
En un laboratorio de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC), un equipo de investigadores ha logrado lo que podría marcar un punto de quiebre en la salud pública del Perú: la creación de un chip que, por menos de lo que cuesta un desayuno, puede detectar células tumorales en etapa temprana y evitar su propagación. Un dispositivo tan accesible y preciso que podría reemplazar el uso de tomografías en el monitoreo de pacientes con cáncer.
La innovación, desarrollada en colaboración con la reconocida Cleveland Clinic de EE.UU., ya ha sido probada con éxito en muestras de pacientes con cáncer de mama en el país. Su efectividad ronda el 100% en sensibilidad y entre el 90% y 93% en especificidad. Pero hoy, más allá del laboratorio, la urgencia es otra: ¿qué falta para que este avance llegue a quienes más lo necesitan?
El “Chip de la Esperanza”: ciencia con impacto real
No es un diagnóstico, pero sí una alerta temprana. Este chip, denominado por sus creadores como el “Chip de la esperanza”, permite detectar el aumento de células tumorales circulantes (CTC) a través de una muestra de sangre diluida. Unas nanopartículas magnéticas hacen el resto: se adhieren a las células sospechosas y, mediante un campo magnético, permiten su identificación rápida.
Julio Valdivia, director del Centro de Investigación en Bioingeniería de UTEC y líder del proyecto, lo explica así: “Muchos pacientes esperan hasta seis meses para una tomografía. Este chip puede cambiar eso: es portátil, rápido y no requiere infraestructura compleja.”
El precio por prueba, 10 soles, lo convierte en una solución viable para zonas rurales o de difícil acceso, donde el cáncer suele detectarse tarde, agravado por la pobreza o la falta de equipos médicos.
Lo que falta: permisos, producción y voluntad
Aunque el chip ha demostrado ser eficaz, su implementación a gran escala aún enfrenta barreras. Para que forme parte del sistema de salud pública peruano, debe pasar por tres etapas clave:
- Validación clínica y regulación sanitaria. Actualmente en diálogo con la DIGEMID, el equipo de UTEC requiere el registro oficial y más estudios con pacientes para su aprobación definitiva.
- Producción masiva. Hoy solo se pueden fabricar entre 20 y 30 chips por día. Para cubrir una demanda nacional se necesita escalar la producción, una tarea que requiere inversión y alianzas.
- Financiamiento y apoyo político. El proceso regulatorio es lento, y la falta de políticas públicas que impulsen la innovación médica en el Perú frena su llegada a hospitales y centros de salud.
Una solución lista, en espera
Cada año, cerca de 70 mil peruanos son diagnosticados con cáncer. En muchos casos, la posibilidad de tratamiento depende del diagnóstico temprano, y en el Perú rural eso sigue siendo una deuda.
“La tecnología ya está. La ciencia ya respondió. Ahora es momento de que el Estado y el sistema de salud también lo hagan”, sostiene Valdivia.
Mientras tanto, el chip de la esperanza, que podría ser un salvavidas para miles, sigue esperando su entrada oficial al sistema sanitario. Porque cuando se trata de cáncer, cada día cuenta.