders

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Contribuir a la lucha contra el cambio climático pasa por la reducción de la huella de carbono de las personas y las organizaciones en el Perú. En estas últimas, las empresas tienen grandes oportunidades al emplear nuevas tecnologías como la inteligencia artificial o hasta el ‘blockchain’. No obstante, también se requiere del compromiso de todos los colaboradores.

Renzo Rojas
rrojas@stakeholders.com.pe

El Perú se ha comprometido a reducir en un 40% sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) con miras al 2030, como parte del aumento de sus ambiciones para llegar a ser carbono neutral en un futuro. En este propósito, las organizaciones en el país cuentan con un papel crucial para contribuir a asumir estos desafíos climáticos a través del cálculo y la reducción de su huella de carbono.

El planeta no puede esperar más, ya que se prevé para las próximas décadas el marcado aumento de la temperatura media global. Lograr disminuir estos registros requiere, definitivamente, reducir las emisiones de los GEI, entre ellos el del dióxido de carbono (CO2), uno de los principales causantes del calentamiento global. De ahí la importancia de los esfuerzos en la mitigación de la huella de carbono, así lo sostiene Mayra Arauco, directora de la carrera de Ingeniería en Gestión Ambiental de la Universidad ESAN.

“De seguir así, vamos a estar frente a un escenario catastrófico en poco tiempo. Cada vez estos fenómenos son más seguidos, lo que incluye hasta, como un efecto secundario, la misma pandemia”, señala.

En esa línea, el sector empresarial ocupa un rol clave debido a la producción de bienes y servicios, los cuales a la vez son transversales a otras actividades y representan en conjunto un grueso de emisiones que deben mitigarse. Astrid Cornejo, gerente general de AC Sostenibilidad, menciona que es evidente que en el Perú las empresas vienen tomando mayor conciencia sobre sus impactos y la gestión de estos. En estas circunstancias el Estado también ha tenido una función.

“Con respecto a la medición de la huella de carbono, definitivamente el Ministerio del Ambiente (Minam) ha jugado un rol relevante porque viene promoviendo la medición de huella y desplegando unos sellos que impulsan que las empresas midan sus emisiones”, indica.

Por su parte, Mayra Arauco también reconoce que con el tiempo se ha avanzado desde el sector privado. Para ella, las empresas, nuevas o antiguas, se están dando cuenta de que trabajar al respecto puede ser un gran diferencial en la actualidad.

En esa línea, el número de organizaciones que apuestan por la plataforma Huella de Carbono Perú del Minam demuestra el gran interés que suscita el tema. Astrid Cornejo manifiesta que en el 2020 la reducción de las emisiones de GEI que las organizaciones registraron fue de 385, 580.48 tCO2 equivalente. Pese a estas cifras, remarca que todavía se necesita acelerar las acciones desde la empresa.

“Por lo que hemos observado, el nivel de madurez en la acción climática empresarial está en etapa inicial. La huella de carbono es un instrumento para la transición hacia la neutralidad climática. Que las empresas realicen el cálculo de su huella de carbono es un primer paso para que identifiquen e implementen acciones que les ayuden a reducir sus emisiones, pero aún son pocas las empresas a nivel nacional que han neutralizado su huella”, afirma la gerente general de AC Sostenibilidad.

Giuliana Becerra – Directora de la Escuela de Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM)

Retos desde el sector privado

Como se explicó, medir la huella de carbono es un primer paso hacia la reducción de esta en las organizaciones. En las empresas, el proceso implica desarrollar una serie de aspectos. Giuliana Becerra, directora de la Escuela de Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), dice que es fundamental en este contexto que las empresas entiendan que hay detrás del concepto de huella, los tipos, la determinación de fuentes de emisión, etc.

“Tienen que entender cuál es el trabajo que está detrás de la medición de la huella de carbono y la diferencia también entre los estándares técnicos que son reconocidos. Algunos optan por el protocolo de GEI (GHG PROTOCOL), otros por la norma ISO-14064 Gases de Efecto Invernadero. Cada metodología tiene una especificidad que realmente hay que conocer. Ese es un aspecto importante”, subraya.

Es indispensable también entender que cualquier resultado en el tema debe conllevar un componente de sensibilización hacia las personas que trabajan en las empresas. La especialista resalta que para conseguir logros en materia de reducción tiene que haber un convencimiento y aporte del personal. En este fin, en la actualidad existen recursos desde la tecnología que pueden usarse.

“Ese es un desafío importante. Hay algunas empresas que están comenzando a emplear aplicaciones y funcionalidades para que los usuarios conozcan la cantidad de GEI en relación con su propio estilo de vida dentro de las empresas. Eso ayuda a tomar conciencia sobre cuán contaminantes son las acciones cotidianas”, asegura.

Para Astrid Cornejo, los desafíos a nivel empresarial pasan por la necesidad de un mayor compromiso constante y de largo plazo; la alineación de las estrategias empresariales hacia otras de carbono neutralidad; y la designación de un mayor presupuesto a la acción climática. Del mismo modo, añade que pueden aparecer algunas limitaciones técnicas que deberán ser afrontadas por la investigación, desarrollo e innovación.

“Para superar todos estos retos es necesario contar con un liderazgo climático de la alta dirección, el involucramiento por parte del máximo órgano de gobierno de las empresas determinará el éxito en su acción climática”, puntualiza.

Incorporación de tecnologías

La aparición de nuevas tecnologías puede potenciar la acción climática de las empresas en relación con la reducción de su huella de carbono. Astrid Cornejo indica que actualmente el blockchain se puede usarpara acreditar el origen de la energía, lo cual permite la trazabilidad y garantiza en tiempo real el porcentaje de la energía renovable que se suministra y consume en una determinada compañía.

“Este proceso es posible gracias a la naturaleza de los registros del blockchain, el cual depende de una comunidad colaborativa que almacena los múltiples registros convirtiéndose así, hasta la fecha, en una de las tecnologías más seguras y con nulas probabilidades a que la información sea vulnerada”, explica.

Giuliana Becerra menciona que, sin duda, las tecnologías juegan un papel fundamental en torno a la reducción de emisiones de GEI. El 5G es uno de esos recursos que puede aprovecharse, dado su incorporación como una tecnología estándar en muchos países del mundo. Inclusive Lima ya cuenta con zonas que tienen esta cobertura.

La realidad es que aplicado el campo tecnológico en sectores esenciales puede ser favorecedor para mitigar las emisiones contaminantes. Justamente, una de esas actividades con gran potencial, como lo sostiene Mayra Arauco, está relacionada con el mal uso del suelo: “El suelo se sobreexplota por agricultura, en el uso de fertilizantes y pesticidas, o ganadería, hay una mayor demanda de animales que emiten GEI. Son uno de los mayores emisores”.

En ese sentido, por ejemplo, emplear en las operaciones agrícolas sensores inteligentes puede mejorar el control de los cultivos, la aplicación de los fertilizantes, el uso del suelo y del agua. Giuliana Becerra confirma lo anterior y agrega que enormes cantidades de dióxido de carbono podrían reducirse sensiblemente bajo este modelo. 

“Hay informes técnicos que nos hablan de cuánto nos podríamos ahorrar en millones de toneladas de CO2 si utilizamos sensores inteligentes”, detalla.

En manufactura, en donde pueden encontrarse ineficiencias en líneas de producción y administración energética, también existen alternativas para usar tecnologías de inteligencia artificial. Y no solo ello. La captura de CO2 se viene desarrollando en las industrias a través de diferentes técnicas. Giuliana Becerra menciona que desde la biotecnología hay microorganismos que utilizan el CO2 como fuente de carbono y lo transforman en biomasa de alto valor comercial.

“Los fotobiorreactores se utilizan en conjunto con algunas empresas en las cuales se producen estas emisiones, instalan estos pequeños reactores con microalgas en la propia chimenea de las empresas. Las tecnologías son diferentes”, enfatiza.

¿Normativizar?

En el Perú, la medición y mitigación de la huella carbono tiene un carácter voluntario desde la plataforma que maneja el Minam. Cabe preguntarse si para acelerar las acciones es preciso normativizar el tema, considerando la premura que exige la acción climática. En Europa, países como España y Francia abordan la cuestión ya desde la obligatoriedad, aunque eso no estrictamente signifique el cumplimiento de la norma.

“En Francia, medir la huella de carbono es obligatorio para varias empresas. Por ejemplo, cada tres años si pertenece a un determinado sector, en función también de los alcances o el número de empleados. A pesar de esto, no necesariamente todas las empresas han venido reportando su huella de carbono. Se tiene entendido que las multas son muy bajas en algunos casos, por lo que las compañías no necesariamente estaban cumpliendo”, señala Giuliana Becerra.

La motivación va por otras aristas. Y es que, continúa Becerra, figuran grandes ventajas competitivas para las organizaciones que apuestan por medir y mitigar su huella de carbono. Una buena reputación como entidad sostenible; una mirada íntegra por todo el proceso productivo relacionada al ahorro de costos; y un mayor acceso a mercados globales dado el cumplimiento de evaluaciones y estándares internacionales son los mejores estimulantes.

“Considero, además, que los incentivos son también una oportunidad para que más empresas o instituciones se sumen. Los incentivos, financieros o tributarios, podrían tener hasta cierto punto más efecto que una obligatoriedad y una consecuente multa por incumplimiento”, detalla.

Astrid Cornejo también reafirma los múltiples beneficios en derredor de la huella de carbono. Sobre la posibilidad de normativización, destaca que el Perú haya sido el primer país en Latinoamérica en aprobar una Ley Marco sobre Cambio Climático después de la firma del Acuerdo de París, para así fortalecer y hacer vinculante las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC); aunque no descarta este aspecto en el futuro.

“Estamos a la expectativa de las decisiones que se tomarán en la COP 27, que se celebrará en noviembre en Egipto, donde se esperan decisiones enfocadas en la implementación urgente de acciones inmediatas que ayuden a garantizar una transición a una economía neta cero. En ese contexto, es una posibilidad que en el país se pueda dar algo similar más adelante”, concluye.

Astrid Cornejo – Gerente general de AC Sostenibilidad







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