Un grupo de científicos estadounidenses y europeos de la Universidad estatal de Oregón (OSU) han identificados 27 nuevas amenazas de retroalimentación climática, es decir, factores que desencadenan procesos que intensifican el calentamiento global y agravan las consecuencias del cambio climático.
De acuerdo con el estudio publicado en la revista ‘One Earth’, estas situaciones ni siquiera están contemplados por los modelos climáticos.
Algunos de estos bucles -apuntan los autores- son especialmente preocupantes, como el del permafrost, en el que el aumento de las temperaturas provoca el deshielo del permafrost. Esto, a su vez, se traduce en más emisiones de dióxido de carbono y metano, con el consiguiente aumento del calentamiento.
Otras retroalimentaciones potencialmente peligrosas son la desecación o la combustión lenta de las turberas y el retroceso de los bosques.
Además de las 27 amenazas encontradas, el equipo ha halló siete «amortiguadoras» (que actúan para estabilizar el sistema climático) como la fertilización por dióxido de carbono, en la que el aumento de las concentraciones atmosféricas de CO2 provoca un incremento de la absorción de carbono por la vegetación.
Una reducción inmediata y masiva de emisiones
El estudio insta a una reducción «inmediata y masiva de las emisiones» para minimizar el calentamiento a corto plazo y reducir los desastres climáticos que ya se vienen registrando como los incendios forestales, las inundaciones costeras y otros fenómenos extremos.
El estudio también subraya la urgencia de responder a la crisis climática y de actuar «tanto en investigación como en política» para reducir de manera «inmediata y masiva» las emisiones y limitar el calentamiento futuro.
Además, pide mitigar las posibles amenazas de los puntos de inflexión climáticos, cada vez más cercanos debido a los numerosos bucles de retroalimentación amplificadores (un punto de inflexión es un umbral a partir del cual un cambio en un componente del sistema climático se autoperpetúa).
«En el peor de los casos, si las retroalimentaciones amplificadoras son lo suficientemente fuertes, el resultado probablemente sea un trágico cambio climático que los humanos no podrían controlar», apunta William Ripple, investigador de la OSU y director del estudio.